Ninguna repercusión en la segunda jornada de huelga de la plataforma del transporte

La normalidad y la calma han vuelto a ser la tónica en las carreteras, centros de transportes y polígonos de Cantabria, según las asociaciones mayoritarias, Asemtrasán y Aetrac, que representan al 90% de los trabajadores del sector en la región y que decidieron desde un primero momento no secundar el paro al considerarlo innecesario.

Tampoco se ha visto afectada la cadena de distribución. Para ejemplo Mercasantander, donde «ni tan siquiera lo hemos notado», explica al otro lado del teléfono su director Juan José Fernández. Una situación muy diferente a la que vivieron en marzo, cuando la huelga causó estragos y puso en jaque a los empresarios, que incluso tuvieron que «reajustar sus pedidos para no quedarse sin producto». Ahora, la actividad transcurre como cualquier otro día sin que la convocatoria genere ningún tipo de repercusión.

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Mariña Álvarez

Esta misma mañana, la delegada del Gobierno en Cantabria, Ainhoa Quiñones, ha explicado que tras una reunión de coordinación con Policía Nacional, Guardia Civil, la Dirección General de Transportes y Tráfico para valorar estos dos días de huelga, la conclusión a la que han llegado desde todos estos ámbitos es que «no hay ningún incidente a destacar», al margen de las investigaciones por lo ocurrido en Villaescusa.

La manifestación de este lunes fracasó en su primer día de paro y los camioneros críticos no lograron bloquear el abastecimiento. Tan solo un día después, la Plataforma Nacional en Defensa del Sector del Transporte ha confirma el fin del paro a nivel nacional. La movilización no tuvo el seguimiento esperado y tanto las carreteras como los centros logísticos han funcionado con «absoluta normalidad» durante las jornadas del lunes y el martes.

La junta directiva de la Plataforma argumenta que la razón de la suspensión es la campaña de «acoso y derribo» por parte de cargadores, asociaciones del Comité Nacional del Transporte (CNTC), sindicatos, algunos medios de comunicación y una parte de la política para «intentar desacreditar intencionadamente todo lo posible las movilizaciones anunciadas por la Plataforma».