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Hace dos años y medio que se empezó a hablar de la terapia de protones en Cantabria, de sus ventajas para combatir los tumores más enrevesados, los que de otra manera tienen difícil curación. Con los niños como destinatarios prioritarios, por la capacidad y ... precisión de esta técnica de radioterapia para atacar las células tumorales sin dañar tejidos sanos y en pleno desarrollo. La oferta inicial, de la mano de una empresa privada dispuesta a abrir en Valdecilla el primer centro de protonterapia de la sanidad pública en España, fue como una lotería que la propia Consejería de Sanidad, entonces con Luisa Real al frente, no se acababa de creer. Ni ella ni muchos de los que cuestionaron las posibilidades de prosperar de aquel ambicioso proyecto que suponía el desembarco en el país de un arma letal contra los tumores más escondidos, hasta entonces accesible para aquellos que podían pagar cuantías millonarias -el precio medio del tratamiento en Europa ronda los 30.000 euros- y asumir los gastos de desplazamientos a los países que la tienen implantada: hay 74 instalaciones en todo el mundo (30 en Estados Unidos y Canadá, 23 en Europa y 21 en Asia), más otras 48 en construcción y otras 12 planificadas.
Pero el reparto de fondos europeos derivados de la pandemia sacó el plan del cajón de las dudas políticas en el que había permanecido la mayor parte del tiempo -dentro del hospital siempre se vio como «una oportunidad que no se podía dejar escapar» porque volvía a colocar la marca Valdecilla en el mapa de la excelencia, en este caso en la lucha contra el cáncer, con el beneficio en salud, investigación y docencia, más el impacto económico- y pasó a ser una iniciativa pública al cien por cien y el proyecto estrella de ámbito sanitario del Gobierno cántabro.
Prioritarios La principal indicación de la terapia de protones son los tumores pediátricos, los oculares, los situados en la base del cráneo y paraespinales.
Altamente recomendados. También son candidatos a protonterapia los sarcomas de cabeza y cuello, los tumores cerebrales, de mama, pulmón y gastrointestinales.
Recomendados El tercer grupo de pacientes que se puede beneficiar de la terapia de protones son los afectados por linfomas y tumores urológicos.
La licitación del contrato, que el propio consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, contaba que se publicara la semana pasada, aún sigue pendiente. Hace meses que está definida la ubicación de la unidad, a continuación de las instalaciones del servicio de Oncología Radioterápica, en la amplia zona vacía disponible en los sótanos de las torres; ya hay planos de la distribución de los espacios y de la localización de los búnkeres en los que se instalarán las máquinas, construidas a medida en el momento que se adjudique el contrato. No obstante, aún quedan por delante otros dos años mínimo para que los primeros pacientes oncológicos puedan recibir la terapia de protones que les puede salvar la vida. La previsión es tratar el primer año 150 casos, alcanzar los 250 el segundo y escalar el tercero a la capacidad máxima de 400 tratamientos nuevos anuales.
Los pacientes prioritarios en los que está indicado son los niños. «Es más eficaz que la radioterapia convencional con fotones porque permite depositar dosis más altas de radiación en el tumor (a mayor cantidad, más capacidad curativa) sin irradiar los tejidos sanos que están después del tumor y alrededor del mismo», explica Pedro Prada, jefe de servicio de Oncología Radioterápica de Valdecilla. En definitiva, se gana en efectividad al tiempo que se reducen o eliminan los efectos adversos.
30.000euros por tratamiento de protones es el precio medio en los centros de Europa.
74instalaciones de terapia de protones hay en el mundo: 30 en EE UU y Canadá, 23 en Europa y 21 en Asia.
Precisamente por esas ventajas es la terapia perfecta para los tumores oculares, los situados en la base del cráneo y los paraespinales, donde es más complicado (a veces imposible) llegar con el resto de terapias oncológicas sin causar daños irreparables. Siendo esos los diagnósticos que encabezan la lista de candidatos a la protonterapia, Prada destaca que también está altamente recomendado en subgrupos de pacientes con sarcomas, sobre todo de cabeza y cuello, tumores cerebrales y determinados cánceres de mama, pulmón y gastrointestinales; así como casos específicos de linfomas y tumores urológicos.
No obstante, añade, «la tendencia de tratamiento en los centros de protonterapia va evolucionando» y lo previsible es que aumenten los porcentajes de pacientes que se puedan beneficiar de esta técnica, sin perder de vista el binomio coste-efectividad. Ya se apunta a que su combinación con fármacos de inmunoncología ofrece mayores supervivencias y respuestas más duraderas. Los protones serán también el arma perfecta frente a las recaídas -tumores en los que los otros tratamientos han fracasado-.
Teniendo en cuenta todo esto, se estima que el 10% de los pacientes con cáncer que actualmente se tratan con radioterapia convencional serían susceptibles de recibir protonterapia. En concreto, la unidad de Valdecilla se calcula que atendería a aproximadamente el 9% de los pacientes oncológicos de Cantabria, Asturias y La Rioja tratados con radioterapia, ya que la estimación que se realiza para que sea rentable una inversión de estas características parte de una población diana de dos millones de personas, que es lo que se considera suficiente para copar su capacidad. El de Valdecilla, por tanto, tendría en cuenta no sólo la población cántabra (en torno a 580.000 habitantes), sino también a la riojana, la asturiana e, incluso, la castellano-leonesa, autonomías «con las que la Consejería de Sanidad tiene relaciones de buena vecindad» y remiten rutinariamente pacientes a Santander. El cómputo de las cuatro superan los 4 millones de habitantes, «suficiente para la eficiencia operativa y justificación» de la unidad. Y ello, precisa Prada, sin tener en cuenta pacientes potenciales de otras comunidades del norte, como el País Vasco o Galicia, que suman otros 4 millones adicionales de habitantes.
En la actualidad, sólo hay dos centros de terapia de protones en España, ambos en Madrid y de ámbito privado, liderados por Quirón y la Clínica Universitaria de Navarra. En funcionamiento desde hace dos años, atendieron en torno a un centenar de casos cada uno el primero y sobrepasaron los 200 tratamientos nuevos el segundo.
En este contexto, el de Valdecilla será el primero que eche a andar dentro de la sanidad pública, lo que «aportará beneficios indudables a los pacientes y apoyará, más si cabe, el estatus de contar con la asistencia sanitaria y social más avanzada de nuestro entorno», destaca Prada, que añade también «la dimensión adicional de innovación y futuro, centrada en la capacidad de Valdecilla de ser pioneros en el área de protonterapia y su desarrollo tecnológico y de I+D, atrayendo capital intelectual y docencia, y convirtiendo a la región en un polo de excelencia internacional».
Construcción y equipamiento
Aunque no se han publicado los pliegos del contrato para la construcción y equipamiento de la unidad de protonterapia de Valdecilla, valorado en 38,5 millones de euros, se cuenta con que la pelea por esta adjudicación estará entre cuatro empresas del sector: las americanas Varian (marca de los aceleradores de última generación instalados en Valdecilla) y Mevion, la firma europea IBA y la japonesa Hitachi. El Gobierno de Cantabria ha autorizado un compromiso de gasto de carácter plurianual para poner en marcha la unidad de 9 millones de euros para 2022 y de 29,4 millones para 2023. La intención de la Consejería de Sanidad es licitar «en los próximos días» el contrato, aunque esa previsión también se hizo la pasada semana y finalmente no llegó a publicarse. «Yo soy optimista y creo que vamos a acortar los plazos previstos porque todos los implicados en el proyecto estamos deseando que sea una realidad funcionante», destaca Pedro Prada, jefe de Oncología Radioterápica, quien desde el minuto uno ha empujado para sacar adelante esta unidad que convertirá al servicio de Valdecilla en el más completo de toda España en el tratamiento contra el cáncer, al tiempo que será el único centro docente de formación de diferentes profesionales necesarios para el funcionamiento de estos centros (médicos, físicos, enfermería, técnicos...). «La idea es disponer de salas de formación virtual que completen la actividad real de la unidad».
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