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El último SUAP convertido en noticia por quedarse sin médico ha sido el de El Astillero –ocurrió el pasado fin de semana por una baja que obligó a desplazar a los pacientes a Camargo–, pero el goteo de incidencias motivadas por la falta de sustitutos ... y la escasez de refuerzos se ha mantenido durante este verano, «el peor de todos de largo» en cobertura sanitaria urgente en Atención Primaria, como coinciden el sindicato CSIF y la asociación de profesionales aSUAP. Una denuncia incluida también en el balance recopilado por el PRC del «desastre organizativo» del Servicio Cántabro de Salud, que ha pedido de forma reiterada una solución a la ausencia de facultativo en el SUAP de Tres Mares (Reinosa), y de la que se hacen eco también desde el PSOE. Y sumados los ejemplos recabados entre unos y otros, la lista de servicios que «en algún momento puntual» se han visto comprometidos porque ha fallado un compañero y no ha llegado recambio, o que han acabado con el cartel de «no hay médico» pegado a la puerta llega al menos a 18 de los 31 SUAP de Cantabria, la mayoría ubicados en municipios turísticos o con mayor volumen de población.
Si bien, desde la Consejería de Salud señalan que harán su propio recuento «con datos objetivos» cuando finalice el verano (por ahora no aportan cifras), recordando que «no hay médicos para contratar» y mucho menos cuando se trata de bajas imprevistas, en las que no hay margen para reorganizar la asistencia, que es lo que el consejero César Pascual afirma que pasó el domingo en El Astillero.
Entre julio y agosto, más de un día se ha quedado un solo facultativo «desbordado» al frente de las Urgencias de Castro –una población de 100.000 habitantes–, e incluso ha habido al menos una guardia que se quedó atendida solo con personal de enfermería. Igual que ocurrió sin ir más lejos este domingo en San Vicente de la Barquera –los pacientes eran remitidos a Puente San Miguel o a Torrelavega–, donde el pasado 17 de agosto tuvo que desplazarse incluso la subdirectora médica de Atención Primaria para cubrir otro agujero; o el sábado en el SUAP de Polanco.
La falta de refuerzos, que este verano han sido menos que nunca por no disponer de la habitual remesa de MIR (la generación que empezó el año del covid y que no acaba hasta septiembre por el retraso del confinamiento), también ha provocado momentos de «sobrecarga» en Meruelo, hasta el punto de acudir en su día libre un médico en apoyo a su compañera cuando a mediodía ya llevaba más de 70 pacientes vistos (pasó el 13 de julio). En Los Castros y El Sardinero, los dos SUAP de Santander, así como en Camargo también han tenido que afrontar guardias con un solo equipo donde tenía que haber dos; de la misma forma que en Torrelavega tampoco han contado con apoyo extra durante sus fiestas, ni en Solares, ni el Ramales... Y también han pasado apuros de personal en Puente San Miguel, Colindres, Ontaneda, Los Corrales, Renedo o Ampuero. En este último municipio el PRC ha pedido al Ayuntamiento que ponga en marcha un refuerzo médico «las 24 horas del día» durante las fiestas para «garantizar la calidad de los festejos y la seguridad», como existía hasta 2022.
Aunque la reivindicación de los regionalistas va mucho más allá. La diputada Paula Fernández insta al titular de Salud a «buscar soluciones a la falta de organización y planificación». A su juicio, «hemos tenido suerte de que hasta ahora no haya ocurrido ninguna desgracia que lamentar». Una reflexión que plantea también CSIF: «Estamos sorprendidos de la dejadez y la desidia de la Gerencia de Atención Primaria, la peor de los últimos años. No hay nadie al otro lado. ¿Y el consejero habla de normalidad? No la hay, la asistencia que se está dando no es la más adecuada», responde su portavoz, Carlos León, que no descarta volver a las movilizaciones «porque los avances que nos prometieron no han llegado, no han hecho nada. Y ya no se trata de buscar médicos, sino de procurar que los que tienes no se te vayan, porque se les olvida que, además, continúan las jubilaciones en Atención Primaria y este problema va a ir a más».
Desde el colectivo aSUAP, el médico Roberto Garrastazu, que lleva la cuenta de todos los episodios que «han puesto en jaque» la asistencia en los servicios de Urgencias este verano en Cantabria y recuerda que «nunca hasta ahora había pasado que se quedaran equipos atendidos solo con enfermera y celador», percibe que esta situación ha alimentado «el cansancio y el hartazgo de los facultativos, que a la menor oportunidad van a cambiar de puesto de trabajo. Así no se crean vocaciones ni se fidelizan profesionales. Luego se preguntarán por qué se quedan las plazas de Medicina de Familia sin cubrir».
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