La gran fiesta de los sabores

A la feria, abierta desde las once de la mañana hasta las nueve de la noche –mañana es la última jornada–, se han acercado este fin de semana cientos de personas y los puestos más demandados van turnándose en función de la hora del día. Por la mañana, por ejemplo, tira más la repostería de Luca; cuando se acerca el mediodía, unas patatas Vallucas y, por la tarde, es hora de degustar ginebra de Bunker o cerveza de Dougall's. «Si te gusta comer bien, esta feria es una maravilla. Además, puedes probar los productos antes de decidirte», explica Dolores Díaz, asidua a este tipo de eventos. «Ya he cogido anchoas y queso, y algo más caerá».

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Y sí, desde que uno entra por la puerta, ya ve el despliegue de productos listos para degustar. «¿Le apetece probar quesada?», «¿Quiere un poco de orujo?». Víctor Fontecha, desde su estand de Rey Melícola, ofrece una amplia cata a aquellos que se acercan a su puesto: «Esta miel tiene un toque ácido al final. Esta es más dulce, ¿lo nota?». A unos pasos está Bunker Distillery, una destilería de ginebra leonesa que nació en 2018 y ya acumula ocho premios internacionales, entre los que está el de mejor ginebra de España en 2021 (Bunker Origen) y la tercera mejor de España en 2022 (Bunker). Y eso que la mitad de su trayectoria se ha visto afectada por la pandemia. En su caso, en la feria, más de tardes que de mañanas: «La gente no se anima tanto a probar ginebra por la mañana, pero a partir de las cinco ya se van acercando más», explica la directora general de la marca leonesa, María Suárez.

Pasa lo contrario con Vallucas. Se acerca la hora del vermú y a los clientes les entran ganas de degustar unas patatas fritas. «El año que viene me tengo que poner al lado de un estand de cerveza, que combina bien», bromea Víctor Jesús Fernández, hermano del fundador, David. Además de las clásicas, tienen patatas fritas con sabor a huevo frito. «Anda, sí que saben a huevo, dame una bolsa que me encantan», comentaba una clienta tras hacer una cata de las dos variedades. «El sabor se consigue con saborizantes naturales, con su fritura y su sal ecológica», explica. «Está siendo una buena feria, se acerca bastante gente». Y no hacía falta que lo dijera, porque no había más que ver la cantidad de clientes que se acercaban a probar estas patatas de Valderredible.

La lista de los alimentos y bebidas que pueden encontrarse en la feria es casi infinita. Quesos, lácteos, anchoas del Cantábrico, conservas, pan, sobaos, quesadas, corbatas, chocolates, helados, legumbres, hortalizas, salsas, carnes, sidras, cervezas, cafés, licores, mermeladas... Muchos avalados por las marcas de garantía –Calidad Controlada y Alimentos de Cantabria– y los sellos de calidad –DOP, IGP, Agricultura Ecológica y Producto de Montaña– de la Odeca.

Entre los visitantes había quien iba a tiro fijo y también quien se dejaba sorprender: «He venido con intención de encontrar productos novedosos para las comidas y cenas de Navidad, con idea de salirme de lo clásico y que mi familia se sorprenda. De momento, lo más curioso que he comprado es la salsa picante Ajipé, que no tenía ni idea de que algo así se hacía en Cantabria», cuenta Pablo Collado. «Me encanta la sidra y suelo tomar Somarroza, pero aquí he visto que también tienen 45 Amigos, que no la conocía, y me he animado a comprar unas botellas para tomarlas en una comida que tengo en unos días con mis amigos», explica Marina Fernández, que iba bien cargada de bolsas de diferentes estands.

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Reconocimientos a la trayectoria, al estand y a la innovación

La organización de la Feria del Producto de Cantabria reconoce desde 2017 a productores participantes por tres motivos: trayectoria, estand mejor decorado y novedad agroalimentaria. En esta 18ª edición, el premio a la trayectoria ha sido concedido a Sanbar (Val de San Vicente), empresa familiar con una experiencia acumulada de dos generaciones en la elaboración de repostería (corbatas, palmeras, suspiros, roscos…); lo recogió Juan Carlos Sánchez. El premio al estand mejor decorado ha sido para El Lebaniego-Prado Trevilla (Tollo, Vega de Liébana), especializada en embutidos de caza, y lo recogió Inmaculada Prado. Y, finalmente, el premio al producto novedoso e innovador lo han compartido dos queserías, La Pasiega de Peña Pelada (La Cavada) y Javier Campo (Tresviso), que han desarrollado un nuevo queso, Cerreu, aprovechando las sinergias entre ambas empresas artesanas. Se trata de un queso de nata ahumado con leña de haya y elaborado por La Pasiega y que luego ha sido madurado en las cuevas de Tresviso y afinado por Javier Campo Campo. Este premio ha conseguido una medalla de oro en la recién edición de los Cheese World Awards 2022. Javier Hernández de Sande, director de la Feria, entregó también este trofeo a César Ruiz, de La Pasiega de Peña Pelada, y a César Campo, de la quesería de Tresviso.