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Casi trescientas maletas en la parada del autobús del aeropuerto de Santander ilustraban el revés de la jornada. El clima frustró ayer el aterrizaje de sendos aviones procedentes de Madrid (Iberia) y Barcelona (Vueling) en el Seve Ballesteros. Debieron llegar pasadas las 17.00 horas, ... pero las condiciones meterológicas impidieron que sus pasajeros pusieran pie en suelo cántabro, por un lado; y que 290 viajeros salieran del aeropuerto con rumbo a las dos ciudades. Los pilotos de trataron de aterrizar la nave hasta dos veces, pero no hubo manera. El motivo: «bajo techo de nubes», como aseguró el aeropuerto. En total, quedaron trastocados los planes de más de quinientas personas.
El empeño no fue suficiente para evitar que los dos aviones pusieran fin a la ruta en Bilbao, donde las condiciones meterológicas eran mucho más apacibles para aterrizar. Ahí les esperaba una flota de autobuses para llevarlos, al fin, a Santander. Miguel Ángel Ruiz es una de las personas que vivió en primera persona los dos infructuosos intentos por tomar tierra en la capital cántabra. «Estábamos muy cerca de la pista cuando de pronto el piloto volvió a alzar el vuelo. Nos dijeron que iban a intentarlo de nuevo y se creó cierta tensión», narró el viajero. Después de que las condiciones confirmaran el imposible, les comunicaron el cambio de ruta a Bilbao. «Nada más llegar ahí ya había personal de la compañía indicándonos que vendría un autobús a buscarnos para llegar a Santander».
En el polo opuesto, la confusión se apoderó de 168 personas que debían coger el vuelo a la ciudad condal, y de otras 122 con destino a la capital española. Fernando Domínguez Olivares es uno de los pasajeros que tenía tarjeta de embarque y que no pudo subirse al avión de Madrid:«Se supone que tengo que coger otro vuelo a Gran Canaria mañana, espero que pueda hacerlo». Junto a él, su familia aguardaba para conocer noticias. Tan pronto como se confirmaron los problemas, las compañías organizaron una flota de autobuses para trasladar a los usuarios. Fue una tarea especialmente complicada, al tratarse de un día festivo y a última hora de la tarde. «Esto es un desastre, yo he pagado un billete de avión y ahora tengo que ir en autobús», se quejó. Cerca de las 19.00 horas, dos autocares con capacidad para más de 80 personas fueron llegando al Seve Ballesteros, pero no eran suficientes.
Todos los pasajeros aéreos de la UE tienen garantizados los siguientes derechos básicos en este tipo de situaciones, entre otros. El código normativo incluye el derecho a la información, al reembolso o la modificación de trayecto si un vuelo es cancelado o si se le deniega el embarque. Los viajeros, además, tienen derecho a reclamar una compensación en el caso de cancelación, gran retraso o embarque denegado, y también a compensaciones. Además, tienen derecho a recibir asistencia, ya sea con refrescos, facilitando el acceso a una comunicación, alojamiento (si fuera estrictamente necesario) o un transporte.
«¿Y por qué yo no puedo montar en este primer autobús?», se quejó José Luis Madrigal ante el personal del Seve. Después de visitar Santander para acudir al Congreso de Enfermería y Salud, no pudo montar en el primer refuerzo rumbo a la capital. Tuvo que esperar a subir en una furgoneta, que llegó media hora más tarde. «No es justo, y todo esto sin recibir ningún tipo de información. ¿Qué se supone que tengo que hacer ahora para llegar a Jerez?», lamentó mientras el primer autocar ponía rumbo a Madrid.
Miguel Ángel Ruiz, Viajaba desde Madrid
Al otro lado de la acera, esperando en la dársena, Umberto Ruiz aguardaba para subirse a un autobús con destino a Barcelona. Los viajeros a la ciudad condal suponían el grupo más numeroso –168 personas– y viajaron por carretera al aeropuerto más cercano. «No nos han dicho nada de nada, tan solo que nos llevarían a Bilbao y que desde ahí volaríamos a casa. No nos han dicho nada más, ni tiempo, ni esperas ni nada», se resignó. A su lado, Luisa Martínez también cogió el autobús de refuerzo quince minutos más tarde. «La situación ha generado mucha confusión y estrés, pero no podemos hacer nada más. La compañía nos ha enviado un mensaje y ahora sólo toca esperar», aceptó. La frustración superó a decenas de personas encerradas en el Seve y algunos optaron por alquilar un coche, coger un autocar por su cuenta, o bien, quedarse en la capital cántabra. Ellos, y el resto de víctimas afectadas por las adversidades de ayer, podrán reclamar a sus respectivas aerolíneas el importe de los gastos añadidos por las molestias.
Fernando Domínguez Olivares, Pasajero a Madrid
Una de las incógnitas consistió en saber qué ocurriría con el resto de aterrizajes en la pista del Seve Ballesteros. Los viajeros temieron durante la tarde una eventual alteración de las rutas y, en consecuencia, la cancelación de sus vuelos. Pero, finalmente, los aviones procedentes de Bruselas, Weeze y Tenerife lograron aterrizar sin problemas. El último vuelo del día de ayer desde Madrid también fue desviado a Bilbao.
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