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Una mujer mira estos días sorprendida el termómetro de una farmacia de Santander. Roberto Ruiz
«Fenómenos extremos como este calor ha habido siempre, pero cada vez habrá más»

«Fenómenos extremos como este calor ha habido siempre, pero cada vez habrá más»

José Manuel Gutiérrez, director del IFCA, explica que el cambio climático «nos pone en una rampa donde olas como esta serán cada vez más intensas y frecuentes»

Álvaro Machín

Santander

Viernes, 11 de agosto 2023, 02:00

Más que asegurar que esta última ola de calor -o la siguiente o la pasada (o un episodio concreto de lluvias torrenciales o de sequía)- está directamente ligada al cambio climático, lo que sí tiene claro José Manuel Gutiérrez es que estas situaciones «extremas» van a ser «cada vez más frecuentes» en adelante. En el caso de las altas temperaturas, además, el director del Instituto de Física de Cantabria (IFCA), confirma que la relación es, en principio, más evidente teniendo en cuenta el calentamiento global. «El cambio climático arrastra las temperaturas a los extremos, redefine los extremos». Las temperaturas que se consideran 'normales' varían en tiempos cada vez más cortos. Eso ya está pasando. Y si esas medias crecen, las que consideramos extremas «lo hacen más todavía». Conclusión: «Nos tenemos que acostumbrar a convivir con estos fenómenos».

José Manuel Gutiérrez (Castro Urdiales, 1969), además de director del IFCA, es uno de los artífices del Atlas Interactivo del IV Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la ONU. Posiblemente, el mayor experto en Cantabria de estos temas. Y, seguro, el que explica estas cosas de una manera más factible, más 'bajada a la tierra'. ¿Se deben los sofocos de estos días al cambio climático? «En el caso de las olas de calor, la conexión parece más directa, más fácil de explicar, por el calentamiento global que en un episodio concreto de lluvias torrenciales, por ejemplo. Independientemente de que alguna pueda no tener que ver. En todo caso, la atribución puntual de un fenómeno concreto al cambio climático está en un segundo plano. Lo importante que trae el cambio climático es un escenario cambiante. Fenómenos extremos ha habido siempre, pero ahora cada vez habrá más. El cambio climático nos pone en una rampa donde esto será más frecuente. Y cuanto menos mitiguemos ese calentamiento global, más frecuentes».

Gutiérrez explica que «el clima se define oficialmente en ventanas de treinta años». Periodos para tomar referencias. Precisamente, el periodo de referencia actual es el tramo 1990-2020. Tomando esos datos como base para comparaciones se calculan las temperaturas medias, las 'normales' en cada etapa y las que en momentos determinados se alcanzan como extremas. Lo habitual y lo extraordinario. Y justo ahí es donde el panorama está alterado y obliga a hacer variaciones en los cálculos «casi cada década». «Cada década hay que redefinir los parámetros. Tenemos que hacerlo casi de manera continua».

Si sube la temperatura normal, lo hace aún más la extrema, lo que afecta a las proyecciones de futuro. «Los 35 grados que antes eran un extremo ahora son 38 o 40. Así que lo que era extremo en una época pasa a ser mucho más frecuente en el siguiente periodo y a finales de siglo resultará ser lo normal». Siempre que no se cambie la tendencia, claro. Y no tiene pinta. De hecho, globalmente, en julio se ha alcanzado el calentamiento de un punto y medio marcado por los expertos como tope en los Acuerdos de París. Una barrera.

«Los fenómenos extremos serán más frecuentes, más intensos y cada vez afectarán a extensiones de terreno más amplias», insiste el director del IFCA, consciente en todo caso de las particularidades de cada caso. De lo que provoca cada ola, cada lluvia torrencial, cada sequía. Y de cómo se sufre en cada zona.

Sin ir más lejos, en esta última ola de calor, en el litoral de Cantabria (y del norte, en general) «hemos tenido el efecto amortiguador del mar». «Tenemos episodios de circulación que han hecho que la temperatura en el litoral fuera más suave que en el interior». Lo que provoca cada ola determina también sobre qué terrenos afecta más o menos. «A Andalucía, por ejemplo, le afectan casi todas, pero hay matices en cada sitio que pueden modular los efectos. Ese efecto litoral, el insular...».

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