![Los forenses descartan las heridas de bala o de arma blanca en la muerte de Javier Borrás](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2024/01/11/90707358-kIT--1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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A. VERANO / A. MACHÍN
Santander
Viernes, 12 de enero 2024, 01:00
El cuerpo de Antonio Javier Borrás apareció amordazado en un coche. Estaba en el garaje del bloque en el que residía, en el número 137 de la Avenida de Los Castros, en Santander. Había recibido golpes y, un primer análisis policial, determinó que había signos claros de violencia ... . Pero en esa primera inspección sobre el terreno no parecía haber indicios de heridas producidas por arma blanca o disparos. Y justo eso -confirmarlo- está entre las primeras conclusiones de los dos forenses que están realizando la autopsia en el Instituto de Medicina Legal de Santander. Primeras, porque hoy seguirán haciendo pruebas para determinar cuál fue exactamente la causa de la muerte, un aspecto clave en la investigación. Si el hombre, de 63 años, murió directamente por los golpes, como consecuencia de esas señales de violencia, o por otra causa. El cómo para luego centrarse en el por qué y en el quién. La Policía no descarta ninguna hipótesis, pero sobre la mesa, en primer lugar, está el posible vínculo de lo sucedido con un asunto de drogas.
Borrás (al que muchos conocían por sus apodos, 'Javi Kikos, el abuelo' o 'Tío Ja', entre otros) era natural de Mieres y afincado en Santander. Tenía antecedentes. Según fuentes cercanas a la investigación, le constaban, al menos, dos sentencias condenatorias de la Sección Primera. Una de conformidad y otra ratificada por el Supremo tras un recurso. Además fue absuelto en otro caso en el que se le juzgaba por tráfico de drogas durante su estancia en el penal de El Dueso, en el que estuvo recluido. Precisamente de esa etapa, personas que tuvieron contacto con él en prisión le definen como un interno con buen comportamiento, nada conflictivo. «Todo lo contrario». Y, destacan, con «muchos contactos» entre los nombres protagonistas habituales del «menudeo en Santander». Esas mismas fuentes indican que fue excarcelado en febrero de 2022. Es decir, hace ahora casi dos años.
Las claves
En prisión De su paso por El Dueso se le recuerda como un interno nada conflictivo y con buenos contactos
La autopsia Dos forenses continuarán hoy haciendo pruebas para determinar la causa de la muerte
La Policía está recopilando todos estos datos para avanzar en la investigación. El miércoles recibieron una llamada de una «persona del entorno familiar» de la víctima. Echaban de menos a Javier desde hace días (habían denunciado su desaparición) y lo encontraron en el garaje. A partir de ahí, se pusieron a trabajar. Primero, en el propio garaje y en el vehículo. Después, por la tarde, varios agentes subieron al piso en compañía del hermano de la víctima.
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Ayer continuó el trabajo policial tomando declaración a todo el entorno del fallecido. Además, se trabajará en la revisión de las cámaras de seguridad de la zona y en las pistas a las que se podría acceder a través del móvil del fallecido. Todo, a expensas de los resultados de la autopsia, que se antojan como un elemento determinante. De hecho, en tanto concluyen las diferentes pruebas que se están haciendo, el cuerpo no podrá aún ser enterrado o incinerado.
«No sabemos muy bien cómo ha aparecido ni lo que le han hecho. Necesitamos que nos cuente la Policía. Y la verdad es que no sé muy bien qué ha podido pasar para que le hagan esto», comentaba el miércoles a este periódico el hermano del fallecido junto al portal de la vivienda de la Avenida de Los Castros. Fue justo antes de entrevistarse con los agentes a cargo de la investigación. Ayer optó por no hacer declaraciones.
En el vecindario -se trata de una zona tranquila, un bloque de cuatro portales que da a la misma carretera- muchos se enteraron de lo sucedido por la noticia que publicó El Diario Montañés en su página web durante la tarde del miércoles. Otros, por su parte, se alertaron por el revuelo del coche de la funeraria o de los vehículos policiales que se acercaron al lugar de los hechos. «Yo no tenía ni idea, pero vi coches y más coches de la Policía y me imaginé que algo había pasado», le decía una mujer a otro vecino junto a su portal en un corrillo.
Allí mismo, los agentes inspeccionaron en 2013, con la autorización judicial correspondiente, el piso en el que vivía Borras tras su detención en el momento en el que realizaba una venta. En la vivienda «se encontraron los útiles habituales para desarrollar el hecho delictivo, 575 gramos de cocaína, una cantidad similar de sustancia para la conservación del material aprehendido y unos 85.000 euros en efectivo».
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