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A Álvaro Fernández le está costando sacarse la rabia de dentro. No tanto por los 450 euros que le estafaron como por la sensación amarga que deja el engaño. «Me siento idiota. Ha sido un engaño muy cruel, siento impotencia», afirma. Es una de ... las víctimas de las estafas que ha dejado por el camino Héctor López Diego, el santanderino de 24 años que permanece en prisión provisional tras ser detenido el pasado 3 de octubre por estafar, presuntamente, a 37 personas con el alquiler fraudulento de pisos turísticos. «Estamos todos comunicados y a la espera de que nos vayan llamando a declarar para ver si finalmente podemos recuperar nuestro dinero», revela.
Hasta 25.000 euros llegó a atesorar López Diego tras engañar a todas estas personas; el hecho de que hayan sido múltiples las víctimas resultó determinante para que el juez haya decretado su ingreso en prisión provisional. «El problema es que tenía muy estudiado cómo resultar creíble y fuimos muchos los que caímos en el engaño», argumenta Fernández.
A él le robó en verano, cuando buscaba piso en Valladolid, donde cursa sus estudios universitarios. «Soy de Cuenca y contacté con él en agosto. Me envió las fotos de un piso. Llegó a mandarme el contrato y su fotocopia del DNI, por delante y por detrás, así que confié. Me pidió una mensualidad más la fianza, en total, 450 euros». Se los dio... y nunca los recuperó.
A medida que se acercaba octubre, y con esa fecha el inicio del curso, Fernández pidió las llaves del piso. «Primero le llamé y me costó mucho contactarle. Me dijo que se había muerto su abuela y que estaba muy mal», relata. «Luego, días más adelante, volví a intentar hablar con él y, cuando lo conseguí, me dijo que se había muerto su padre», continúa. A la tercera fue la vencida. «Llegó el 1 de octubre y no conseguía encontrarle, así que hablé con dos amigas suyas que encontré en redes sociales y fueron las que me explicaron que a ellas también las había estafado».
Cuando Fernández fue a denunciar su caso, la Policía Nacional ya había detenido al supuesto estafador. Hacía tiempo que otras víctimas afectadas en Santander habían puesto en conocimiento de los agentes otros tantos timos similares. Es el caso de M. L., que prefiere permanecer en el anonimato y que llegó, incluso, a residir con el timador en el inmueble que este ofertaba en internet y que es propiedad de uno de sus familiares. «Yo estaba buscando una habitación y este tipo me ofreció una por 200 euros. Me dijo que le tenía que dar esos 200 más la fianza de otros 200. Acepté porque el piso estaba en la calle Virgen del Camino, junto a General Dávila, en Santander, y me venía muy bien», cuenta esta otra víctima. «El caso es que luego me pidió otros 200 y aunque me parecía muy raro, se lo di porque no quería que me quitaran la habitación». Terminó por devolverle 200 euros y aún le debe otros 400.
Álvaro Fernández
Víctima de la estafa
M.L.
Víctima de la estafa
«Estuve viviendo con él allí cinco días y después me dijo que tenía que desalojar el piso durante un tiempo porque estaban haciendo unas obras. Me advirtió de que me lo había indicado en el contrato», recuerda M. L. Después de muchas llamadas y de protestas, la víctima reclamó su derecho a no quedarse tirada en la calle. «Había pagado una habitación y no podía entrar en el piso. No tenía sentido. Entonces él me respondió que me devolvía el dinero y que cerraba el piso, pero después nunca vi el dinero. Y lo peor de todo es que aún tengo allí mis pertenencias y no me ha dejado entrar a recogerlas», expone esta víctima.
Largas, excusas y evasivas. López Diego tenía una técnica impecable para desaparecer y las víctimas carecían de herramientas con las que encontrar soluciones. «Íbamos a la Policía y contábamos lo sucedido y ya le conocían, sabían lo que estaba haciendo, pero nos decían que no podían hacer nada, que no había delito y que lo más probable era que fuera un simple incumplimiento de contrato», revela M. L. «Tuvo que pasar mucho tiempo para que le pillaran».
Mucho tiempo y muchas denuncias, porque la acumulación de damnificados ha sido clave en este caso. La Policía siguió el rastro del presunto estafador: números de teléfono, direcciones IP, cuentas donde se ingresaban las fianzas de los pisos, etc. Y finalmente le detuvieron el pasado 3 de octubre; aunque las denuncias continuaron llegando a las comisarías de toda España pasada esa fecha. «Ha sido determinante la coordinación con otras comisarías del país para poder atribuir la autoría de todas estas estafas a la misma persona», revelan fuentes de la investigación policial.
Entonces quedó al descubierto toda la estrategia. López Diego colgaba en internet las fotos de pisos que nunca fueron de su propiedad y que no estaban disponibles para el alquiler y los ofertaba a precios de ganga. Las víctimas entregaban diferentes cantidades de dinero en concepto de reserva y una vez recibía el dinero, el joven desaparecía. Bloqueaba telefónicamente a sus clientes y ya nunca volvían a saber de él. Se estima que incluso hay más personas engañadas que no han denunciado. Pero la Policía logró dar con él y detenerle. También arrestó a los dos colaboradores que le prestaban sus números de cuenta para ingresar el dinero a cambio de una comisión. Las víctimas cuentan que el joven «tiene problemas con el juego».
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