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Confirma los hechos pero niega la intencionalidad de hacer daño. «Cuando hago una cosa lo digo, yo lo he quemado», reconocía ayer Laureano Puente, el vecino de 35 años del municipio de Los Tojos que el pasado fin de semana fue sorprendido por la Guardia Civil cuando prendía fuego en el monte Saja de esta localidad. Según explicó ayer Puente ante las cámaras de Cuatro, no pretendía causar un incendio como los que estos días están afectando a Cantabria, sino despejar el acceso a una propiedad que tiene en este paraje del pueblo de El Tojo.
«Mi idea era limpiar la entrada a la finca, que estaba perdida entera. No era el día adecuado para quemar, lo admito, porque había por ahí un montón de follones (en referencia a la cascada de focos que mantuvieron en vilo durante toda la jornada a los servicios de extinción)», cuenta. Según su relato, utilizó un mechero para encender un bardal y ardieron 22 metros cuadrados de terreno, tal y como asegura que resultó de la medición que llevaron a cabo sobre el terreno los agentes de la Benemérita. «Cuando encendí vi que los del Seprona llegaban. Yo iba ya con el tractor», cuenta Puente. El domingo por la mañana prestó declaración en el cuartel y está a la espera de que le llame el juez.
Él es uno de los dos hombres que han sido imputados por los incendios en las últimas horas. «Hemos leído que era del pueblo pero ni idea. No sabemos quién es. Ya nos gustaría, porque han prendido en un monte que era municipal y que no se quemaba desde hace diez años. Ahí había mucho roble y castaño bueno», lamentaba Antonio Fernández, alcalde de San Roque de Riomiera, el lugar de procedencia del segundo de los involucrados. Según la Guardia Civil, tanto éste como el vecino de Los Tojos son «individuos de la zona, con gran arraigo». De hecho, informes como el de la asociación ecologista Greenpeace señalan que en un alto porcentaje de los casos los responsables son personas del entorno.
Para escuchar sus declaraciones, pincha aquí: https://www.cuatro.com/cuatroaldia/presunto-piromano-cantabria-exclusiva_2_2709555150.html
En primera persona
Según el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tienen en su poder una «lista» de unos 40 individuos considerados sospechosos habituales de prender los montes de Cantabria. Es más, el líder el Ejecutivo autonómico confirmó ayer que gracias al seguimiento de una de estas personas desde su domicilio, la Guardia Civil ha podido proceder a abrir la investigación contra uno de los imputados. Sin embargo, el Seprona señala que ni el vecino de Los Tojos ni el de San Roque de Riomiera tenían antecedentes penales por episodios similares.
«Hay que hacer hincapié en la colaboración ciudadana. Por suerte la gente va tomando cada vez más conciencia de estas cosas», apunta el teniente de la Guardia Civil responsable del Seprona en Cantabria, Ricardo Díaz, quien recuerda que en uno de los dos episodios que se están investigando la llamada de un vecino fue fundamental. El Seprona se encuentra pisando el terreno con ocho efectivos motorizados desde el pasado jueves, apoyados por los agentes de cada uno de los cuarteles rurales. Como cada vez que se dan las condiciones propicias para la proliferación de incendios, ese día activaron sus dispositivos de prevención y búsqueda de incendiarios. Por otra parte, han puesto a volar a los drones, que también sirven para buscar pistas y estudiar el origen de los focos.
La última sentencia por delitos de este tipo que se dictó en Cantabria data de noviembre del pasado año. Fue condenado a un año y ocho meses de prisión y al pago de 61.000 euros un vecino de Requejo por quemar los terrenos de un ganadero del mismo pueblo. El hombre, al que la Justicia también desterró para «garantizar la seguridad y tranquilidad de las víctimas, seriamente alterada», sufría ideas delirantes y estaba obcecado con la familia propietaria de la ganadería.
Desde hace dos décadas existen distintos referentes de detenciones. En 1999, la Guardia Civil arrestó a un hombre como autor de la quema de un monte en Puentenansa, que destruyó todo un hayedo. Uno de los casos más llamativos lo protagonizó en 2001 un concejal del PP del Ayuntamiento de Las Rozas de Valdearroyo, que fue detenido después de haber provocado un incendio en el Monte Hijedo, un paraje excepcional. Arrasó 5,44 hectáreas de pino y matorral. Le cayó una pena de seis meses de prisión y 1.800 euros de multa.
Y en enero de 2010, la Guardia Civil arrestó a un vecino de la Vega de Pas que reconoció haber sido el autor de la quema intencionada de 6,5 hectáreas de arbolado en un monte comunal del valle pasiego incluido en la Red Natura 2000.
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