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El pasado jueves, cuando representantes de sectores hosteleros de varias comunidades del norte de España se reunieron en Santander para debatir sobre el futuro del sector, los cántabros, encabezados por el presidente de la Asociación de Hostelería, Ángel Cuevas, clamaron contra «el caos ... en el que nos tiene sumidos el Gobierno». «Se muestran incapaces de tomar una decisión y decirnos cómo vamos a poder trabajar a partir de este domingo en que cae el estado de alarma», aseguraba.
El miércoles, el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, había anunciado la prórroga del cierre del interior de bares y restaurantes y el jueves, el vicepresidente del Gobierno, Pablo Zuloaga, añadía al tablero de juego nuevas fichas. Avanzó que a partir de hoy se tomará como referencia la tasa de incidencia para activar nuevas restricciones en una suerte de semáforo que se pondrá en rojo en ciertos municipios en los que el virus se haga más fuerte.
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«¿Nos están tomando el pelo? ¿A quién podemos hacer caso? Esto es una puñetera vergüenza», exclamó Cuevas, que al día siguiente endureció aún más su mensaje tras hacerse público un vídeo difundido por redes en el que algunas personas acusaron al presidente Miguel Ángel Revilla de fumar en la terraza de un restaurante.
De las comunidades vecinas, sólo Asturias tiene un plan de desescalada tras el toque de queda. «Aquí no sabemos nada. No nos han dicho cómo van a cambiar los términos, si podremos cerrar más tarde, si se modifican los aforos. Así no podemos planificar nada», reivindicó Cuevas.
Todo apunta a que poco o nada va a cambiar en lo que respecta a las actuales restricciones. Por eso los hosteleros protestan, porque no van a verse beneficiados en ningún aspecto con el fin del estado de alarma.
Y eso que son muchos los establecimientos que han hecho importantes obras en sus negocios. «Esta terraza que hemos puesto a funcionar este año, con la instalación de las carpas, nos ha costado un dineral. Y necesitamos amortizarla», contaba hace unos días Ramón López, responsable de La Taberna del Herrero, un negocio situado en la S-20. Allí han transformado un aparcamiento en una amplia terraza donde pueden servir comidas y cenas. Su esperanza estaba puesta en el fin del confinamiento perimetral y en la llegada de clientes de otras regiones, pero si no se modifican los aforos, si no se amplían los horarios, su caja seguirá siendo prácticamente la misma.
Y es que, para que el músculo hostelero funcione, es preciso que confluyan tres puntos: apertura de fronteras entre comunidades, funcionamiento de interiores y eliminación del toque de queda. «Si nos falla una, como es la apertura de los interiores, ya estamos perdidos», señala Cuevas, que en repetidas ocasiones ha destacado el «despropósito» que supone impedir que los hoteles abran los comedores para sus clientes. «¿Qué vamos a estar, subiendo la comida a cada habitación? ¿Nadie entiende que es inasumible por la cantidad de camareros que tendríamos que contratar?»
Para muchos profesionales de este sector, las restricciones sólo traerán una proliferación de las reuniones privadas, porque además ya no tendrán que cuidar el número de personas, ya que el fin del estado de alarma elimina la posibilidad de limitar el derecho de reunión.
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José Carlos Rojo
J. C. ROJO
«Si la gente no puede comer en un restaurante porque no encuentra mesa, lo hará en su casa, y allí sí que es mucho más difícil que se mantengan las normas de forma tan escrupulosa como lo hacemos nosotros en nuestros negocios. Por no hablar del botellón». Esto último es el aviso a navegantes de propietarios de pubs y discotecas.
La reunión de este pasado jueves en Santander sirvió para unir a representantes del sector llegados de Galicia, Asturias y País Vasco. Entre todos escenificaron la reivindicación que dirigen a Madrid: «Necesitamos unas directrices nacionales. No puede ser que cada comunidad decida lo que se hace y lo que no porque es discriminación. En Cantabria, que somos de los peor tratados, parece que a nadie en el Gobierno le importa que supongamos hasta el 12% del PIB. Aún estamos a verlas venir porque no sabemos todavía a ciencia cierta cómo va a quedar nuestra situación con este nuevo escenario del fin del estado de alarma», protesta una y otra vez Cuevas.
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