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Vista general del penal de El Dueso DM
El Dueso incauta media tonelada de cannabis y 30.556 armas blancas en la última década

El Dueso incauta media tonelada de cannabis y 30.556 armas blancas en la última década

Los trabajadores del centro lamentan que «la falta de personal» les impide requisar cantidades mayores de sustancias ilegales y objetos peligrosos

Viernes, 10 de marzo 2023

Visto desde fuera parece imposible que en una cárcel sea tan «fácil», como afirman sus trabajadores, introducir droga. La imagen que trasladan los centros penitenciarios es la de recintos de máxima seguridad donde cada movimiento está vigilado. El Dueso, en Santoña, no es una excepción. Pero las cifras hablan por sí solas. En la última década los funcionarios dependientes de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias han conseguido incautar algo más de media tonelada de cannabis –508,9 kilos, concretamente entre hachís y marihuana–, 30.556 armas blancas y 315 teléfonos móviles. Son los datos oficiales que maneja el Ministerio del Interior a los que ha tenido acceso El Diario Montañés al amparo de la Ley de Transparencia.

Lo que más llama la atención es el alto número de sustancias detectadas por los profesionales, pese a que en el penal cántabro la población reclusa, de media, no supera las 350 personas. El balance de estos diez años puede parecer desproporcionado, pero un vistazo a las cifras del último ejercicio certifica que no lo es tanto. Sólo en 2022, se detectaron y decomisaron 83,3 kilos de cannabis, un 61,3% más que en 2021; 692 gramos de cocaína, un 18% más; 980 gramos de heroína, un 18,6% más, y 2.487 litros de alcohol etílico (+14,9%). Ante tal volumen de incautaciones, la pregunta es obligada: ¿Cómo se introduce tal cantidad de droga en una cárcel?

Los funcionarios de prisiones lo tienen claro. «Es que es muy fácil», afirman rotundos desde los sindicatos CSIF y Comisiones Obreras, que integran el comité de empresa de El Dueso junto con Acaip. «Las meten los propios internos cuando regresan de sus permisos y también los familiares en las comunicaciones vis a vis», explica Ignacio Crespo, delegado sindical por CSIF. ¿Dónde? «Donde no podemos detectarla: escondida en el ano y la vagina», responde.

La Secretaría de Instituciones Penitenciarias contabiliza otras sustancias aparte de las ya citadas. Y el número también llaman la atención. 70.522 pastillas de psicotrópicos, 9.806 de otras sustancias psicoactivas, 2,1 kilos de otros opiáceos, 14.604 dosis de otros psicofármacos y 5.863 dosis de antidepresivos. En el capítulo de otras sustancias (sin especificar) se hicieron con otras 97.769 pastillas.

Hay otras maneras de que la droga ingrese. El Dueso, como cualquier otra cárcel, es un recinto al que a diario entran numeroso personal ajeno al ámbito carcelario necesario para el buen funcionamiento. También la orografía del terreno ayuda. No hay ninguna otra cárcel igual en España, situada junto a un monte, El Buciero, mucho más elevado. «Antiguamente, y no hace tanto tampoco, tiraban por la noche desde el exterior pelotas de tenis rellenas desde estas sustancias», explica Iván Diego Heras, delegado sindical de Comisiones Obreras. El patio por el que pasean los presos tiene varias hectáreas, y esto tampoco ayuda. «Controlarlo sin el personal necesario es imposible. Es el más grande de toda España. A los internos no les resulta complicado encontrar de día lo que les lanzan», añade.

Falta personal

Los otros dos métodos para introducir sustancias y objetos ilegales los descartan desde el Comité. En Santoña, pese a la preocupación inicial, no se ha detectado aún ningún dron como sí ha sucedido en otros penales como el de Melilla o Soto del Real (Madrid) donde hay presos con mayores capacidades económicas para tratar de burlar los controles, ya que los recintos carcelarios no son espacios excluidos al tráfico aéreo. En el Puerto de Santa María, en Cádiz, sin ir más lejos, la Policía Nacional intercepto una de estas aeronaves cargada con un teléfono móvil y dos minibotellas de whisky. Tampoco en este tiempo ha habido funcionarios sancionados por este motivo. «No conozco el caso de ningún compañero implicado en los 24 años que llevo de servicio, 12 de ellos aquí, en Santoña», subraya Diego Heras.

Los funcionarios de prisiones de El Dueso se quejan amargamente de la escasez de personal, sobre todo en el área de vigilancia, lo que complica aún más su labor. Aseguran que hay ocasiones en las que solo hay uno para vigilar todo el patio, que es de grande como seis campos de fútbol. «La Relación de Puestos de Trabajo (RPT) está sobre los 120 funcionarios en vigilancia y nosotros no llegamos a los cien», señala el delegado de CC OO. «Si fuéramos más, detectaríamos más anomalías, pero por lo menos esperamos la llegada de otros treinta compañeros en prácticas, aunque sería bueno que fuesen de carrera y se asentasen aquí», añade el delegado de CSIF.

1.419 pinchos

No sólo drogan detectan e incautan los funcionarios. Por seguridad, Instituciones Penitenciarias sólo informa de armas blancas. Y las clasifica entre objetos punzantes, cortantes y contundentes: 30.556 entre 2010 y 2022. Los primeros son los denominados 'pinchos' y pueden estar hechos de prácticamente cualquier cosa. «Un bolígrafo, un trozo de metal... Antiguamente, hasta con huesos de pollo, a los que sacaban filo», explican desde el Comité de Empresa. Como con las drogas, el número incautado asusta, 20.441 en esta década –1.441 el año pasado–. Los cortantes son pequeños cuchillos y navajas (8.458) y los contundentes son aquellos que emplean para golpear (1.657).

Estas armas suponen una importante amenaza tanto para los propios internos como para los trabajadores de El Dueso. Por eso su principal reivindicación, tal y como les prometió el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en la visita al penal el pasado mes de septiembre, es convertirse en agentes de la autoridad. Incluso puso una fecha (antes del final de 2022) que no cumplió. «Es que esto cambiaría mucho las cosas porque cualquier agresión hacia nosotros cambiaría de una simple sanción administrativa, como hasta ahora, a un delito de agresión, por ejemplo, por el que podrían ser juzgados y condenados», explica Diego Heras. «Es necesario modernizar las Instituciones Penitenciaras. Tenemos una ley orgánica de 1979 y un reglamento penitenciario de 1981, y todo ha cambiado muchísimo en estos más de 40 años», apostilla su compañero.

El objeto del deseo

Los móviles es otro de los objetos más deseados dentro de El Dueso. Desde 2010, han incautado 315, pero 218 de ellos sólo desde 2019. «Es que hay unos modelos mini, de apenas tres o cuatro centímetros, como un mechero de grandes, que son de plástico indetectable para las raquetas de detección que usamos. Y los introducen en los mismos sitios del cuerpo, como la droga», concluyen.

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