Secciones
Servicios
Destacamos
Mariña álvarez y ángela casado
Santander
Viernes, 25 de enero 2019, 07:05
La conjura de los elementos favoreció que ayer Cantabria se inundara de punta a punta. Todos los ríos de todas las cuencas han salido de su cauce. El desastre es absoluto. Salvo por la ausencia de víctimas y heridos, lo que pasó ayer ... puede pasar a la historia como las peores inundaciones ocurridas en la región desde que existe memoria. Agua descontrolada anegó viviendas y vías de comunicación, aderezado con una avalancha de argayos que aisló pueblos y obligó a evacuar a la gente en lanchas. De los 102 municipios que tiene Cantabria, 62 están afectados. El tráfico ferroviario quedó interrumpido, el transporte escolar suspendido en numerosas zonas, puentes impracticables, cortes de carreteras, infraestructuras que se intuyen destrozadas bajo las aguas...
En este caso vale el recurrente 'los más viejos del lugar no recuerdan algo semejante'. Ni el presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que tiene 76 años, ni el director general de Protección Civil, Luis Sañudo, que tiene 72, han vivido nunca una situación parecida. Sirve de ejemplo que en los 150 años de historia de Solvay es la primera vez que los chalés del recinto fabril se desalojan por inundación. Y jamás se había visto a lanchas navegando en Torrelavega por la zona de Aspla rescatando a gente.
Hace 35 años Cantabria lloró una de las peores riadas que se recordaban hasta ahora. Aquellas de agosto de 1983 dejaron tres muertos en Renedo por la crecida del insignificante regato Carrimón, del Pas, más un cuarto en Soto de la Marina. Pero en envergadura y daños materiales, estas de 2019 no son ni comparables.
Las peores catástrofes ocurren cuando nadie las espera. El miércoles Cantabria se fue a dormir convencida de haber superado más o menos airosa el temporal. Pero durante la noche empezaron a sonar voces de alarma, alcaldes alertando de que en sus pueblos los ríos estaban subiendo demasiado. Llovía sin parar. Nada extraordinario en estas fechas. De no ser porque en las cumbres al fin había nieve, y de pronto hace menos frío y justo a estas alturas de mes las mareas presentan un coeficiente muy alto. Todo: lluvia, desnieve, subida de temperaturas y pleamares excepcionales se aliaron para crear el desastre perfecto.
Para entender por qué esta vez el agua ha desbordado las riberas de los grandes ríos hay que recurrir a tres motivos. El director general de Medio Natural, Antonio Lucio, subraya que la primera explicación es obvia: la lluvia incesante que ha caído en los últimos días, con registros que han llegado a superar en algunos puntos los 100 litros por metro cuadrado en 24 horas. Pero eso no es algo raro en Cantabria, así que hay que buscar una segunda explicación. Las nevadas de principios de semana han tardado horas en derretirse y ese desnieve, que ha dejado sorprendentes imágenes de cascadas en los montes, ha terminado colapsando los ríos.
Además hay que señalar un motivo estructural en algunas zonas donde los incendios forestales han causado estragos en los últimos años. Por ejemplo, en Cabuérniga, donde el Saja se ha desbordado y se han producido numerosos argayos, las laderas tienen pendientes muy fuertes y la ausencia de vegetación provocada por los incendios ha hecho que el agua de la lluvia y el desnieve se precipite sin obstáculos hacia el río, arrastrando piedras y restos de vegetación, lo que a su vez reduce la capacidad del cauce de absorber el exceso de precipitaciones. Esto es lo que pasó ayer y que nadie preveía.
A las cuatro de la tarde del jueves, los citados Revilla y Sañudo, acompañados por los consejeros de Presidencia, Rafael de la Sierra, y de Obras Públicas, José María Mazón, comparecieron para hacer balance provisional. Las cifras cantan: 62 municipios de Cantabria están afectados por las inundaciones. Son casi todos los que se sitúan en las riberas o desembocaduras de los ríos. Sólo por la mañana fueron evacuadas de sus casas en zodiacs más de cien personas. Se contabilizaron más de 350 incidencias en la red viaria, la mitad de ellas por cortes de carreteras debido a inundaciones y la otra mitad, por argayos. Y el teléfono 112 que no paraba de sonar. En concreto, 1.146 veces.
El de ayer fue un negro amanecer. Ya a las tres de la madrugada se organizó una primera reunión para evaluar los avisos recibidos de distintos pueblos. Y a las seis de la mañana llegó el caos. El mapa de la DGT pintaba decenas de puntos negros alertando de carreteras cortadas. La Confederación Hidrográfica del Cantábrico elevó a 'alerta roja' por riesgo de desbordamiento las cuencas del Deva, del Asón, Pas y Saja-Besaya. Y el agua comenzó a fluir sin freno por la tierra.
El presidente de Cantabria estaba reunido en Consejo de Gobierno. A las nueve se marchó a recorrer las zonas más afectadas, viviendo en persona la angustiosa evacuación de ancianos en localidades como Villanueva de la Peña, Casar de Periedo, Caranceja... Y vio por sí mismo también lo que estaba pasando en Torrelavega, en Molleda... Estábamos en situación de 'preemergencia', pero ya a primera hora de la mañana se decidió activar el Plan Especial de Protección Civil ante Riesgo de Inundaciones (Inuncant). Nivel 1. Poco duró. Antes del mediodía ya subió a Nivel 2 -hay tres niveles- y se solicitó ayuda al Ejército. De inmediato fueron llegando los primeros efectivos de la UME, que se sumaron a un colosal dispositivo montado en los cuatro puestos de mando: el principal en la sede del 112, a las órdenes del consejero De la Sierra, y otros tres en Los Corrales, Cabezón y Unquera. Y preparado, por si acaso aunque con el convencimiento de que no será necesario, ese Nivel 3 que se activa cuando está en riesgo la seguridad nacional y que cede el mando al Gobierno central.
111,12 litros por metro cuadrado en Camaleño fue la precipitación máxima de Cantabria y España.
En la comparecencia de ayer se desconocía el número total de efectivos movilizados de todos los cuerpos que estaban luchando contra las inundaciones, a los que se fueron sumando numerosos voluntarios. «Más de mil». Sin contar con la labor espontánea de ciudadanos, que rescataban con escaleras por la ventana a algún atrapado, sacaban vacas de establos, abrían sus negocios para dar cobijo a los desalojados... La solidaridad también llega a riadas.
Hoy es el Día de Cantabria en Fitur. Buena parte del Ejecutivo autonómico tendría que estar allí ya desde ayer, a vender la región, a presentar ese proyecto de la nave espacial y la vida en Marte tan sugerente, a recibir a autoridades y apoyar a las entidades que participan en la feria de turismo más importante de todas. Ya por la mañana el presidente canceló el viaje y el delegado del Gobierno volvió de la capital. No hay tiempo para pensar en Fitur cuando en Cantabria hay gente con el agua por la cintura, cuando se corta el tráfico ferroviario con Madrid, cuando han caído argayos de impresión en Cabuérniga o Camaleño, cuando la región tiene núcleos aislados por puentes caídos o desprendimientos...
Con la mirada puesta en los partes meteorológicos, se celebra que ya no hay alertas y que ya por la tarde se rebajó el riesgo de desbordamientos, con las cuencas a la baja, pero hoy también va a llover. Aunque las aguas aún no han vuelto a su cauce, se intuye que la labor de reconstrucción va a ser «ingente», dijo Revilla, que ya anunció que se hará un estudio para solicitar la declaración de 'zona catastrófica' en cuanto se conozca el alcance de los daños «en viviendas, en comercios, ganaderías, carreteras, el tren...». Prueba de lo que está por venir es que ya se teme que algunas localidades se quedarán sin agua potable. Un mensaje de tranquilidad para los afectados: si no hay agua, «mandaremos cisternas a los pueblos. Esto va a requerir muchos medios económicos, que no tenemos y habrá que buscarlos. Pero lo que no vamos a hacer es dejar a nadie aislado», dijo el presidente.
Sobre las ocho de la tarde, el Rey de España llamó a Revilla para interesarse por la situación de Cantabria. Este es un resumen de lo que pasó en cada cuenca:
Cuenca del Deva
El municipio de Camaleño quedaba incomunicado ayer por la mañana por un argayo en la carretera de Fuente Dé, que impidió el acceso a doce pueblos hasta que a las siete de la tarde se abrió uno de sus carriles.
Las continuas lluvias no hicieron más que empeorar la situación y el río Deva se desbordó a la altura de Unquera. Allí, el agua entró en el cuarto de contadores de la urbanización 'Llanzucu' y dejó sin luz a 60 viviendas. También invadió la vía y provocó el corte del tráfico en la nacional N-621, que abrió un carril cerca de las ocho de la tarde.
Otro de los pueblos más afectados fue Molleda, que quedó anegado. El río Urdón se mantuvo en unos niveles muy altos y se temió que se desbordase en cualquier momento, un hecho que habría provocado el corte completo del Desfiladero de la Hermida (Peñarrubia). Con todo, el paso por el desfiladero era en sí muy peligroso por los constantes desprendimientos que ocasionaban las lluvias. El CEIP Concepción Arenal de Potes también se vio afectado porque la ruta de transporte no se pudo realizar debido a otro argayo. Dieciséis alumnos no pudieron ir al colegio y al IES Jesús de Monasterio ayer no fue nadie.
Cuenca del Saja-Nansa
El municipio de Mazcuerras y su límite con Reocín fueron las áreas más afectadas de la cuenca Saja-Nansa. En Villanueva de la Peña el agua entró con fuerza en el casco urbano e inundó los bajos de varias viviendas. Los servicios de emergencias tuvieron que sacar en lanchas a alrededor de 40 personas que se encontraban atrapadas en sus casas. Otros, bajo el consentimiento de los técnicos, prefirieron esperar dentro a que bajase el nivel del agua. En algunos puntos, llegaba hasta la segunda planta.
El escenario no era más optimista en Cabuérniga. Allí, medio centenar de alumnos del colegio Manuel Llano permanecieron incomunicados cuando se produjo otro corrimiento de tierras que aisló el centro. Los niños fueron evacuados por la tarde en todoterrenos y alojados en un albergue en Terán. El acceso a Ruente también quedó cortado por otro desprendimiento, que fue retirado por la tarde. El puente de acceso a Monte Aá ha colapsado.
Cuenca del Besaya
En la parte media de la cuenca se registraron los incidentes más graves. En el municipio de Molledo se ordenó la evacuación de todo el pueblo de Santa Olalla para evitar que los vecinos se quedasen aislados. Los Corrales de Buelna quedó prácticamente incomunicado y sólo se podía acceder a la localidad por un punto de la A-67, por la Avenida de Galicia. Además, el río inundó las mieses de San Felices de Buelna y el río Cieza inundó el pueblo del mismo nombre. La carretera entre Cieza y Los Corrales de Buelna se cerró por un desprendimiento.
En Torrelavega se suspendió el transporte escolar porque las cocheras del Torrebús estaban hasta arriba de agua. Agua que también entró en Solvay, en Sniace y en Aspla, donde se vio interrumpida la producción de las tres fábricas. La Policía Local controló los accesos en todas las zonas afectadas y se desalojó, con ayuda de una barca, a personas con discapacidad que residen en los 'chalés tortuga', junto a Sniace.
En el Barrio de Polo en Viveda (Santillana del Mar), los vecinos estuvieron atrapados desde la madrugada y fueron auxiliados por los bomberos. El CEIP Leonardo Torres, en La Serna de Iguña, fue desalojado y cerca del mediodía las aulas sirvieron para acoger a vecinos de pueblos que estaban siendo evacuados. También se inundó la planta baja del CEIP Pero Niño, en Rivero (San Felices de Buelna). El río Los Llares se desbordó en Arenas de Iguña y numerosas casas de Las Fraguas se inundaron. La A-67 fue cortada a la altura de Riocorvo durante una hora por unos desprendimientos.
Cuenca del Pas
El río se desbordó de madrugada a su paso por Vioño de Piélagos, por lo que se cortó la carretera y se suspendieron las clases en el colegio Antonio Robinet. Se registraron numerosos daños ocasionados por el desbordamiento del Pas a su paso por Piélagos, sobre todo en Salcedo y Oruña. La carretera de Quijano se cerró por la noche y se reabrió por la mañana después de una ligera mejoría, aunque la Policía Local tuvo que volver a cerrarla por seguridad, ya que las lluvias siguieron aumentando el caudal del río.
Cuenca del Asón
A las diez de la mañana de ayer, en la plaza de toros de Ampuero el agua llegaba hasta las rodillas y numerosos locales estaban inundados. En el polígono de Marrón muchos talleres permanecieron cerrados y preocupaba la estabilidad del muro de contención que protege a las empresas. También se inundaron las instalaciones deportivas: el campo de fútbol y las pistas de pádel y tenis. En Soba y en la zona de Becerral se produjeron argayos.
Cuenca del Ebro
En Reinosa, los principales problemas se concentraron en Campo Colorado y Los Puentucos. El Ebro se desbordó en el parque anegando toda la zona de La Barcenilla. Únicamente la vía del tren, más elevada, separaba los cauces de los ríos Ebro e Híjar. Tuvo que cortarse la circulación de varias vías como la de Los Puentucos, la calle Ebro y Vidrieras y en la calle Deltebre los coches fueron desviados hacia la zona peatonal de la calle Mayor. En todas estas zonas se inundaron locales, garajes, bajos y portales.
En Espinilla (La Hermandad de Campoo de Suso), fue evacuado el cuartel de la Guardia Civil. En Campoo de Enmedio también se inundó la carretera que une las localidades de Requejo y Bolmir, así como la zona del Parque Botánico de Nestares.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.