Una formación necesaria para salvar vidas

«Necesitamos que sepan practicar la reanimación cardiopulmonar y que sepan también utilizar los desfibriladores semiautomáticos que podemos encontrar en muchos edificios públicos», razona Torrijos, que de hecho recuerda que hay multitud de aparatos que están en desuso en muchos ayuntamientos rurales, centros educativos y deportivos porque nadie sabe usarlos. «Deberíamos ser más conscientes de lo importante que es tener estos conocimientos porque son la diferencia entre poder salvar una vida o no».

En Campogiro, los agentes se han dividido en grupos y han fraccionado la instrucción en dos fases. Una primera teórica, en la que se les transmiten los conocimientos centrados en buena medida en la detección de este tipo de afecciones: «Son los síntomas que podemos presentar todas las personas que estemos sufriendo un ataque al corazón, por ejemplo».

Después viene la parte práctica. Los sanitarios utilizan un maniquí de adulto y otro de bebé para entrenar sobre el terreno la reanimación básica. «Lo más importante es la postura y luego saber cómo poner las manos y los movimientos, así como el número de repeticiones que hay que hacer», cuenta una de las instructoras a una agente que prueba esta técnica. Los demás atienden atentos a todos los detalles de cara a que llegue su turno.

Entre los agentes hay muchos integrantes de los equipos Roca, la división desplegada en los entornos rurales para atender cualquier necesidad de los ciudadanos que habitan las zonas más despobladas. «La finalidad de todo esto es dotar a estos profesionales de una mayor capacidad para abordar situaciones que requieran una respuesta inmediata de auxilio de personas en las zonas más aisladas y también en el espacio marítimo, lugares donde muchas veces llegamos antes que los sanitarios», acreditan fuentes de la Guardia Civil.

En mitad del entrenamiento, los sanitarios preparan los simuladores de desfibriladores. «Son aparatos muy sencillos y con un uso muy intuitivo, pero lo normal es que los ciudadanos que no están familiarizados con ellos tengan temor a utilizarlos mal», comenta Torrijos.

No puede suceder eso con estos agentes, que tras esta semana estarán preparados para prestar esa primera atención, algo que, según muchos de ellos, hacía tiempo que venían demandando. «Necesitamos tener estos conocimientos porque tenemos las herramientas pero a veces no sabemos usarlas. Todos los miembros de este Cuerpo deberíamos tener formación en esto», expresa Amós Saro, brigada de Laredo.

Sucede algo parecido en otros países. En EE UU uno de los requisitos básicos para ejercer de bombero en muchos estados es tener formación como paramédico. «Pues nosotros vendría a ser algo parecido», añade David de Prado Tovar, sargento en Renedo. «A veces es cuestión de segundos o de pocos minutos que una persona pueda vivir a que muera, y esa diferencia puede estar en nuestras manos con los conocimientos adecuados», opina.

Su experiencia en el mundo rural le ha enseñado que este requisito debería ser obligado para todos. «A veces la cobertura sanitaria no es la misma que la que podemos tener nosotros. En otras ocasiones somos nosotros los que solicitamos esa cobertura. Si podemos reaccionar los primeros y salvar vidas, mejor», insiste en una pausa de la instrucción que se celebra esta semana en el pabellón del cuartel de Campogiro.