El primer temporal lanza un serio aviso sobre el estado de los ríos y el riesgo de inundaciones

El Gobierno de Cantabria declaró este miércoles, poco antes de las once de la mañana, el Plan Especial de Inundaciones de la Comunidad Autónoma (Inuncant) en fase de preemergencia, ante la crecida de los caudales de los ríos Deva, Nansa, Escudo, Saja-Besaya e Híjar, que durante toda la mañana de este miércoles superaron el nivel de 'seguimiento' y causaron importantes inundaciones en los municipios de Val de San Vicente, Cabezón de la Sal, Mazcuerras, Reocín, Torrelavega, Reinosa, Campoo de Enmedio y Campoo de Suso. La Dirección general de Interior ha decidido este tarde instalar un puesto de coordinación in situ para el seguimiento y valoración de la situación en Val de San Vicente.

Todo pese a los esfuerzos de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico y de la Consejería de Obras Públicas por paliar este problema con recurrentes limpiezas y dragado de cauces, y con la construcción de infraestructuras encaminadas a canalizar los ríos. El primer gran chaparrón del otoño ha devuelto las instantáneas de siempre: carreteras anegadas, como la autonómica CA-181 en Muñorrodero; casas inundadas; prados inaccesibles y la inevitable indignación de unos vecinos que ven cómo nadie parece poner solución definitiva a un problema que se repite año tras año.

«Estoy encerrado en el piso superior de mi casa desde las cuatro de la tarde, cuando toda la planta baja se llenó de agua», protestaba a las siete de la tarde de este miércoles Santiago García. Desde la balconada de su casa en Molleda contemplaba el espectáculo: unos vecinos atravesaban la calle principal del pueblo en una barca, sin luz en las farolas y con la única guía de la linterna de los móviles.

Molleda ha sido, por el momento, la localidad más castigada por estas primeras riadas de este otoño. «La marea alta ha ayudado también a que el agua haya subido tanto. Aquí ya nos lo tomamos con filosofía, pero esto es indignante», contaba otro residente de la localidad de Molleda.

Por suerte esta situación no se ha repetido, por ahora, en ninguna otra localidad. No al menos en tal grado de gravedad. En Muñorrodero (Val de San Vicente), el cauce del Nansa también se desbordó y anegó parte de la carretera y las zonas aledañas a la cuenca. El pueblo, por suerte, se ha salvado por el momento de la inundación, aunque sigue lloviendo en Cantabria.

«En Muñorrodero siempre tenemos problemas. Si la marea sube y alivian la presa... A las siete de la tarde de este miércoles, la situación está controlada pero esta zona es muy sensible a todo el agua que viene de las zonas altas y por eso debemos estar vigilantes por todo lo que pueda bajar, especialmente si vuelve a llover por la noche y a lo largo de estos días», cuenta el alcalde de Val de San Vicente, Roberto Escobedo. En este municipio, el agua ha vuelto a causar problemas pese a las últimas obras desarrolladas por la Consejería de Obras Públicas para canalizar el caudal y aliviar la carga de las arquetas. Una intervención que superó el presupuesto de 150.000 euros este año.

En el balance del día se registraron hasta 94.4 litros por metro cuadrado en Tresviso; 58.2 en Cillorigo de Liébana; 53.6 en Fuente De o 47.7 en Alto Campoo. La Dirección General de Interior del Gobierno de Cantabria instaló a las 19.00 horas un puesto de coordinación en Val de San Vicente para el seguimiento y valoración de la situación, todo ello dentro de la fase de preemergencia del Inuncant. «No es que temamos por la gravedad de la situación; pero conviene estar atentos sobre todo hasta que baje la marea», informaron fuentes del Ejecutivo autonómico. Hasta el lugar se desplazaron varios técnicos y dos lanchas de la cruz roja. A la hora de cierre de este periódico la situación parecía controlada, siempre con la cautela de prever que las lluvias continuarían por la noche.

Una vigilancia que también mantuvieron en Mazcuerras, donde el Saja no llegó a desbordarse pero amenazó con causar importantes daños materiales. A la entrada del pueblo, la obra del nuevo puente estuvo vigilada por técnicos del Ayuntamiento todo el día. «Hay que tener en cuenta que algunas viguetas están puestas de manera provisional. La infraestructura no está terminada y no está preparada para soportar estas cargas cuando el agua baja con esta fuerza», advirtió el regidor, Javier Camino. «Es una obra que debería haberse terminado hace tres años y aún estamos aquí. Al final vamos a tener un disgusto», avanzó.

Sobre obras opinó también otro de los alcaldes afectados por estas riadas. Enrique Bretones, regidor de Alfoz de Lloredo, insistió en que «hay que invertir en la limpieza y canalización de los ríos grandes, pero es imprescindible acometer obras también en los afluentes, que son los que al final cargan el caudal de los grandes. Tenemos obras pendientes en Cigüenza y Toñanes, que son cauces menores del Saja», insistió.

La limpieza y dragado de los caudales ayuda a paliar el problema, «pero para resolverlo de forma contundente hace falta invertir en mayor número de obras e infraestructuras», apuntó el presidente de la Federación Cántabra de Municipios, Pablo Diestro, que en todo momento estuvo en contacto con diferentes alcaldes para evaluar la situación.

En caso de emergencia se debe llamar al 112 lo antes posible, indicando la localización y el tipo de incidente, para proceder a evaluar la situación e iniciar el procedimiento de rescate o ayuda en caso de que sea necesario.

El temporal que afecta a Cantabria ha provocado la activación por parte de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) de avisos amarillos por lluvia que se van a mantener hasta las 11 de la noche de este miércoles en zonas del Deva y Saja Besaya.

En Valderredible ha nevado de forma muy copiosa, incluso en cotas de 700 metros, dejando un impactante paisaje invernal desde el mirador de La Lora.

Las precipitaciones en forma de nieve también afectan a la circulación hacia la meseta. Ya a las 8.45 horas, ante las nevadas que se están registrando en Palencia ciudad y A-67 entre Herrera de Pisuerga y Cantabria, se ha activado en la provincia palentina la Fase de Alerta en la Cordillera Cantábrica y la Meseta.