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DANIEL MARTÍNEZ
SANTANDER.
Viernes, 28 de mayo 2021, 07:02
De los 70.000 millones que llegarán a España de los fondos europeos para inversiones directas, la digitalización de empresas y administraciones se llevará casi el 30%, el segundo ámbito con más peso después de la transición ecológica. Carme Artigas (Barcelona, 1968) es la persona ... encargada por la vicepresidenta Calviño de diseñar los planes para plasmar en la realidad esta apuesta por un nuevo modelo y sacarle su máximo rendimiento. La secretaria de Estado de Digitalización está hoy en Cantabria para explicar a los representantes del Gobierno regional los mecanismos ideados para que las comunidades autónomas aprovechen todo el potencial con el dinero que también ellas tendrán que gestionar.
-Por los mensajes del Gobierno, todos los españoles han interiorizado que la digitalización tiene que ser uno de los motores para salir de la crisis, aunque probablemente no sepan por qué.
-Estamos en un año fundamental en el que empezará la recuperación después de una crisis sin precedentes. Y pasa por dos palancas. La transición ecológica y la transformación digital. Hemos visto durante la pandemia que el teletrabajo ha pasado del 5% al 35%. Hemos mantenido cierto nivel de actividad económica, de relación o la educación 'online' gracias a estas herramientas. Los trámites 'online' se han multiplicado un 500% y en cualquier pequeño bar ya hay un código QR para ver la carta. La digitalización ha sido fundamental y está aquí para quedarse.
-La digitalización es la segunda área a la que España destina más fondos. ¿Tan atrás estamos para que requiera este esfuerzo?
-El país ya tiene una parte importante de su economía digital: el 19% del PIB se genera en este ámbito, pero queremos que llegue al 40%. En conectividad somos mejores que la media europea y el 84% de la población interactúa con la administración por internet, pero estamos muy por debajo en la competencia digital de las personas y en la transformación digital de las pymes. En eso nos centramos en estos planes. Si no hacemos llegar las ventajas de transformación digital a las empresas, España lastrará su capacidad de ser competitiva.
-A un vecino de un pueblo de Cantabria que no tenga acceso a internet le sonará a utopía.
-España ocupa el segundo lugar de Europa en conectividad, pero nos queda mucho que hacer. En 2025 la banda ancha llegará a todo el territorio. Sin excepción. Eso es muy importante para los lugares con más problemas demográficos y para la vertebración territorial del país. Muchas personas han cambiado la ciudad por los pueblos porque gracias a la digitalización pueden trabajar en las mismas condiciones y con más calidad de vida. Queremos seguir por ahí. Queremos que afecte positivamente a la productividad, pero los planes también se han diseñado para que sean un dique de contención contra las desigualdades.
-Parece que tanto al sector público como al privado le cuesta invertir cuando los beneficios no se van a ver a corto plazo.
-Es un problema de cambio de mentalidad. Las pymes, durante mucho tiempo, han creído que la digitalización era un asunto que sólo iba con las grandes empresas. A partir de ahora todo va a ser híbrido: presencial y digital. Con la conectividad digital no está ya hecho todo, nos hace falta desarrollar capacidades. Que haya unas capacidades digitales básicas en toda la ciudadanía y que nuestras pymes entiendan las herramientas que pueden ser útiles para escalar e internacionalizarse.
-¿Cómo se consigue con este cambio ser más productivo como país, por ejemplo en el empleo?
-Por ejemplo habrá un Plan de Choque Juvenil para formarles en las áreas que requiere el mercado. Ahora ya hay más demanda que oferta en temas digitales. Hacen falta especialistas en inteligencia artificial o ciberseguridad... En modelos de negocio que igual ahora no se ven, pero que tenemos que empezar a desarrollar. Si no, llegará un momento que tendremos un 14% de paro y dos millones de puestos de trabajo que no podremos cubrir.
-Antes de la pandemia y de los fondos europeos ya se puso en marcha una Secretaría de Estado de Digitalización. ¿Se adelantaron a la necesidad?
-Fue un encargo de la vicepresidenta Calviño. Hasta ahora España se había centrado en tener las redes. Y han funcionado muy bien. Un ejemplo: España es el único país en el que no se ha caído Netflix durante la pandemia. Se vio que faltaba el siguiente paso.
-¿Sí se cayó el SEPE?
-Tuvo un ataque informático, pero es otra cosa distinta. En la que también trabajamos, porque parte de la transformación digital pasa por dar certeza y seguridad a las empresas. Hemos abierto una línea de atención telefónica gratuita (017) a la que puede llamar cualquier persona o empresa afectada por dudas, delitos informáticos y temas de adicción a la tecnología... El SEPE pasó en un día de 5.000 trámites a 90.000. ¿Quién soporta esto? Pues se logró.
-¿Qué se va a hacer para digitalizar la administración pública?Al funcionario de Justicia que hoy esté rodeado de papeles le va a costar creérselo porque es la eterna promesa.
-Queremos que sea más moderna, ágil y transparente. Se va a hacer. No tenemos más remedio. No podemos pretender que las pymes se modernicen si la administración de Justicia sigue funcionando con el papel. Habrá 2.600 millones de inversión con la digitalización del sistema público de Salud, de Empleo y de Justicia.
-¿Hay riesgo de que este proceso amplíe las brechas digitales?
-Tenemos claro que esta apuesta no la queremos hacer a costa de aumentar las brechas. Las inversiones se han pensado para reducirlas. La territorial, la brecha de género y la brecha económica. Durante la pandemia 700.000 hogares no podían dar educación 'online' a sus hijos porque no tenían acceso a ordenador. Y eso lo hemos resuelto proporcionando ordenadores. Y la brecha de los derechos, para que no perdamos en este ámbito digital el derecho a la intimidad, a la propiedad o a la libertad de expresión.
-Cuando cierra una sucursal bancaria en un pueblo porque gana peso la digitalización de procesos, ¿se aumenta esa brecha?
-Los bancos están en su propio proceso de reestructuración. Igual antes hacían falta diez sedes y ahora basta con una porque cambia la demanda. Yo hace mucho tiempo que no voy a un banco físico.
-Los afectados se quejan de que la gente mayor no está preparada para ello.
-Durante la pandemia los abuelos han aprendido a hacer conferencias con sus nietos. Cuando hay necesidad, en este país nos adaptamos. En eso actuaremos, pero es verdad que nunca lo digital puede sustituir al 100% a lo presencial.
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