«Las fundaciones llegamos donde los políticos no»
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Cuando tiene la mínima oportunidad, se escapa a Cantabria, huyendo del calor sevillano. Amigos como Revilla le acogen sin dudarBertín Osborne no sabe decir no a la belleza. Así le ocurre con Cantabria. Pero en esta historia de amor contó con un 'celestino', el presidente Miguel Ángel Revilla, quien lleva diez años haciendo de cicerone para el cantante y presentador, hasta el punto de ... que cuando quiere huir del calor del verano en Sevilla, se refugia en Comillas, en casa de amigos. Incluso llegó a tener una parcela en Cóbreces. De la región le gusta todo, hasta sus andares, aunque procura cuidarse, y más que de plato de cuchara es de chuletón.
-¿Si Cantabria le dice «ven», usted lo deja todo?
-(Risas). Soy buen amigo de Miguel Ángel (Revilla), y si él me llama para que le eche una mano con algo, no lo dudo, y viceversa. Además, siempre es agradable venir aquí. Vivo en Sevilla y cuando aprieta el calor, no puedo con ello. Odio el calor asfixiante. Y en verano, en Cantabria hace muy buena temperatura. Fíjate si me gusta, que hace unos cinco años llegué a veranear en Comillas con mi familia. Tengo muchísimos amigos en la zona.
-Ha sido el padrino de la Feria de Caza y Pesca y Productos Agroalimentarios de la comarca de Liébana. ¿Es más de caña o de rifle?
-Mucho más de rifle. No tengo mucha paciencia para la pesca. Cazo desde que tengo uso de razón. Va en mi genética y me duele la enorme ignorancia que hay en torno a la cinegética. Los cazadores somos los mejores conservadores de la naturaleza y muchas veces tenemos que hacerlo por obligación. Si no cazamos, tendríamos un gran problema. Fíjate lo que ocurre en Cataluña, donde los jabalíes llegan hasta las urbanizaciones y provocan accidentes de tráfico.
-¿De qué productos disfruta más cuando está en Cantabria? ¿Ha cocinado aquí algún plato?
-He comido de todo. Miguel Ángel me surte de anchoas todos los meses. También he comido una carne magnífica. Me encantan los platos de cuchara, pero intento cuidarme. Con mis dos metros de altura, si me descuido, soy como un armario. Prefiero la carne. Y sobre si he preparado algún plato de aquí, he de confesarte que no soy cocinillas, engaño muy bien (risas).
-Cantabria se encuentra entre dos destinos turísticos que suponen una tremenda competencia, País Vasco y Asturias. ¿Cómo percibe Cantabria en el resto de España? ¿Cree que es efectiva la promoción que se hace de la región?
-Pienso que es al contrario. De estas tres zonas, el destino principal, desde mi punto de vista, es Cantabria. Así lo percibo. La gente de Madrid y Sevilla, de mi entorno, más del 50% viene a Cantabria. Que conste que las otras dos comunidades son preciosas, pero esta región se lleva la palma. El boca a boca hace efecto. Y ha mejorado todo muchísimo, como Comillas.
-¿Qué llegó antes, su estrecha relación con el presidente Revilla o su afición por el norte?
-Llegó antes mi relación con el presi. Descubrí Cantabria gracias a él. No he conocido un relaciones públicas de ningún lugar de España como él. No he visto un tío con más amor y cariño a su tierra que él. Hasta una vez me trajo sólo para comer queso. Es un personaje muy curioso, que me ha conquistado, hasta el punto de venir a veranear a Comillas hace unos años. Cada vez que tengo un compromiso laboral aquí, aprovecho para venir unos días antes, porque lo disfruto mucho. Revilla y yo nos llamamos casi todas las semanas, aunque tengo que decir que habla más él que yo, y tengo que escucharle cantar rancheras y eso estrecha mucho la relación. Se cree Plácido Domingo (risas). Siempre le estaré agradecido por aquel día, hace diez años, que vino conduciendo su coche a Madrid para una presentación de la Fundación Bertín Osborne, y se volvió después a su casa.
-La Fundación que lleva su nombre nació para cubrir necesidades de niños con lesiones cerebrales, como su hijo Kike.
-Las fundaciones existen porque los políticos no hacen su trabajo. Tenemos que llegar a donde ellos no llegan. Nosotros tenemos que cubrir el vacío institucional para ayudar a la gente desfavorecida. Trabajamos por nosotros y por ayudar a otros, no tan afortunados. Con el despilfarro que hay de dinero público, que haya gente que no pueda comprarse una silla de ruedas para su hijo, porque cuestan, las más baratas, 6.000 euros, es inmoral. Deberían estar pagadas por la sanidad pública. El 80% de las dos mil familias que forman parte de nuestra fundación, no tiene dinero para ello. Da vergüenza.
-Acaba de lanzar una nueva canción, un reguetón, 'A fuego lento', un estilo muy distinto al que nos tiene acostumbrados, en colaboración con Carlos Baute. ¿Cómo surge?
-Es la avanzadilla de un disco que he grabado para celebrar mis 50 años en la música. Las letras las he escrito íntegramente yo, durante el confinamiento. En cuanto al primer single, la música no es mía, pero me pareció muy divertida y le pedí a Carlitos (Carlos Baute), que es muy caribeño, que me acompañara. El disco se publica en septiembre.
-Al hilo de 'Mi casa es la tuya', ¿en qué lugar de Cantabria le gustaría tener una casa?
-Hace unos años comencé a construir una casa en Cóbreces, pero con la crisis de 2008, la constructora quebró. Me da mucha pena cuando paso por delante y veo el esqueleto.
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