Secciones
Servicios
Destacamos
Ángel Cuevas, el presidente de los hosteleros de Cantabria, tiene echada la cuenta: un negocio de 60 metros cuadrados y dos empleados, después de tres meses cerrado, ha perdido 10.500 euros en puros gastos, porque del beneficio empresarial ya ni se habla. «Si ... nos dan 1.500 euros de ayuda, eso es el 15% de lo que estamos perdiendo: yo a eso lo llamaría microayuda».
El sector de la hostelería, que sostiene más de 20.000 empleos directos en Cantabria y supone un 12,5% de su PIB, es uno de los más castigados por la pandemia. Desde que el 14 de marzo se ordenó el cierre total por tal motivo, todo ha sido una sucesión de aperturas a medio gas, restricciones y sobresaltos. Aun teniendo en cuenta que el verano fue bueno, Cuevas calcula que los negocios han perdido una media del 50% de la facturación del año, un porcentaje que se eleva hasta el 90% entre quienes se dedican al ocio nocturno, las empresas de eventos y los establecimientos sin terraza.
14 de marzo Cierre total: El Gobierno regional ordena el cierre desde las 00.00 horas.
4 de mayo Comienza la desescalada: Fase 0. Sólo se permite preparar comida para llevar.
11 de mayo Fase 1: Comienzan a funcionar las terrazas, aunque sólo a la mitad de su capacidad. Abren los alojamientos pero no está permitido el uso de las zonas comunes.
7 de noviembre Sólo terrazas: Aforo del 75% en el interior de los establecimientos y terrazas al 100%. 1,5 metros entre personas y entre mesas.
A su desesperación por la pérdida de ingresos se suma el malestar al considerarse paganos de la situación: creen que en las sucesivas restricciones impuestas al sector ha pesado más lo político que lo sanitario. Lo expresa gráficamente su presidente: «No es que se hayan equivocado con la diana: se han equivocado con la diana, el arco, la flecha y el sitio donde entrenan».
La hostelería de Cantabria se echará hoy a la calle en una doble caravana de coches que se prevé masiva y recorrerá las calles de Santander y Torrelavega desde las 11.00 (en Santander saldrá de Puertochico, con destino a Cuatro Caminos, y a la misma hora habrá una concentración de trabajadores del sector ante la sede del SEPE; en Torrelavega, partirá del aparcamiento del Carrefour de Sierrapando hasta el Pabellón Municipal La Habana Vieja). Su reivindicación: que les dejen trabajar. Y si no, «que las ayudas económicas vayan aparejadas al destrozo que están haciendo, como cuando se expropia una finca para hacer una carretera».
«Lo ideal sería volver a la normalidad, pero eso es complejo y parece que va a tardar», reflexiona Tomás Merendón, responsable de La Posada del Mar. «Cualquier tipo de ayuda del Ayuntamiento o del Gobierno nos vendría bien, sobre todo en tema de impuestos. El problema es de tal magnitud que la mejor solución estaría en las ayudas directas. Lógicamente, todos los sectores pensarán lo mismo: la situación es muy complicada».
Su restaurante es de los 'afortunados': su terraza le permite defenderse manteniendo la actividad -«a un 30% de nuestra capacidad»- y a toda la plantilla -«con sacrificio»-.
«Tenemos la sensación de que el gremio de la hostelería es el cabeza de turco, y parece que todos los males vienen de ahí. Lo que sucede es que la hostelería es lo más fácil de cerrar, pero hay que pensar que cuando se cierra un negocio los gastos no paran, y afrontarlos es una cuesta muy difícil de subir».
A Ángel Suárez, dedicado al ocio nocturno -Coppola, Rosé y Luciano-, la crisis le ha golpeado de lleno. «Si nos dejan abrir algo ahora, en Navidad, habremos sufrido una caída de ingresos de menos del 75%; si no, será de más del 80%».
Suárez, presidente de la Asociación de Empresas de Ocio Nocturno (ENC), explica que los gastos que afronta este tipo de locales son tremendos. «Tienen licencias muy especiales, están en sitios clave y suelen ser grandes, así que soportamos unos alquileres enormes: aunque los dueños colaboren y te bajen la renta a la mitad, sigue siendo mucho dinero cuando los ingresos son cero».
Califica de «ensañamiento» el trato dispensado por el Gobierno, pese a que los empresarios han invertido en seguridad, cumplen las exigencias, «y no se ha reportado un solo caso de contagio». «Pedimos que se haga un estudio de verdad, que indique en qué condiciones se puede trabajar, y si no se puede, que esté justificado, porque si no nos están cerrando 'por el artículo 33'».
Noticia Relacionada
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.