![La hermana y tía de las víctimas de Liaño: «Tenía sospechas de que podía matarlas»](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2025/02/10/Imagen%20juicio%20liano-19.jpg)
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En el caso del doble crimen de Liaño, por el que José Reñones se enfrenta a la prisión permanente revisable, no hay ninguna imagen que demuestre que el acusado es autor de los asesinatos de su hija de once meses y de su ... pareja Eva Jaular. Sin embargo, hay numerosos indicios que lo señalan, además del relato de varios testigos que desmienten su versión exculpatoria de los hechos.
Durante la primera de las ocho sesiones previstas en el juicio que comenzó este lunes en la Audiencia Provincial de Cantabria, los protagonistas fueron los principales testigos del caso. Por un lado, los vecinos de las víctimas, que relataron lo que vieron el día de los hechos (16 de diciembre de 2021). Y, por otro, los familiares de Eva y su bebé, con cuyos relatos los jueces legos pudieron hacerse una idea de la relación del acusado con su pareja y la su hija.
La primera testigo en declarar fue la vecina que reside junto a a la vivienda de las fallecidas, en el barrio de Santa Ana de Liaño de Villaescusa. Según relató, antes de ese fatídico 16 de diciembre, Reñones –que declarará el lunes que viene y hoy negaba con la cabeza cuando escuchaba a las acusaciones ya los testigos– había tenido «problemas» con varios vecinos. «Le mató las gallinas y un perro a un vecino, al que se encaró y amenazó».
Un mes y medio antes de los hechos, dice que vio como la Guardia Civil se llevó al acusado de casa de su pareja. Ella le había denunciado por maltrato y una jueza le impuso una orden de alejamiento. Pero eso no impidió que Reñones regresara con Eva. «Sabíamos que había una orden de alejamiento, pero cuando le vimos no hicimos nada», reconoce esta testigo.
El día del asesinato de Eva y su bebé, esta vecina fue alertada por una prima de la presencia de la Guardia Civil en casa de las víctimas. Después dice que vio al acusado irse en dirección a una fuente que hay en la zona. «Bajé a la calle para limpiar la acera de la casa y vio como la Guardia Civil se marchó de casa de Eva a los dos minutos». Ante esta afirmación, la defensa le preguntó: «¿Está mintiendo los guardias civiles cuando dijeron se quedaron allí veinte minutos?». «Pues sí, porque el propio Reñones les dijo a los agentes con la mano que se fueran cuando estaba abandonando la vivienda».
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Quince minutos después, esta vecina dice que vio al acusado regresar sobre sus pasos. «Me saludó, pasó de largo de la casa de Eva, regresó y le vi como entraba de nueva en la vivienda por la puerta del garaje, sobre las cuatro y media o cinco menos cuarto». Al rato esta testigo oyó a Reñones partir leña. Sabe que era él porque Eva aún no había regresado a casa. Lo hizo sobre las «cinco y veinte». «Le dijo a su madre –con la que convivía– que estuviera pendiente del regreso de Eva, porque le daba mala espina, sabiendo lo que había hecho con los animales de los vecinos». A partir de la llegada de las víctimas no vio ni oyó nada.
Vecina de las víctimas
testigo
Madre y abuela de las víctimas
Otra vecina, que desde su casa veía la de las víctimas, también declaró haber visto cómo Reñones pasaba por delante suyo tras ser desalojado y en dirección a la citada fuentes y cómo regresó de nuevo a la casa de Eva, saludando primero a la anterior testigo. «No pude ver por dónde entró en la casa, pero desde luego que no tiró hacia ninguno de los dos caminos alternativos».
El tercer testigo en comparecer fue un albañil que se encontraba el día de los hechos quitando unas humedades en una vivienda y que al llegar al barrio y bajarse de la furgoneta escuchó «dos y o tres veces» gritar a alguien: «¡Socorro, mi hija, mi hija!». Sin embargo, no vio «nada».
Tras la declaraciones de los vecinos fue el turno de los familiares de las víctimas. La primera en comparecer fue la madre de Eva y reconoció que desde el primer momento que le conoció «no me fiaba de él, porque me habían dicho que era un maltratador y, sobre todo, porque no es normal que insultara a su hija». «Nunca preguntaba por ella, la llamaba fea y subnormal».
Cuando se enteró de que Eva había denunciado a Reñones el 5 de noviembre de 2021, le dijo a su hija que cogiera a la niña y se fueran a vivir a su casa. «Pero ella decía que no tenía por qué dejar su casa». De lo que no se enteró es de que el acusado y su hija habían vuelto pese a la orden de alejamiento.
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Por eso, al día siguiente del doble crimen, le extrañó que Eva no acudiera a su casa para dejar a la niña. Entonces se desplazó hasta Liaño junto a la cuidadora de su nieta. «Cuanto entramos en su casa y vi en el suelo el gorro y una zapato de la niña dije: ni hija y mi nieta están muertas».
Su primera reacción fue llamar a Reñones para preguntarles dónde estaban las dos. Le llamó dos veces. «Primero me dijo que no sabía nada y después que iba a denunciar la desaparición de su hija». Fue por la tarde cuando se enteró de que Eva y su bebé habían sido asesinadas. «Él solía presumir de que si mataba a alguien no le iba a pasar nada porque tenía problemas de azúcar».
Pero si alguien conocía bien al acusado esa era la hermana de la víctima, al menos desde hacía más tiempo, cuando Reñones jugaba a balonmano y salió con una amiga suya. «Era mala persona, decía que su hija era fea, que nunca se reía». Sin saber que Eva y Reñones habían vuelto tras la denuncia por malos tratos, dice que se enfadó con su hermana porque no quería irse a vivir con ella y su madre. «Tenía sospechas de que podía matarlas». Pese a ello, el día que acudió a casa de su hermana al no tener noticias de ella, no quiso pensar que les podía haber hecho algo. Pero cuando vio que la casa de Eva estaba «destrozada» y parecía «una película de terror» se temió lo peor.
La prima de Eva y su «confidente» dio cuenta de los mensajes que se intercambian el acusado y la víctima. «Ojalá se muera (en referencia a la hija)» o «cualquier día te meto con un hacha entre ojo y ojo».
El juicio se retomará este martes con las testificales de los guardias civiles que intervinieron.
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Ana del Castillo
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