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Cuando Francisco Martín (Santander, 1966) asumió por segunda legislatura consecutiva hace un año la cartera de Industria, Revilla le puso dos tareas. Primero, incrementar el peso de la industria en la economía cántabra hasta el 23%, algo que, como consecuencia de los efectos del coronavirus, ... hoy se le antoja «bastante complicado, aunque seguimos trabajando en ello». La segunda fue poner en marcha La Pasiega. Ahí, después de la presentación esta semana del proyecto definitivo, pone ahora gran parte de sus esfuerzos.
-¿Si sale adelante este centro logístico ya se podría dar por buena la legislatura en materia industrial?
-Con La Pasiega sabemos que tenemos que tener el proyecto aprobado a finales de 2021 para ser acreedores de los fondos europeos, pero lo haremos con o sin ese dinero, porque es nuestra gran apuesta logística que va a cambiar el panorama del transporte y distribución en la región. Hoy el peso del transporte del ferrocarril es muy pequeño. Este es un proyecto trascendental para Cantabria. Hay demanda porque ya hay más de 20 empresas que se han interesado por adquirir terrenos.
TROQUELMAIN-CANDEMAT
-Lo primero, ¿cuál es la foto fija de la industria cántabra? Es verdad que la pandemia lo ha trastocado todo, pero ¿estamos mejor o peor que hace un año?
-El objetivo no ha cambiado. La digitalización, la descarbonización... Pero ha cambiado la forma de alcanzarla por el coronavirus, que nos hará llevar una trayectoria menos recta. Habrá que hacer frente a cosas que no esperábamos. Dicho esto, no hay que caer en el pesimismo ni en el optimismo. Toca trabajar, sabiendo, por ejemplo, que en julio fuimos la región donde más creció la creación de empresas. Si eso indica la salud de la economía de Cantabria, quiere decir que no estamos bien, pero sí mejor que los demás. Es verdad que el verano ha ido bien, pero el gran reto empieza ahora. Octubre y noviembre pueden ser los meses más complejos, pero estamos echando todo el resto en esto. Hicimos un esfuerzo enorme de apoyo a las empresas en el confinamiento, pero no quemamos todas nuestras naves.
-El sector no es optimista.
-Es lógico que en esta situación de desconfianza y preocupación, ni el inversor es tan aventurero ni el particular se lanza a comprar. Lo que nos corresponde como Gobierno es tejer la malla de la tranquilidad. Si alguien pensaba poner una empresa, estaremos acompañándole en el tránsito de maduración. Y si quiere invertir, que invierta, porque nunca más que ahora va a haber herramientas de financiación por parte de todas las Administraciones. Europa siempre fue limitante a la hora de permitir las ayudas al sector privado y ahora nos van a dejar echar una mano con más intensidad.
-Vamos a lo concreto: la situación de Nissan o Sniace. Están en distinto punto, pero parece que el Gobierno tiene planes concretos para ellas. ¿Qué ofrecen?
-Compromiso, que parece poca cosa, pero que se va a transformar en apoyos económicos, de formación, para introducir la economía circular, en acompañarles en la búsqueda de fondos... Pongo el ejemplo de la industria del automóvil, que es el 30% del PIB industrial de Cantabria. Si no hacemos nada para que las empresas que hoy fabrican piezas migren hacia el vehículo eléctrico, cuando éste sea la mayor parte de las ventas, nuestras empresas se habrán quedado sin capacidad de competir. Vamos a acompañarles para que se anticipen a ese cambio. En Nissan, durante el confinamiento, conseguimos que la empresa invierta 40 millones de euros, que garantizan el empleo durante los próximos 15 años. La novedad aquí es que trabajamos con el Estado para apoyar con hasta 8 millones de euros el plan de ultracompetitividad que va a consolidar ese proceso.
-¿También Sniace tiene futuro?
-El tema Sniace es distinto. Lo que queremos es que la empresa se venda íntegra con todos los activos de los que dispone y todas sus unidades productivas. Ha habido diez empresas que han pedido la documentación para hacer sus ofertas y el plan de liquidación va a decir que se venda como unidad productiva, lo que requiere ofertas en ese sentido. Y nos consta que hay empresas nacionales e internacionales que van por ese camino. Veremos si tienen la solvencia suficiente para que el administrador las acepte. Sniace tiene futuro y pasa por ahí.
sniace
-Industria también tenía planes para Troquelmain, la antigua Candemat, que echó el cierre en diciembre. ¿Hay novedades?
-Hemos trabajado mucho y en pocas fechas habrá buenas noticias.
-Eso significa que...
-El asunto no está cerrado del todo, pero parece que en los próximos meses podría volver a funcionar. Hay una empresa que quiere hacerse con la nave y la maquinaria para recuperar la actividad. La intención es arrancar de forma modesta e ir incorporando a gente de forma progresiva.
-¿Ya han podido evaluar el resultado del dinero inyectado para paliar los efectos de la pandemia en industria y el comercio?
-Fuimos ágiles, los primeros con una política de ayuda a sus empresarios y pymes. Para que pudieran abrir tras el confinamiento tenían que no haber muerto durante ese periodo. Y por eso echamos el resto. Otros nos imitaron con el Cheque de Resistencia que ha tenido casi 9.000 beneficiados con 13 millones de euros. Y el cheque de autónomos para los que les faltaba una ayuda para hacer frente a los gastos sociales, que llegará a otros 4.000 autónomos con 3 millones de euros. Esa inversión limita otros programas, pero sabíamos que había que guardar algo para este momento tras la bonanza del verano. En ello está Sodercán.
-Parece que ahora todas los planes del Gobierno encajan con los proyectos europeos. Serán varias decenas los que presente Cantabria. ¿Cuál es irrenunciable? ¿No sería más efectivo para conseguir la aprobación de Moncloa y Bruselas apostar por uno concreto?
-Es verdad que es difícil que, en una vorágine de decenas de proyectos de cada comunidad autónoma, el Estado tenga suficiente criterio para decir cuáles son los mejores. Aquí los agruparemos bajo tres grandes epígrafes. Tres proyectos básicos que tendrán subproyectos. Industria apuesta por la digitalización, porque las empresas sin presencia digital sufren más, en el que se incluye la extensión de la banda ancha. También por La Pasiega y el clúster sanitario. Ninguno de ellos surge a raíz de esta convocatoria de fondos, pero vamos a intentar desarrollarlos más deprisa con este apoyo económico.
-No parece descabellado, por el potencial en la materia, la apuesta por una industria de los suministros y el conocimiento en salud, ¿pero cómo se hace?
-No estamos hablando de asistencia sanitaria. La que hay ya es magnífica. Hablamos de por qué esos mil millones que gasta cada año Cantabria en la materia no tiene un retorno en nuestra industria. Por qué la jeringuilla que compra Valdecilla no puede fabricarse en Cantabria. O por qué la empresa que lleva los historiales del hospital no puede ser de aquí. No imagino un programa de ayudas para fomentar la industria mejor que hacer que una parte de esos mil millones de euros reviertan en la región. Y después, extender la red comercial a otros hospitales a nivel internacional. Tenemos grandes fabricantes de plásticos, tejidos o piezas muy finas de fundición y estamos comprando prótesis carísimas fuera de Cantabria. Hay una serie de preguntas al respecto que quiero contestar en los próximos seis meses: quién podría dar ese servicio, por qué no se ha hecho hasta ahora, qué necesitarían para poderlo hacer...
el momento de invertir
-¿Eso requiere mucha inversión pública inicial?
-Llegué a la Consejería sabiendo que el cuento de la lechera de que vendrá alguien de fuera para resolver nuestros problemas no se va a producir. No va a llegar una empresa a crear 30.000 empleos, pero podemos hacer que nuestras 30.000 empresas generen cada una de ellas un empleo. Vamos a apoyar y confiar en los que están para que expandan sus mercados. Si vienen de fuera perfecto, y les pondremos La Pasiega para que se instalen. Si no es así, daremos músculo a los que ya están. Por cierto, ha habido empresas muy grandes a nivel nacional que se quieren incorporar al clúster sanitario. Ya hay respuesta positiva a ese anuncio.
-¿Cuándo saldrá de nuevo el concurso de la mina de zinc para los terrenos de los que fue apartada Emerita? ¿Continúa el interés privado?
-Aún quedan recursos que no se han resueltos por la retirada de la autorización a Emerita. Hasta que no quede limpio de polvo y paja no lo sacaremos de nuevo a concurso para que no se solapen las autorizaciones. La idea es volverlo a sacar, pero mientras tanto hay otras empresas que están realizando labores de exploración en la zona de Udías y Alfoz de Lloredo y estamos esperando noticias de ellos. Teníamos la obligación de explorar una alternativa que el mercado nos dijo que podía ser interesante y estamos a la espera de los resultados.
-Mientras el comercio se adapta a los nuevos hábitos de consumo lo está pasando mal. ¿Qué hace la Consejería?
-Tenemos un problema que ha puesto de relieve el coronavirus: la edad media del comercio y la falta de relevo generacional. El pequeño comercio es el que hace que haya vida en el centro de las ciudades. Esta crisis nos ha mostrado que puede tener algunas ventajas sobre gigantes como Amazon. Un pequeño comercio digitalizado podría recibir pedidos de forma digital y llevárselos al comprador en 10 minutos. Puede llevar unos zapatos y si no nos están bien, hacer el cambio por otro número en otros 10 minutos. Si nuestro comercio no sigue los cambios del cliente se quedará atrás y en eso estamos. Hemos sacado la campaña 'Yo vivo aquí, yo compro aquí' para que la gente sepa de la importancia de que el dinero se quede en el circuito local. Hay que ser un poco egoístas en este sentido. Y el Gobierno va a ayudar con más cosas. Lo más inmediato es la aportación de 2 millones de euros que se utilizarán para descuentos directos para el comprador. Será muy sencillo. Tendrá una rebaja directa cada vez que compre en los pequeños comercios locales.
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