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MADA MARTÍNEZ
SANTANDER.
Sábado, 7 de diciembre 2019, 07:53
Paloma Grimaldo y Gerardo Palomo llevan apenas una hora en Santander. Avanzan por una de esas pasarelas del Centro Botín que hacen que el visitante se sienta suspendido sobre la bahía. Miran alrededor: a un lado está el mar, hoy como un plato; y ... al otro se topan con la vista de la cara sur de la ciudad que ha posibilitado el proyecto de Renzo Piano. Paloma y Gerardo proceden de Monterrey, ciudad al noreste de México, y están en Santander visitando a unos amigos. Pasarán en Cantabria todo el puente, conociendo la capital, Comillas y Santillana del Mar, y tienen pensado también subir a Peña Cabarga, quizá para ganarse otra perspectiva distinta de la ciudad. ¿Y por qué comenzar por el Centro Botín? «En Santander, creo que es lo más turístico», comentan antes de proseguir con su paseo por la terraza de la primera planta.
El centro de arte de la Fundación Botín funciona como un imán para muchos de los turistas que se han animado a pasar estos días de vacaciones en Santander y en la región. Su arquitectura, transitar por las pasarelas y asomarse al mar, seduce. Por el edificio y alrededores paseaban ayer los primeros visitantes del puente de la Constitución, con sus mapas doblados y los móviles a punto para autorretratarse o captar el reflejo de la luz en el mar.
Ana Cruz y Alex Nebot, pareja barcelonesa, caminaban a media mañana cerca de los Jardines de Pereda. Estarán hasta el lunes en Cantabria, entre la capital y la zona occidental. Ana es honesta: de primeras, la propuesta que le hizo su compañero de visitar la región no le acababa de convencer. «Al principio no me llamaba la atención, pero ahora que estoy aquí me está gustando mucho», revela. Han viajado directos en avión desde Barcelona, organizarse no les ha costado mucho, y, además, en el hotel donde se hospedan les han hecho algunas recomendaciones sobre qué visitar o dónde detenerse. Ayer, ya habían recorrido los paseos y callejuelas del centro y habían suplido el cierre de las tiendas acercándose al mercadillo navideño instalado en la plaza Alfonso XIII. Los siguientes días recorrerán, en coche alquilado, la línea de costa entre la capital y San Vicente de la Barquera. Alex, que ya conoce el tramo de norte asturiano y que es el promotor de esta escapada, estaba satisfecho con su elección: «Recomendaría visitar Cantabria. Quería venir cien por cien a Santander. Me gusta mucho el norte».
Josep Lladonosa | Lleida
Visitantes literalmente recién llegados a la ciudad y santanderinos con ganas de probar -o comentar- las atracciones navideñas componían la estampa matutina del centro urbano. Poca aglomeración, muchos paseantes a lo largo del frente marítimo -un trayecto practicado y casi venerado por el santanderino-, terrazas a punto de animarse, gorritos de lana y un grupo de niñas suplicando a los adultos un deslizamiento más por el tobogán gigante.
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La familia Lladonosa-Aguirre, procedente de Lleida, había completado a mediodía buena parte del recorrido previsto por esa zona centro, desde el Ayuntamiento a la Porticada con parada en una catedral a punto de cerrar sus puertas al público. A Josep Lladonosa le hubiese gustado, además, conocer el interior de la Biblioteca Menéndez Pelayo, pero ayer seguía cerrada -lleva así desde hace meses para someterse a una remodelación integral-. La familia iba a dedicar la tarde a la zona de El Sardinero, y quizá se animasen a ver al Racing en acción... La familia -Josep, Esther, Andreu y Raquel- repetía visita a la comunidad. «Hemos repetido. Nos gusta mucho Cantabria. De las comunidades cantábricas, diría que es la mejor. Nos gusta mucho su gastronomía», resumía Josep.
Mamen Allué | Madrid
Con base de operaciones en el Balneario de Solares, los Lladonosa-Aguirre tenían claro que visitarían el Parque de la Naturaleza de Cabárceno durante sus minivacaciones de diciembre. El zoológico, que se extiende sobre una antigua explotación minera a cielo abierto, es otro imán para el visitante. Figura en muchos de los paquetes turísticos que se ofertan. Ayer recibió 2.777 personas, informó Cantur, una cifra ligeramente superior a la del pasado año en esta misma fecha.
La Sociedad Regional Cántabra de Promoción Turística ofreció ayer más datos: a El Soplao accedieron 829 personas (casi 300 más que el pasado año), de las que 792 realizaron la visita por la zona de pasarela y el resto eligieron la opción 'aventura'; y otras 1.205 personas se animaron a salvar un desnivel de 753 metros a bordo de Teleférico de Fuente Dé.
Mamen Allué, de Madrid, y su familia habían planeado la escapada con tres meses de antelación. «Somos muy previsores», comentaba a la salida del hotel donde se alojan. En Santander se reúnen estos días con otra pareja de amigos madrileños. Ayer recorrieron Santander, con parada en el Centro Botín, y el resto de días los dedicarán a visitar Limpias y Laredo. El domingo lo pasarán en Bilbao, con idea de visitar el Guggenheim. Allué está contenta de repetir visita a la comunidad. «Cantabria es un paraíso, y lo es mucho más si hace buen tiempo».
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