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La Fiscalía ha elevado la pena que pedía para los dos acusados de violar a una joven en un hostal de Santander de los 13 años de cárcel que solicitaba para cada uno en su calificación provisional a 18 años, mientras que la acusación particular ... ha reclamado 22 años y la defensa ha solicitado la libre absolución.
Además de la pena de prisión, las acusaciones piden libertad vigilada y el pago de una indemnización para la denunciante.
El juicio ha quedado visto para sentencia en la Audiencia de Cantabria, que tendrá que dictar sentencia en esta causa, en la que se acusa a dos chicos de Valladolid, que fueron a pasar el puente del Pilar de 2017 a Santander, de haber violado a una joven con penetraciones bucales y vaginales no consentidas.
Los hechos, según la denuncia de la chica, sucedieron en un hostal del centro de la ciudad en donde se alojaban estos chicos, que conoció cuando estaban de fiesta por la noche.
La Fiscalía y la acusación particular, que ejerce la asociación Cavas, han modificado su calificación provisional para aumentar las penas que solicitaban porque consideran que los acusados son autores materiales de las penetraciones que hicieron cada uno de ellos, pero también cooperadores necesarios en las del otro.
El abogado de los acusados ha criticado esta modificación, a su juicio «sustancial», y ha advertido de que vulnera el principio acusatorio y el derecho de defensa.
Este letrado ha solicitado la libre absolución porque entiende que no existe prueba de cargo contra los acusados y porque no se ha desvirtuado la presunción de inocencia. Según su tesis, las relaciones fueron consentidas y no hubo ni violencia ni intimidación.
Bajo su punto de vista, la denunciante ha «elaborado una película» para acusar a estos jóvenes, con un relato de los hechos que ha ido cambiando a lo largo del proceso.
Este abogado sostiene que lo que hubo en el hostal fueron unas relaciones sexuales consentidas, que la chica decidió en su libertad subir a la habitación con los acusados, y que no fue violentada ni intimidada.
Según ha señalado, la puerta de la habitación no estaba cerrada, no habían echado la llave, la chica se podría haber marchado si así lo hubiera querido, y además tuvo acceso a su móvil «y hasta envío cuatro whatsapp». «Y en ninguno de ellos relató una situación de peligro», ha añadido.
El fiscal y la acusación particular, por el contrario, mantienen que hubo violencia e intimidación, y que el relato de la denunciante ha sido coherente y se ha mantenido en el tiempo sin contradicciones. Además, sostienen que la joven no tenía motivos espurios para hacer una denuncia falsa, porque ni siquiera conocía a los chicos de antes.
El fiscal y la abogada de la acusación particular han explicado que la joven subió a la habitación porque estaba cómoda con estos chicos y se lo estaba pasando bien, y que además lo favoreció el que se había tomado unas cervezas.
Las acusaciones apoyan el relato de la denunciante y no ven creíble el de los acusados, que ven plagado de «vaguedades». «La versión que dan es imposible. Hablan de una relación sexual fabulada. No hay mujeres así», ha aseverado el fiscal, en relación a la declaración que hicieron los acusados.
La razón de que nadie oyera nada, ni gritos ni peticiones de auxilio, es, según su razonamiento, que en esa planta del hostal solo estaba la habitación de estos dos chicos y la de sus dos amigos, que estaban durmiendo con sueño pesado tras estar toda la noche de fiesta.
En esta última sesión del juicio se ha escuchado a los últimos testigos y las declaraciones de la psicóloga y la médico del Instituto de Medicina Legal que examinaron a la denunciante.
La médico ha afirmado que cuando vio a la joven no le dio la impresión de que simulara. Según ha explicado, la vio sola, con la cabeza inclinada, llorosa y «muy abatida».
Fue «muy colaboradora» y ofreció el mayor número de detalles que pudo, aunque «se la veía abatida y triste». También tenía unas lesiones leves en la zona vaginal, pero la médico cree que podían deberse a que no estuviera «suficientemente lubricada» al mantener la relación.
La psicóloga ha comentado que la denunciante padece estrés postraumático, que suele darse tras una vivencia grave y en víctimas de delitos sexuales.
También se ha conocido en esta última sesión del juicio el resultado una prueba pericial, de parte de la defensa, según la cual de haber habido gritos o voces en la habitación de los acusados se habrían oído en la de sus amigos, que ayer aseguraron que no escucharon nada.
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