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Sara había aprovechado el puente del Pilar para cogerse unos días de vacaciones. Cuando regresó de noche a su piso de Laredo, se percató de que alguien había entrado en él, puesto que no estaba echada la llave tal y como la había dejado ... ella. Al acceder al interior lo primero que vio fue el hueco que antes ocupaba su televisor de 50 pulgadas, «porque es lo que más llama la atención». «No me habían desordenado nada. Simplemente movieron un poco el mueble de la televisión para poder desenchufarla», cuenta. Cuando entró en su habitación faltaban más objetos personales, entre ellos una funda nórdica. «Todo lo que había dorado se lo llevaron, bisutería y un anillo de oro. Pero no había prácticamente nada fuera de su sitio, salvo el cajón de la ropa interior que sí estaba revuelto», apunta.
Sara comenta que la cerradura de su puerta es de la marca Ezcurra y que el cerrajero que se la cambió tras el robo le comentó que hay una llave maestra con la que se puede abrir, «dando un par de golpes». «Debieron hacer lo que se denomina 'bumping'», añade. En el asalto también le robaron una aspiradora, «algo que no entiendo, porque era corriente, no tenía mucho valor». Tal fue para compensar que no encontraron nada de dinero en efectivo: «No tenía nada guardado».
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Ninguno de los vecinos de Sara vio ni escuchó ningún ruido extraño, motivo por el que desconoce incluso qué día del puente invadieron su casa. Lo que sí sabe es que a las dos semanas, la suegra de su hermano también fue víctima de un robo de similares características. «A ella le llevaron algunas joyas de oro; tenía la misma cerradura en su domicilio. De hecho, por lo que me enteré poco después, hubo varios robos en viviendas con esa misma cerradura». El rastro en la puerta, en su caso, se limitó a unas marcas donde se había levantado un poco la pintura, pero accedió sin notar nada raro.
A raíz de este incidente, esta vecina de Laredo ha colocado una cerradura adicional, además de cambiar la que fue forzada. «Al principio me cerraba con llave cuando llegaba a casa (vive sola) y la noche en la que me enteré del robo se quedó mi madre a dormir conmigo, pero la verdad es que no he tenido mucho miedo». Cuando acudió a la Guardia Civil a denunciar los hechos, le comentaron que lo que le habían robado, salvo el anillo de oro y la bisutería, «no era lo habitual». Buscaron su anillo en negocios de compro oro pero no dieron con él. «Me llevé un buen disgusto. Es preocupante porque en diez minutos te roban y no te enteras».
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