Doce maneras de estar en la Unesco

Todo empezó en 1945, tras la Segunda Guerra Mundial, al tomar conciencia de «la necesidad de proteger el patrimonio cultural contra las destrucciones» tras el conflicto bélico. Desde entonces, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha puesto en marcha campañas internacionales para salvaguardar sitios tan dispares y únicos como la cueva de arte rupestre Altamira de Santillana del Mar o el templo de Angkor Vat de Camboya, pero también bienes inmateriales como la convivencia comercial y cultural de la Plaza Jamaa el Fna de Marrakech, en Marruecos.

Cantabria en ese sentido está presente en la prestigiosa lista desde 1985, cuando se declaró Altamira como Bien de la Humanidad. Luego, en 2008, llegaron las otras nueve cavidades de la región que arroparon a la 'capilla sixtina' del arte rupestre. Su declaración puso en el mapa el poderío prehistórico que tiene la autonomía a nivel internacional, ¿pero qué ha supuesto estar presente en semejante listado? «Ha supuesto un espaldarazo importantísimo para su gestión y también una proyección que nos hace visibles ante toda la humanidad», responde Roberto Ontañón, director de Cuevas Prehistóricas de Cantabria, que va más allá en la repercusión de esta lista: «La declaración ha arrastrado los grandes proyectos que teníamos pendientes, como es el Centro de Arte Rupestre de Puente Viesgo y la renovación del Mupac», explica. «Es muy difícil que el Mupac estuviera ahora mismo en pleno proceso de construcción sin la declaración de Patrimonio Mundial de nuestro arte rupestre y, desde luego, no existiría el Centro de Puente Viesgo, que es una realidad que va a ser tangible en breve», admite, ya que su apertura está prevista para 2023.

Cantabria cuenta a día de hoy con doce distinciones reconocidas por el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, de las cuales diez son cuevas prehistóricas. Acceder no es fácil. La candidatura debe proponerla el país en el que se encuentren los bienes. Después, un grupo de expertos internacionales examina la propuesta y dictamina si se justifica la inclusión del sitio en la lista. Por último, el Comité del Patrimonio Mundial, un órgano compuesto por 21 estados miembros de la Unesco elegidos, decide por votación si se acepta o no la inscripción.

¿Cómo lo hizo Cantabria? «La estrategia fue extender la declaración de Altamira, que ya lo tenía en 1985, al resto de cavidades de la región», explica Ontañón. «Altamira siempre ha funcionado como el foco principal de atracción, ha sido la 'marca' de nuestro arte paleolítico, pero tras la declaración de 2008 ya no está sola. Como dijo la Unesco, Altamira no surge de la nada sino que tiene posteriores desarrollos del arte, no se limita solo a los bisontes polícromos, y es lo que reivindica la lista».

Esa proyección internacional, por tanto, ha traído consigo «un aumento de demanda y una mayor consideración por parte del público, y esto, de cara a la gestión, es un compromiso por parte de la Administración para hacer una gestión armónica tanto desde la preservación como de posibles obras o intervenciones en los territorios con cuevas, y que ahora pasa no solo la supervisión de las órganos de gestión municipales o autonómicos, sino internacionales con el aval de la Unesco».

A día de hoy, las cuevas consideradas Patrimonio Mundial por la Unesco son Altamira (Santillana), la Garma (Ribamontán al Monte), Monedas, Chimeneas, La Pasiega y Castillo (Puente Viesgo), Chufín (Rionansa), Covalanas (Ramales), El Pendo (Camargo) y Hornos de la Peña (San Felices de Buelna). Después, en 2015, llegarían dos apartados más que incrementarían la presencia cántabra en la Lista de Patrimonio Mundial, con la inclusión de los Caminos de Santiago del Norte Peninsular, que completan el llamado Camino Francés, Patrimonio de la Humanidad desde 1993. En el caso de la región se reconoce además la ruta lebaniega, que une el Camino con el Monasterio de Santo Toribio de Liébana.

Con motivo del décimo aniversario de la inclusión de las cuevas en el listado de la Unesco, el Gobierno editó la guía '10 Cuevas Patrimonio Mundial en Cantabria', con fotografías de Pedro Saura y coordinación de Roberto Ontañón, que recorre los diez sitios y sus distintas particularidades.

Ahora, la Consejería de Cultura ha reeditado la guía, que estaba agotada, y que ya está disponible en el Mupac y «en los próximos días» también se podrá comprar en la red de Cuevas Prehistóricas de Cantabria a un precio de 6 euros.

Esta segunda tirada de la guía ha sido de 4.000 ejemplares y en ella se repasan las particularidades de cada una de las cavidades, con fotos explicativas, así como información y datos de contacto para su visita, en caso de que admitan.