Hostelería: «Nos vuelven locos»
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Varios representantes del sector del norte de España se reunieron ayer en Santander para pedir «un plan que nos permita trabajar con certidumbre y organizar los negocios»El plan que regirá el funcionamiento de la hostelería cántabra tras el fin del estado de alarma, si es que puede calificarse como tal, se ha convertido en un galimatías imposible de descifrar para los empresarios del sector. «Por un lado, el miércoles ... nos dicen en Cantabria que a partir del día 9 deberemos cerrar a las diez y media de la noche, y que el interior de los establecimientos permanecerá cerrado catorce días más. Y el jueves, por sorpresa, el vicepresidente del Gobierno anuncia que se establecerán unos criterios diferentes para cada municipio, que dependerán de la incidencia en cada caso. ¿Pueden explicarnos cómo podemos organizar nuestros negocios con esta premisa? ¿Se están riendo de nosotros? ¡Es una puñetera locura y nos vuelven locos!».
Al presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria le llevaron este jueves los demonios al valorar las perspectivas de futuro que tienen bares, restaurantes y hoteles de cara a lo que vendrá después del domingo, cuando quede desactivado el actual estado de alarma.
La aproximación a ese futurible, que por otro lado es inmediato, se halla en la vecina Vizcaya. Allí se ha estipulado una suerte de 'semáforo' que activa inmediatamente las restricciones en cuanto la incidencia acumulada a 14 días de un municipio sobrepasa los 400 casos por cada 100.000 habitantes. Y es lógico pensar que si el Ejecutivo regional quiere implantar un modelo de estas características, imitará el que ya existe en la provincia limítrofe.
Sobre esto y otros asuntos de vital importancia para la supervivencia del sector debatieron este jueves en Santander representantes de las asociaciones de Hostelería y Turismo de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco, englobadas en la plataforma 'La Fuerza del Norte'. «Entre todos queremos hacer fuerza para ver si de una vez por todas hay un plan nacional que nos de un poco de certidumbre sobre cómo vamos a poder trabajar a partir del domingo y de cara al verano que viene, porque aún no sé lo que voy a poder comprar para llenar la nevera», reivindicó Cuevas.
Asturias es de las pocas comunidades que cuenta ya con un programa que fija lo que podrá hacer a partir del domingo. «Ha sido hace muy poquito que nuestro Gobierno regional ha anunciado que tanto interiores como exteriores podremos abrir hasta la una de la mañana», certificó José Luis Álvarez, presidente de OTEA, Hostelería y Turismo de Asturias. Otros muchos territorios están aún a verlas venir.
Los empresarios aprovecharon la cita para simbolizar su unión frente a una planificación «que deja mucho que desear y que parece ignorar a un sector que en Cantabria alcanza casi el 12% del PIB», reivindicó Cuevas. «No es de recibo que estemos así, y que estemos siendo también los más olvidados por las ayudas, sobre todo después de los cierres obligados a los que se nos ha sometido».
Galicia tuvo la palabra en este punto para advertir que en aquella comunidad ya se han abonado dos líneas de ayudas que han ayudado en gran medida «a la supervivencia de un sector que ha sido de los más castigados por las restricciones», enfatizó Héctor Cañete, director de la Asociación de Hostelería de La Coruña.
La principal reivindicación cántabra en este sentido tiene que ver con la necesidad de que se encuentre el modo de que, incluso los negocios que carguen con alguna deuda con Hacienda, puedan recibir la prestación. «Hay que comprender que hay muchos empresarios ahogados», explicó Cuevas. «Que quien más, quien menos, se ve incapaz de afrontar el pago de según qué facturas y que las ayudas pueden, precisamente, ayudar a sufragar esos gastos», insistió el empresario, empeñado en reivindicar la apertura de los interiores como pieza fundamental de una triada: apertura de fronteras, fin de toque de queda y aforos bajo techo, «que es fundamental para que el negocio vuelva a funcionar».
«Lo que no tiene sentido es que los hoteles se vean obligados a contratar personal para subir las comidas a cada habitación porque los hospedados no pueden comer en sus restaurantes. Eso no se lo explica nadie porque es inasumible. Es una medida que no es real y todo el mundo sabe que no se puede hacer», zanjó.
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