Hitos con nombre femenino

Estas cuatro mujeres que aparecen en las fotografías de este reportaje tienen algo en común. Todas han sido las primeras en llegar a los cargos que ocupan. Han hecho historia, abriendo camino para quienes las sucedan. Y las cuatro han asumido sus poderes en el último año.

El caso de la decana del Colegio de Ingenieros de Caminos, Jara Martínez (Santander, 1979), es un ejemplo de cómo el talento y la excelencia se imponen sobre cualquier otra consideración. Desde su etapa universitaria, tuvo claro que quería dedicarse a la ingeniería civil, a pesar de que en su entorno académico la presencia femenina era minoritaria. Aunque reconoce que su sector ha estado tradicionalmente masculinizado, insiste en que su experiencia ha sido positiva. «Nos debemos a un trabajo técnico donde prima la excelencia, y el resto es secundario», señala. No ha sentido barreras explícitas, pero es consciente de que muchas mujeres enfrentan el síndrome del impostor. «Es algo que veo en amigas y compañeras, aunque en mi caso no lo he experimentado», afirma.

Una sensación que también percibe Conchi López (Santander, 1964), la primera mujer en ocupar el cargo de rectora en la Universidad de Cantabria. «La educación superior es una palanca para la igualdad, pero sigue habiendo sesgos de género en muchas titulaciones y una brecha en los puestos de mayor responsabilidad. Cuanto más alto es el nivel académico, menor es la presencia de mujeres», señala. Su ascenso a la máxima autoridad universitaria es un reflejo del cambio, pero también de los desafíos que persisten. «No he encontrado barreras explícitas, pero sí la necesidad de demostrar constantemente mi valía en un entorno donde el poder ha estado tradicionalmente dominado por hombres», reconoce.

Otro de los hitos más recientes con nombre femenino se ha producido en la Guardia Civil de Cantabria. María Pilar Villasante Espino, santoñesa de 45 años, se convirtió en 2024 en la primera mujer en alcanzar el rango de teniente coronel en este cuerpo. En una institución donde la presencia femenina ha sido históricamente minoritaria, su ascenso marca un precedente. «Ser mujer en la Guardia Civil es un honor muy grande, aunque eso suponga estar en el punto de mira. Es un reto apasionante», asegura. Su figura evidencia que la igualdad de oportunidades empieza a materializarse también en las fuerzas de seguridad.

En el sector turístico de Cantabria, otra mujer que se ha estrenado en el cargo ha sido Inés Mier (Santander, 1972), convertida en la primera directora de Cantur, la empresa pública que gestiona algunos de los principales activos turísticos de la región. No obstante, ella no siente que su género haya sido un factor determinante en su carrera. «En mi trayectoria profesional no he sentido desigualdad con respecto a los hombres. El acceso a la Administración pública es igualitario porque se basa en oposiciones y méritos, lo que garantiza equidad», explica. Para ella, liderar Cantur supone un desafío profesional más que un hito en clave de género. «Gestionar la promoción del turismo y el ocio es una labor muy gratificante y lo asumo como un reto diferente en mi trayectoria», añade.

Las historias de estas cuatro mujeres, ejemplos de liderazgo femenino, reflejan los distintos caminos hacia la igualdad. Son una muestra de otras muchas que también han roto techos de cristal. Unas han sentido la necesidad de demostrar más, otras han avanzado sin barreras aparentes. Sin embargo, estas cántabras han conseguido abrir una puerta que, hasta hace poco, permanecía cerrada. Y lo que es innegable es que marcan un cambio y que sus experiencias y sus logros envían un mensaje claro a las generaciones futuras: No serán las últimas.

• Temas
• Feminismo
• Guardia Civil
• Cantabria (Provincia)
• Santander
• Universidad de Cantabria
• Cantur