![Los guías turísticos critican el intrusismo y dicen que hacen falta nuevos profesionales](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2024/08/16/97256876-kJBG--1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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Año 1996. Una joven licenciada en Geografía e Historia decide trabajar como guía turística en Santander. Se llama Gabriela Costa y se convierte con ello en una pionera en la profesión en Cantabria; pero apenas llega a fin de mes. «Por aquel entonces nos consideraban ... muy poco. Creían que nuestro trabajo era poco serio. Nos veían como azafatas, como acompañantes», recuerda ahora, convertida en un referente en el sector, y en presidenta de la Asociación de Guías Turísticos de Cantabria. «Ni por asomo alguien podía imaginar en aquel entonces que se podría llegar a vivir de esto», cuenta la máxima responsable de un colectivo nacido en 2007 y que a día de hoy representa a un buen número de los cerca de 60 profesionales que trabajan en la región.
Las cosas han cambiado mucho. Cantabria y todo el norte de España se ha ido consolidando como destino turístico en auge, que atrae a cada vez más turistas. Entre la masa destaca un perfil de visitante cada vez más perezoso, que prefiere que le cuenten a tener que descubrir una ciudad por sus propios medios. Tanto se ha especializado la profesión que los tours son cada vez más particulares. «Una de las cosas que estamos haciendo ahora y que está teniendo mucho éxito son las visitas literarias. Por ejemplo, tenemos una en Santander que está funcionando muy bien», cuenta Costa sobre un tour en el que se habla de Gerardo Diego, de José María de Pereda, de Benito Pérez Galdós, José Hierro, Álvaro Pombo, etc.
Con el paso de los años se ha enamorado de un trabajo en el que todos los socios de la asociación son autónomos contratados, fundamentalmente, por agencias de viajes que organizan visitas de grupo. Hay clientes entre los estudiantes extranjeros, entre los pasajeros del ferri, o las familias numerosas que visitan Cantabria... «Trabajamos durante todo el año. De hecho cuando menos visitas hacemos es en verano porque es cuando menos viajes de grupos hay».
Podría decirse que son buenos tiempos para la profesión de no ser porque los desafíos de futuro inquietan cada vez más a estos profesionales que ven cada vez más necesario un relevo generacional y una regulación que frene el creciente intrusismo. «Necesitamos la incorporación de más guías porque hay unos cuantos compañeros que están cerca de la jubilación», comenta Nuria Salesa, vicepresidenta de la Asociación. «Hay mucha demanda de guías que tengan conocimientos de francés porque es el turista que más crece», explica.
Como es una profesión regulada por el Decreto 32/1997, de 25 de abril, por el que se aprueba el reglamento para el ejercicio de actividades turístico-informativas privadas, todo trabajador debe estar acreditado. Para ello debe superar una prueba. En la actualidad hay unos 100 guías activos en la región, pero sólo algo más de la mitad trabaja. Es la Consejería de Turismo la que convoca esos exámenes y, previsiblemente, convocará otro para la próxima primavera. Se exige tener una titulación universitaria acorde con la actividad que se va a desempeñar, luego hay que realizar una exposición oral, y finalmente se completa con un test de conocimientos generales sobre Cantabria. «Cualquiera que quiera dedicarse a esto y tenga conocimiento de idiomas, sobre todo de francés, tiene el trabajo asegurado», garantizan las representantes de la Asociación, que ven como cada vez más jóvenes se enrolan en la «aventura de los free tours».
Una actividad que no tiene nada que ver con la desempeñada por los guías profesionales. «Lo primero porque no está regulada, dado que se anuncian en internet y no tienen por qué estar acreditados como nosotras». Hay que recordar que en esos free tours, cada vez más populares, se paga con la voluntad y por eso se considera una actividad no remunerada. «Sabemos que algunos ni siquiera están dados de alta en la Seguridad Social. Lo que no entendemos es por qué a unos se nos exige mucho y a otros nada», critida Costa, que ayer subió a un barco para explicar la bahía a un grupo de alumnos de los cursos de Español para Extranjeros de la Universidad Menéndez Pelayo (UIMP).
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