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Cansancio, dolor de cabeza, problemas respiratorios, cambios de humor... Puede que, desde que el viento sur se ha instalado en Cantabria, haya sentido alguna de estas patologías. Pues no es el único. Las suradas, que parece que se quedarán, al menos, hasta final de mes, ... azotan los ánimos e influyen en el comportamiento de las personas. «Me lloran los ojos y estoy agotada permanentemente», cuenta Carlota Fernández, una joven santanderina que reconoce que en su familia «están todos igual». Profesionales de diferentes ámbitos sanitarios explican que, a pesar de que atienden problemas leves, el clima sí que afecta al tipo de consultas que reciben. De hecho, el psiquiatra Baltasar Rodero habla de «población termoestable, o meteorosensible, que son personas que sufren con los cambios bruscos atmosféricos, de presión, humedad, temperatura...».
Antonio Casero, de la farmacia Fernández Abascal, en Torrelavega, observa dos tendencias asociadas al clima de este otoño. «Notamos síntomas de tipo alérgico, problemas respiratorios, pequeñas molestias en los ojos y dolores de cabeza. No es algo abismal pero sí que hemos apreciado este cambio en los últimos días ». Además, Casero explica que las altas temperaturas están conteniendo los síntomas gripales: «Pensábamos que a principios del otoño iba a venir una fuerte oleada de resfriados, pero no ha sido así. Se hace más vida en el exterior y por eso se está retrasando bastante».
Unas patologías que también ha percibido Javier Rapado Santaolalla, propietario de una farmacia en la calle Marqués de la Hermida, en Santander. «Estas suradas siempre han dado dolor de cabeza. Pero además noto mucha patología respiratoria». A su juicio, hay que tener en cuenta que «la gente no se pone mala porque haga frío o calor, pero sí por los cambios de temperaturas, que nos trastocan a todos».
Antonio Casero
Farmacéutico
Eduardo Mora
SUAP
Baltasar rodero
Psiquiatra
«Sí que hemos apreciado un pico de incidencia, pero tampoco espectacular», señala por su parte María Jesús Cortijo, de la farmacia Cortijo Bringas, en la Alameda, también en Santander, que coincide con sus compañeros en que está atendiendo «dolores de garganta y rinitis».
En esta misma línea se encuentra Eduardo Mora, coordinador SUAP de las áreas de salud tres y cuatro. «No hemos registrado ningún impacto destacable, pero sí alguna reacción alérgica, rinitis, problemas menores de deshidratación, sobre todo en población vulnerable. Y también cefaleas menores». E insiste en que son patologías leves. Prueba de ello es que desde la Consejería de Sanidad informan de que no ha habido ningún impacto en urgencias hospitalarias como consecuencia del viento sur.
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Lo de que el viento sur agita el humor y el estado de ánimo no se trata de un tópico. Baltasar Rodero alude al efecto Foehn para explicar esta conducta: «Es uno de los fenómenos meteorológicos con más fundamento sobre las suradas». Esta teoría explica que el viento ioniza el aire, y el exceso de iones positivos afecta al estado de ánimo de todas las personas, pero en especial a los más sensibles. «Hay evidencias científicas de que esta intensa ionización positiva es la causa del incremento y aparición de ciertas patologías mentales, trastornos depresivos, crisis de ansiedad, síntomas de irritabilidad, jaquecas, aumento de la agresividad, incluso cierto compromiso de las actividades intelectuales, fundamentalmente atención y memoria», afirma el psiquiatra.
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