Secciones
Servicios
Destacamos
Con el bocarte camino de abandonar el escenario cantiles abajo frente a Asturias y con el bonito a punto de asomarse por Galicia, buena parte de la flota de Cantabria se prepara para encarar otra de las principales costeras del año. Una campaña, ... además, que palíe las estrecheces que han dejado en su economía el tener que trabajar el verdel a medio pistón y, luego, faenar el bocarte en plena pandemia con las limitaciones que supuso, incluido dejar a la flota en tierra tres semanas. En esa transición anda la decaída flota: una parte de los cerqueros desarbolando aparejos y preparándose para pescar bonito y algunos de los de cacea rumbo o en aguas ya del Atlántico, buscando las primeras puntas de atunes blancos. El resto de los barcos de cerco continuará una semana más al bocarte y los de artes menores aguardarán a que el bonito acabe por entrar al Cantábrico.
El gremio pesquero vive en constante preocupación. Los números no salen. Si en la costera del verdel se les pagó el kilo a la mitad que el año anterior, en la del bocarte han venido a cobrar, de media, casi un euro menos por kilo pescado que el año anterior. «La campaña está siendo deficitaria. Nuestro objetivo estaba puesto simplemente en cubrir gastos y ni siquiera todos lo han conseguido», señala Miguel Fernández, patrón mayor de Santoña, en relación a la aún inacabada costera del bocarte tras referir que la cotización media de ese pescado en lonja está saliendo a 1,17 euros el kilo cuando el pasado año se pagaba a 2,07 euros.
El presidente de la Cofradía de San Vicente de la Barquera (donde, curiosamente, se han subastado 1,3 millones de kilos, cifra nunca alcanzada allí) lo refrenda: «La pesca este año ha valido menos. Por la misma calidad se ha pagado muy por debajo que otros años. Ha habido pescas de 40 'granos' (piezas por kilo) que han ido para retirada». Y cuantifica la merma: «Los barcos han perdido un tercio respecto a la facturación del pasado año. Y eso es dinero».
Noticia Relacionada
Para César Nates, al frente de la Cofradía de Pescadores de Laredo, el miedo con el que han trabajado las fábricas de conservas debido a las circunstancias impuestas por el coronavirus puede ser una de las claves. «Se han aprovechado de ello. Por un lado, por el tamaño medio del bocarte, y por otro, debido a los problemas y limitaciones para trabajar y contratar a gente para descabezar, quizá no hayan tenido tantas ganas o necesidad de abastecerse». A pesar de todo, Nates sostiene que «el pescado bueno que se puso en lonja debería haber sido más caro».
También el consejero Guillermo Blanco ha reconocido que la costera «ha sido una de las más negativas en lo referente a precios de venta», pero destaca la valentía de los pescadores ante las difíciles circunstancias «para salvar la campaña» que va a significar su supervivencia. Hasta la fecha, la flota cántabra ha capturado 4.294 toneladas que han reportado 5,9 millones (por la misma cantidad el pasado año les hubieran pagado 7,7 millones).
Entre tanto, un puñado de barcos de cacea cántabros navega al noroeste de las Azores trabajando su primera marea (el 'Nuevo Chisu' pejino ya está de regreso, seguramente con destino al puerto de Avilés). «Llegan buenas noticias del Atlántico, de buena pesca», apunta Nates, «y eso anima».
Bustamante también tiene referencias de que «hay más pesca que nunca, y eso es esperanzador». El año pasado el bonito madrugó y se presentó en el Cantábrico a mediados de junio; la esperanza de los pescadores es que las puntas de atún blanco entren a alimentarse por los mismos derroteros de entonces. Fernández también confía en que el bonito vuelva a entrar pronto con la esperanza de «que los precios sean como el año pasado. Las fábricas van a ir bien abastecidas».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.