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La organización Greenpeace ha denunciado que el Gobierno de Cantabria lleva desde 2004 concediendo «subvenciones encubiertas» a vuelos «no rentables» que operan en el aeropuerto 'Seve Ballesteros' de Santander. La denuncia se recoge en el informe 'Chanchullos en el aire: Análisis de las subvenciones ... de ayuntamientos y comunidades al sector aéreo', elaborado por la ONG en el que relata las ayudas que varias administraciones han dado a las aerolíneas para mantener vuelos «deficitarios».
En su informe, dado a conocer este martes, Greenpeace critica «la opacidad» del Gobierno de Cantabria a la hora de conocer los detalles de estos contratos. Así, señala que las compañías que operan en el aeropuerto de Santander «parecen recibir subvenciones de forma sistemática, pero es imposible conocer el importe ya que la Presidencia del Parlamento cántabro aprobó en 2016 una resolución para restringir la información sobre las ayudas concedidas a través de la Consejería de Turismo y la Fundación Centro Tecnológico en Logística Integral».
Según la organización, el Gobierno de Cantabria «justifica abiertamente esta opacidad amparándose en la libertad de empresa» de las aerolíneas beneficiadas, entre las que figuran compañías como Wizzair, Volotea o Ryanair. Para la multinacional verde, la repetición de estas ayudas demuestra que, «lejos de ser una promoción puntual, las aerolíneas utilizan estos contratos para mantener unos vuelos que nunca serían rentables sin estas inyecciones adicionales de dinero público». Greenpeace no hace referencia, en ningún momento, al hecho de que el Ejecutivo regional publicó este agosto, por vez primera, las condiciones del concurso publicitario, que asciende a casi 14 millones de euros.
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Esta práctica denunciada «ya está siendo vigilada de cerca por entidades como el Tribunal de Cuentas Europeo, al suponer una perturbación de los principios de libre competencia».
Según el responsable de la campaña de movilidad de Greenpeace, Adrián Fernández, «en plena emergencia climática, el Gobierno de Cantabria está financiando una actividad nociva para el medioambiente, como es la aviación. Unas ayudas que bajo la apariencia de contratos de promoción turística, tienen como finalidad real que las aerolíneas mantengan de forma artificial unos vuelos innecesarios». Por ello, la organización demanda al Gobierno regional del PRC-PSOE que «detenga este tipo de ayudas y dedique estos recursos a promover un modelo turístico compatible con la protección del clima y el entorno».
A juicio de Greenpeace, la subvención de vuelos al aeropuerto cántabro «carece de sentido» por su proximidad con el de Bilbao, «a poco más de una hora de distancia y con mayor actividad y conectividad». Añade que la mayoría de vuelos conectan Santander con Madrid y Barcelona, rutas donde «el tren debería ser el transporte prioritario por su menor impacto».
Según sus datos, alguien que viaje en avión de Santander a Madrid «estará emitiendo 124 kg de CO2; mientras que el mismo viaje en un tren Alvia, que es 100% eléctrico, supone solo seis kg de CO2».
Greenpeace ha exigido a la Unión Europea y a los estados miembros la prohibición de los vuelos cortos cuando se pueda ir en tren. Una medida «ya aplicada parcialmente» en Francia. A pesar de que las compañías aéreas han expresado su intención de alcanzar las emisiones netas cero para el año 2050, para Greenpeace, «apenas hay evidencia» de que las grandes aerolíneas puedan alinear sus objetivos con los del Acuerdo de París.
Es la conclusión de otro informe, 'Volamos hacia el fracaso climático: Un análisis de los siete mayores grupos aéreos europeos', que Greenpeace publicó a nivel europeo este verano y que cuestiona la agenda climática de siete grandes grupos aéreos, entre los que figuran. compañías muy presentes en el norte, como Ryanair o el grupo IAG, matriz de Iberia, Vueling y Air Nostrum.
Según se desprende de este análisis, las aerolíneas «carecen de planes» a corto plazo para reducir sus emisiones absolutas de CO2 y sustentan la mayoría de sus compromisos climáticos «en soluciones que se consideran contraproducentes con el medioambiente», como los mecanismos de compensación de carbono o un mayor uso de agrocarburantes, cuya producción está relacionada con la deforestación en regiones tropicales.
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