![La hostelería de Cantabria no encuentra camareros y en el paro hay 5.653 personas en el sector](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202107/05/media/cortadas/Imagen%20MF0P4S05-kRqE-U140927703617thH-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
![La hostelería de Cantabria no encuentra camareros y en el paro hay 5.653 personas en el sector](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202107/05/media/cortadas/Imagen%20MF0P4S05-kRqE-U140927703617thH-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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Fue en un debate organizado por El Diario Montañés en su ciclo 'La agroalimentación en el siglo XXI'. Septiembre de 2019. La Asociación de Hostelería anunció un proyecto para traer cuatrocientos camareros desde Perú formados en su país. Aquí no encontraban personal. Los sindicatos y Empleo se echaron las manos a la cabeza ... y se reavivó una discusión antigua. Aquella 'crisis' se cerró con un acuerdo entre la Consejería y los hosteleros. Tratar de emplear a los, por entonces, 5.165 parados cántabros en el sector y organizar campañas de captación. Mesas para juntar a los que ofrecen empleo y a los que buscan. Pero llegó la pandemia y no se hizo nada. Ahora, en verano, el problema vuelve. Hostelería insiste en la dificultad para reclutar trabajadores y los sindicatos denuncian las ofertas de trabajo. La Asociación dice que, para este verano, faltan unos 3.000 camareros en la región. En las listas del paro –con los datos de junio– quedan 5.653 personas en el sector (en el apartado general de hostelería). ¿Por qué se da esa aparente contradicción?
2.591afiliaciones más a la Seguridad Social en junio con respecto a mayo en hostelería.
7.885es el número de demandantes de empleo en hostelería, según los datos de junio.
«Sí que faltan. Puedes llamar a diez negocios y en casi todos te lo dirán. De todo, cocineros, ayudantes, gente de limpieza... En todo el escalafón. Y cuanto más especializado, más falta», asegura Ángel Cuevas, presidente de los hosteleros. Es él el que da esa cifra aproximada de los 3.000 camareros. Pero la reclamación no es sólo suya. Se repite en las asociaciones de toda España. ¿Por qué hay paro y a la vez no encuentran personal? «Pues es una contradicción. En muchos sectores cuesta encontrar personal especializado, pero en el nuestro más. No sé si no interesa trabajar sólo en verano, pero que hay un problema, eso está claro».
Sabedor de la respuesta sindical en este debate, se explica. Dice que ellos –Hostelería– son el interlocutor para negociar el convenio colectivo. Que se firmó y que está vigente. «Y si alguien no lo respeta, el trabajador tiene todo el derecho de reclamar. Pero la hostelería ha cambiado mucho en veinte años y el que no lo respeta es una excepción». También sabe que les achacan la proliferación de contratos temporales. No sólo por temporada, sino para atender los «picos de trabajo». De cinco días, de tres. «Pongamos un negocio de playa. Los fines de semana necesita a diez personas, pero entre semana sólo a dos. ¿Si cumple el convenio por qué no puede hacer esos contratos? ¿Tiene que tener a diez camareros el mes entero cruzados de brazos cinco días?». Y añade detalles. Que la bolsa de trabajo de la Asociación está «prácticamente vacía», que se «va a notar este verano en momentos puntuales de picos que el servicio que se presta no es el que se pretende» y que lo que negociaron con Empleo (ir a municipios y citar en un pabellón o centro cívico a empresarios y trabajadores para conocerse y cerrar acuerdos y contactos) «estaba bien estructurado» pero no se hizo por la pandemia. «Este año ya no daba tiempo con la situación que había, pero por nuestra parte sigue en pie. Febrero o marzo sería el momento para poder hacerlo».
La visión sindical es muy distinta. «No aplican el convenio. Ofrecen doce horas diarias por 900 euros. Y eso sigue, da igual lo que hagamos los sindicatos. Si te gusta, bien. Si no, nada», destaca Javier González, responsable regional de Hostelería en UGT. «Sí que se ha negociado un convenio y hemos estado de acuerdo, pero las contrataciones no son como deben ser. Son de 'me hace falta y me voy'. El convenio muchos no lo cumplen». De hecho, entiende que sí se cubrirían más plazas con el cumplimiento de los convenios. «Pero el trabajador de hostelería sigue muy machacado, como toda la vida».
Desde la hostelería
Proyecto en suspenso
acciones
antecedentes
González coincide con Marta Careaga, secretaria general de la Federación de Servicios del sindicato CC OO, en la descripción de perfiles. Que en los grandes hoteles de la región no hay problema. Que es en los pequeños negocios o en los que funcionan exclusivamente en temporada (habla de la costa oriental, sobre todo). «Es lo que veo, oigo y me cuentan los trabajadores. Se sigue contratando a media jornada para trabajar jornadas completas y las horas ni se pagan ni te puedes quejar. No hay control y se falsea. Se les obliga a firmar que son ocho horas aunque sean más», denuncia Careaga, que invita a ver los anuncios de ofertas. «Está escrito. Agosto entero sin librar un día. Lo raro es que encuentren a alguien. La precariedad y el abuso es brutal. Claro que hay gente que lo coge. Y ellos mismos te dicen que no les importa trabajar una hora más, que 'es hostelería'. Pero es que trabajan 56 horas semanales y a los empresarios les parece poco. Conozco muy pocos sitios que cumplan».
Habla de camareros profesionales contratados como ayudantes, de contratos a media jornada de tres días que son a jornada completa... «Casi nadie libra día y medio ni trabaja ocho horas. Con los dedos los cuento». Hay convenio, dicen, pero no se cumple.
Una charla rápida con empresarios y profesionales del sector confirma las dificultades para encontrar personal de los propietarios de negocios, lo poco atrayente de algunas ofertas («es un oficio sin aliciente para los jóvenes»), que en los hoteles más importantes no suele haber problemas (entre ellos se ayudan para cubrir las necesidades de personal)...
Pero hay una conversación que abre un frente interesante. «Ahora mismo todos los camareros que se titulan tienen buenos trabajos y donde quieren», asegura Juan Carlos Freire, jefe de estudios de la Escuela de Hostelería del IES Peñacastillo, en Santander. «Tenemos una bolsa de trabajo y de ella tiran muchos hosteleros. A raíz de la pandemia la demanda es brutal. Terrible. Nos están llamando y necesitan camareros. Tenemos un ciclo de Grado Medio en Servicios de Restauración. Son 28-30 alumnos. Es una participación pequeña, pero damos formación. Y el problema siempre ha sido ese, la formación. Antes valía todo y les formaban en las empresas. Pero se necesitan profesionales y eso es difícil de conseguir». De hecho, destaca que los negocios donde los alumnos completan sus prácticas «piden por favor que se queden».
Y un dato más. En los dos años de estudio en la Escuela reciben visitas de profesionales de distintos ámbitos. Baristas, cortadores de jamón, coctelería... Aprendizaje diverso. «Eso no lo hace el que entra a una empresa a trabajar. Allí el trabajo no luce porque ven esos horarios, los fines de semana... Pero hay más vida y aquí ven esos sectores. Ser camarero es más atractivo de lo que la gente piensa. Se pueden especializar en algo que les dará muchas alegrías».
Dentro del sector, en la Formación Profesional Básica en Cantabria se ofrecen estudios de Cocina y Restauración. Además, en Grado Medio, hay Cocina y Gastronomía y Servicios en Restautación. Y en el Grado Superior (además de formación para agentes de viajes, alojamientos, dirección de cocina o guías) este año se podrá cursar por primera vez Dirección de Servicios de Restauración.
Un problema añadido
Desde UGT y CC OO describen una situación que, según dicen, se repite. Un camarero profesional que pierde su trabajo (con la pandemia ha sido una situación habitual) y al ver la oferta que hay en el mercado («contratos sólo por temporada, medias jornadas que son completas...») «acaba cambiando de sector». «O mantienen el trabajo que tenían o se van a otra cosa». A los supermercados, por ejemplo. «Al menos ahí hay unos turnos más definidos y más control». En ese sentido, un director de hotel cuenta, por ejemplo, los problemas que tuvieron para contratar personal en su día durante los años del 'boom' de la construcción en España.
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