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A su larguísimo currículo desde que en 1991 fuera ordenado sacerdote, Alberto GatónLasheras (Bottrop, Westafalia, 1964) une un nuevo destino en Madrid como nuevo Vicario de Defensa. Desembarcó del buque escuela JuanSebastián Elcano hace dos días y viaja hacia el norte, hacia su Cantabria, donde ... tomará fuerzas para afrontar sus nuevos retos en Madrid.
–¿Cómo le ha dejado la travesía en Elcano?
–Cansado después de seis meses de travesía.Y con cinco kilos menos de peso. Pero feliz del trabajo realizado y de la relación humana que he vivido a bordo. Son experiencias que se van uniendo a la vida.
–La próxima, el homenaje que le rinde mañana, día 17, la Casa de Navarra en Cantabria.
–Estoy agradecido y feliz.
–Pero usted no es navarro.
–Pero mi madre, María Isabel Lasheras, sí. Y mi padre, AlbertoGatón, estuvo muy unido a Navarra, donde dirigió el hospital público.Allí conoció a mi madre. Siempre he estado muy unido a Navarra.
–Pero no le dan el premio por eso, sino por hacer cosas por Cantabria sin pedir nada a cambio.
–Cantabria es muy importante para mí. Quiero recordar que aquí me formé y trabajé, que soy Hijo Adoptivo de Lamasón desde 2009 y que me pierdo por Cantabria siempre que puedo.Todos en Elcano y en cualquiera de mis destinos sabían de donde era yo, en los barcos y en tierra. Allí donde voy, llevo a Cantabria.
–Camino de los 55 años...
–No, no. Recién cumplidos los 54, en mayo. No me haga más viejo...
–Lo dicho, camino de los 55 años, ¿qué reto afronta ahora en Madrid?
–Desde el 1 de septiembre la coordinación de la asistencia religiosa en el Ministerio de Defensa, en el Centro de Estudios Superiores de la Defensa, en la Escuela de Guerra y en otras organizaciones militares.
–¿Ya no se embarca más?
–De momento, no me embarco más.
–¿Va a echar de menos el mar?
–Mucho. Porque además de estar enamorado del mar, las misiones del mar son maravillosas. Sobre todo lo fue la operación Sophia, en la fragata Navarra, por la ayuda a personas necesitadas en el mar. Fue un reto ayudar a gente herida, ayudar a quienes estaban a punto de morir, fue una misión humanitaria que, a la dotación del barco, nos unió mucho, porque hemos vivido jornadas tremendas, ayudando a personas abandonadas por las mafias en el mar Mediterráneo.
–El día 11 llegó a Cádiz con el buque escuela. ¿Y ahora?
–Acabó la travesía y, en estos días, me despido de los nuevos amigos de la Armada en la base naval de Rota y, después, me encontraré con los viejos amigos de Cantabria, con mis compañeros y amigos de Lamasón. Y mi familia.
–Ha estado ausente de Cantabria siete meses. ¿Qué es lo que más ha echado en falta?
–Lo que más ha sido a mi madre y mis seres queridos. Y además, el paisaje, la comida, la calidad de vida de nuestra tierra, la primavera en la montaña y su nieve. Ahora me quedo quince días en Cantabria.
–¿Cómo afronta esta nueva etapa de su vida?
–Con gratitud a mi arzobispo, Juan delRío Martín, por la confianza que desde que entré en las Fuerzas Armadas me ha brindado. Con gratitud a mis compañeros sacerdotes de las Fuerzas Armadas, que tanto me ayudan y apoyan, y con gratitud a mis compañeros militares, porque los lazos de compañerismo se han transformado en amistad.
–¿Cómo ha sido la vida en Elcano?
–Lo mejor ha sido el trato con los oficiales y la marinería, porque hemos estado unidos en la brega con los elementos, con el mal tiempo y las inclemencias que hemos padecido. Hasta nos ha nevado embarcados, en el canal de Beagle, entre el Cabo de Hornos y Ushuaia.
–Ha pasado miedo en la travesía.
–Nunca paso miedo navegando. Estoy muy unido a la naturaleza y confío ciegamente en mis compañeros. Solo he pasado miedo una vez en mi vida militar.En el Líbano, en el año 2011, cerca de la Blue Line, que separa ese país deIsrael, con aviso de lanzamiento de misiles.
–¿Miedo a la muerte?
–Sí. Por mí y mis compañeros.
–Su madre habrá estado muy preocupada.
–Como los hijos hemos viajado mucho y hemos estudiado fuera, nuestra ausencia del hogar lo afronta con normalidad. Siempre reza por mí. He estado en dos misiones, en Líbano, con la ONU, y en la fragata Numancia, contra la piratería en Somalia, que fueron complicadas. Se enteraba de todo por El Diario Montañés.
El presidente de la Casa de Cantabria en Navarra, José Gómez Zubieta, dice rotundo que Alberto Gatón se merece el premio que le entregará mañana, día 17, a las 3 de la tarde en el restaurante Maremondo, de El Sardinero. «Se lo merece porque cumple los méritos para los que fue instituido la Estela de la Fraternidad de Cantabria. Se lo damos a alguien que haga cosas por Cantabria sin ánimo de lucro. Y eso es Gatón, una persona que lleva su tierra en el corazón y habla de ella allí donde esté». Antes que Gatón recibieron el premio, entre otros, el navegante Vital Alsar, y el expresidente de Cantabria y exalcalde de Santander, Juan Hormaechea. La comida homenaje será, además, un encuentro entre navarros en Cantabria ycántabros en Navarra y un momento de fraternidad.Para Gatón, como él mismo dice, será «un momento inolvidable».
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