El Gobierno sopesa aumentar las medidas en Cantabria por la «preocupante» tendencia de contagios

Esa es la palabra que utilizó durante el Consejo de Gobierno el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, para explicar a sus compañeros del bipartito la situación epidemiológica de Cantabria. Después de cuatro semanas de bajada en la curva del coronavirus en la comunidad autónoma, el Ejecutivo aprecia un cambio de tendencia que atribuye no tanto al brote de Villacarriedo, sino a la relajación de los hábitos de seguridad e higiene de los ciudadanos y al aumento de la movilidad durante un puente –el del fin de semana– que volvió a traer un importante número de visitantes a Cantabria.

Sanidad hace la reflexión con el último balance diario en la mano. Durante el miércoles se sumaron 58 casos, pero más preocupante aún es el número de positivos acumulado hasta primera hora de ayer: 79 enfermos nuevos detectados por PCR, unas cifras que están lejos de alcanzar los récords de la primera ola, pero que suponen un crecimiento significativo respecto a lo vivido desde la segunda mitad de septiembre y en lo que va de octubre. Debido a la demora normal que presenta la enfermedad, que tarda alrededor de 48 horas en incubar y manifestar los primeros síntomas, la consejería sitúa este repunte al aumento de los contagios de fin de semana, un momento de mayor actividad social.

Con esta situación, el vicepresidente Pablo Zuloaga no descartó ayer actuar. Poner nuevos muros de contención al covid-19 después de unas semanas muy optimistas, con menos positivos, un descenso en el número de brotes y focos más pequeños y controlados: «Si las cifras no mejoran, tendrán que articularse las medidas necesarias para garantizar la salud de las personas y que la economía siga avanzando. El Gobierno ha demostrado en cada momento que sabe tomar las decisiones necesarias para mantener la salud de las personas y eso nos ha permitido tener esta ratio, que sigue siendo de las mejores de España».

¿Qué medidas? Pues el secretario general de los socialistas cántabros prefirió no concretar, aunque lo lógico sería que fueran en la línea de reducción de aforos o cierres –en el caso más extremo– de algunas actividades. O confinamientos puntuales, en caso de brotes específicos en los que haya transmisión comunitaria, como ya ocurrió en Santoña y el barrio de La Inmobiliaria (Torrelavega).

En cualquier caso, la incidencia acumulada está aún muy lejos de la que presentan esas regiones cuyos gobiernos autonómicos han decidido dar un paso más. Dependerá de cómo evolucione la semana. Y el mejor ejemplo es el del Principado, que durante meses ha sido el territorio con mejores estadísticas y ahora, si bien no está entre los peor posicionados, soporta una situación más comprometida.

La Consejería de Sanidad, que mantiene a Cantabria con una mejor capacidad asistencial por el margen de maniobra que existe –en los últimos días ha estado entre el primero y el segundo lugar– en la disposición de camas y puestos libres en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), prefiere ponerse la venda antes que la herida. Porque también constata un paulatino aumento de la presión hospitalaria.

En cuanto al número de ingresados, hay ahora 36, tres menos que en la jornada anterior. De ellos, diez están en la UCI, uno más que en el último recuento. Esto implica que hay una gran mayoría de contagiados asintomáticos o que están pasando la enfermedad en su casa con aislamiento domiciliario y síntomas muy leves, pero también que alrededor del 25%de los que requieren asistencia médica alcanza un pronóstico grave y llega a visitar la UCI.

La incidencia acumulada en las últimas dos semanas que hoy presenta Cantabria es positiva en términos comparativos y también si no estuviésemos a las puertas de la temporada de gripe, una enfermedad cuyos síntomas son semejantes a los del coronavirus. El pico de este año –de la gripe, el del coronavirus es más difícil de prever y además el número de olas que llegarán antes de que se dé por controlado es una incógnita– se espera para el mes de diciembre. El objetivo que se marca el Gobierno es bajar a 20 casos por cada 100.000 habitantes desde los 100 actuales antes de ese momento para evitar el colapso de la Atención Primaria y de las Urgencias. De ahí que no descarten aumentar las medidas, como han hecho otras comunidades autónomas, aunque los números no sean alarmantes.

Así, con la última actualización de los datos, desde que comenzó la pandemia, la comunidad autónoma suma 8.478 casos positivos, de los cuales 6.930 corresponden a personas que ya han superado la enfermedad. No hay lamentar nuevos fallecidos en las últimas 24 horas y la cifra permanece en 237. Dejando a un lado el caso de Villacarriedo, la situación está controlada en las residencias con 24 casos activos frente a los picos de casi 500 en los peores momentos, mientras que hay 18 profesionales sanitarios infectados. Pese al aviso a navegantes, no hay medidas por ahora a la espera de la evolución de los próximos días a nivel general de Cantabria y lo mismo se podría decir de ese brote de Villacarriedo, que suma por ahora 54 positivos.