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Ecologistas en Acción (EA) ha otorgado tres de sus tradicionales 'Banderas Negras' a Cantabria. En concreto, la asociación conservacionista ha destacado negativamente la ría de San Martín, en Suances, los espigones de La Magdalena, en Santander, y el futuro puerto deportivo de San Vicente de ... la Barquera.
El motivo esgrimido ha sido «la mala gestión» de los espigones, que la ría de Suances «sea una de las más contaminadas de todo el litoral cántabro» y el futuro puerto deportivo barquereño porque «no responde a ninguna necesidad social ni inversión con futuro». Además, asegura EA en su estudio, esta última obra «carece de estudio económico-financiero sobre gestión y explotación, amortización del gasto público, previsión y adecuación entre oferta y demanda o un balance riguroso de costes-beneficios».
El colectivo asegura que la bahía de San Vicente cuenta con la mejor calidad de los estuarios de Cantabria y mantiene un alto grado de naturalidad con varias figuras de protección ambiental y «nunca se puede considerar como una excepción al disponer de instalaciones portuarias al ser de escaso impacto y no haber degradado todavía el territorio», sostiene EA en su informe. «El Puerto Deportivo sustrae del uso público parte del dominio marítimo-terrestre, privatizando su explotación», recalcan los ecologistas.
Los argumentos para otorgar dos banderas negras a la ría de San Martín y a los espigones de La Magdalena son prácticamente los mismos que para el puerto deportivo de San Vicente.
Por lo que se refiere a los primeros, según Ecologistas en Acción, el Ministerio de Medio Ambiente, al aprobar este proyecto, no ha tenido en cuenta las posibles consecuencias para las dunas de El Puntal y el estuario del Miera, una zona declarada Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), ni tampoco los cambios en las mareas o los efectos sobre el tráfico marítimo, entre otras cuestiones que se recogían en las alegaciones a un proyecto que supondrá una inversión de 2,2 millones de euros.
Los ecologistas se remiten en su informe al Centro Oceanográfico de Santander, que ha señalado que «la construcción de diques es posiblemente la opción con mayor efecto negativo en el medio ambiente, por lo que se deberían incluir otras alternativas menos impactantes y que también ayudan a estabilizar la playa de forma menos agresiva, como es la no eliminación de algas y plantas en la limpieza de las playas».
Por lo que respecta a la ría en la que desembocan los ríos Saja y Besaya, los ecologistas afirman que, aunque la mina de Reocín y la cantera de Cuchía han cerrado, la contaminación que ha provocado su actividad centenaria permanece en los lodos de la ría: «Los vertidos industriales y mineros han provocado la presencia de altas concentraciones de metales pesados altamente tóxicos, principalmente mercurio, zinc y cobre». Además, «en la desembocadura ha funcionado un campo de tiro durante muchos años que ha llenado de plomo el fondo de la misma».
«La reapertura de algunas de las instalaciones del grupo Sniace -continúa el informe- ha devuelto unos niveles altos de contaminación». Los ecologistas reclaman un análisis del agua del estuario donde los numerosos colectores autorizados de forma individual (AAI) confluyen, provocando un «deficiente estado ecológico», según constatan diferentes informes de la Universidad de Cantabria, de la Demarcación Hidrográfica y de algunas consejerías del Gobierno.
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