Nuestra Federación Española de Cáncer de Mama (Fecma) y las 42 asociaciones federadas, entre ellas la Asociación para la Ayuda a las Mujeres de Cáncer de Mama de Cantabria (Amuccam), volvimos a conmemorar el pasado 19 de octubre el Día Internacional del Cáncer de Mama.
Ante algunos mensajes interesados, reiteramos nuestro compromiso con un sistema de salud de gestión pública, que ofrezca una atención integral, personalizada, multidisciplinar y de calidad, de acceso universal y gratuito. Nuestra sanidad pública mantiene prestigio y confianza, y vamos a trabajar para que esos valores no se deterioren.
Defendemos un sistema público de salud que forme parte de nuestro Estado de bienestar y que garantice, desde la solidaridad, una cartera de servicios única y común, como elemento de equidad que, con independencia de la administración gestora, garantice la igualdad en el acceso a servicios y prestaciones. Los esfuerzos por la resolución de las desigualdades sanitarias y el trabajo a favor de la equidad, debieran ser objetivos a conseguir y representar líneas estratégicas de las administraciones sanitarias que gestionan el sistema nacional de salud.
Nuestra Federación Española de Cáncer de Mama (Fecma) y las 42 asociaciones federadas aceptamos un modelo descentralizado que da autonomía a las comunidades autónomas en la gestión del sistema nacional de salud, pero reclamamos mecanismos de coordinación de las políticas sanitarias, cautelas para que el sistema no sea disfuncional, un consejo interterritorial operativo y un fondo de cohesión sanitario que garantice realmente la igualdad de acceso a la asistencia sanitaria pública en todo el territorio español. Nadie con rigor científico puede dudar del valor de las mamografías y de la importancia de la detección precoz en cáncer de mama, por ello apoyamos los programas de detección precoz promovidos y gestionados por el sistema público de salud.
Como ciudadanas y como pacientes nos preocupa el futuro de nuestro sistema nacional de salud, porque si no hay respuestas y soluciones a la sostenibilidad se ponen en riesgo las características básicas de nuestro sistema, especialmente su universalidad. Si es cierto que se ha superado la crisis económica, se debe constatar que el gasto público en sanidad recupera los recursos perdidos desde 2009.
El movimiento asociativo de mujeres-pacientes de cáncer de mama reivindica la igualdad y no se resigna a que la vida y la salud se contabilicen como un elemento del presupuesto de gasto. La sanidad también es una inversión y un sector generador de crecimiento, bienestar y empleo.
En el cáncer de mama insistimos mucho en los índices de supervivencia, que afortunadamente son altos
Los problemas de nuestro sistema sanitario no se solucionan con ajustes y recortes en personal, inversiones, servicios y prestaciones, sino con la racionalización del gasto, con medidas en prevención, con aplicación de las mejores prácticas y con una colaboración activa entre las administraciones de las comunidades autónomas.
Fecma y las 42 asociaciones federadas somos conscientes de disponer de buenos profesionales sanitarios y confiamos en el sistema nacional de salud, aunque deberá incorporar aquellas reformas que sean útiles para adaptarse a las nuevas necesidades, para atender a las demandas y reclamaciones justas de los pacientes y responder con acierto a las nuevas realidades sociales. Reiteraremos, cuantas veces nos sea posible, que es necesario un pacto de Estado por la sostenibilidad, la cohesión, la suficiencia presente y futura y la calidad de nuestro sistema sanitario, con el compromiso de las administraciones sanitarias y de todos los actores implicados, incluidos los pacientes.
En el cáncer de mama insistimos mucho en los índices de supervivencia, que afortunadamente son altos (82,8%), pero no olvidamos que el 20% de mujeres con cáncer de mama desarrollarán metástasis y que el 6% de mujeres ya presentan cáncer de mama metastásico en el diagnóstico, un cáncer cuya atención exige atención específica. Siguen formando parte de nuestras prioridades: el número creciente de mujeres jóvenes con cáncer de mama; los efectos adversos y las consecuencias en el ámbito familiar, laboral y profesional que produce el cáncer de mama y no olvidamos nuestro derecho a una segunda opinión y a disponer de una información objetiva, veraz, completa y comprensible.
Y mantenemos nuestras reivindicaciones a disponer de una asistencia psico-social; de una gestión eficaz de las listas de espera; de cuidados paliativos para pacientes en estadios avanzados y de evaluar los riesgos de mujeres susceptibles de presentar síndrome hereditario de cáncer. No entendemos que debamos reivindicar un año más la necesidad de registros poblacionales homogéneos y actualizados de cáncer.
Apoyamos los ensayos clínicos, la investigación y la innovación, porque la mayor supervivencia y avanzar en el tratamiento personalizado en oncología se obtienen aplicando nuevos conocimientos. Porque no hay pacientes iguales ni tratamientos estándares, se trabaja desde una medicina personalizada. Consideramos urgente la interoperabilidad de la tarjeta sanitaria en todo el territorio del sistema nacional de salud y la plena compatibilidad entre las distintas comunidades autónomas de las recetas y la historia clínica electrónica.
Las mujeres con cáncer de mama, que tratamos de mantener una actividad física y hábitos de vida saludables, no renunciamos voluntariamente a nuestro futuro vital, aunque sea un futuro con dudas y miedos. Convivir con la enfermedad es complicado y más cuando hay metástasis con efectos en la dimensión personal, en la vida familiar y con consecuencias en el proyecto laboral o profesional de cada mujer. Nadie pensamos que la andadura desde el diagnóstico iba a ser fácil pero, desde el aliento de esperanza que nos señalaron otras mujeres, nos atrevemos a pintar un futuro en femenino, sin prescindir de sueños y aventuras.
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