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Como lo define el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, la alcaldesa de Santander, Gema Igual, le visitó ayer con su «rito previo a la Navidad» para trasladarle sus peticiones para el año que viene. Y, también como de costumbre, ninguno de los dos quedó ... satisfecho tras el encuentro. Para ella, las inversiones que el Gobierno regional tiene previsto realizar en la capital durante 2023 son insuficientes, mientras él le recuerda que las grandes obras previstas para el ejercicio entrante, como la unidad de protonterapia de Valdecilla y el Mupac, suman 110 millones de euros. Aunque el tono de la cita en Peña Herbosa fue mucho más relajado que el del año pasado, cuando Revilla salió disparado hacia su despacho sin mediar palabra y quejándose de que la regidora le viniese con «obrucas», en esta ocasión tampoco han consensuado nuevos acuerdos y el presidente le ha vuelto a remitir a los consejeros para tratar las cuestiones más concretas.
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Igual, acompañada de su irreemplazable escudero, el primer teniente de alcalde, César Díaz, calificó el encuentro de «coloquial, con buen tono», mientras Revilla lo dejó en «cordial». Como el año pasado, al salir de la sala donde intercambiaron propuestas durante una hora, el presidente se fue directo a su despacho, aunque esta vez sin malos gestos, y dio espacio a Igual para que expusiera su versión a los medios de comunicación para después compartir la suya.
Consejeros «Hay cuestiones que tiene que trasladar a los consejeros. Cuando yo voy a Madrid no le pido todo a Pedro Sánchez, se lo pido a los ministros»
Proyectos «Aunque (Igual) dice que las inversiones en el Puerto o en el aeropuerto no son para Santander, redundan directamente en la ciudad»
Así, aunque la alcaldesa recalcó la importancia de las grandes inversiones, también apuntó que esas obras, relacionadas con Valdecilla, el Mupac o el Puerto, entre otras, «no eran intervenciones concretas para Santander, sino para Cantabria, aunque estén localizadas en la capital». Como el año pasado Revilla la 'regañó' por llevar un largo listado de «obrucas», este año se enfocó en «lo importante, en las más relevantes». Y uno de los grandes chascos de Igual fue la negativa a la construcción del aparcamiento disuasorio de La Marga. «Revilla nos ha trasladado que no se hará porque el Puerto no puede prescindir del espacio, nos gustaría que el presidente de la Autoridad Portuaria (Francisco Martín) diera la cara y nos explicase las razones», expuso Igual. Razones que Revilla desveló durante su intervención: «Lo que me dicen es que actualmente están construyendo un aparcamiento vertical porque no tienen espacio para los coches, por lo que ese terreno les resulta imprescindible y no pueden cederlo». Y aunque dejó claro que el Puerto depende del Estado, se comprometió a mediar entre ellos para que concierten una reunión.
Sin aparcamiento disuasorio «El presidente nos ha trasladado que el aparcamiento disuasorio de La Marga no se hará porque el Puerto no puede prescindir del espacio»
Reivindicaciones «En El Cabildo hemos arreglado calles, hemos construido las viviendas de protección oficial... Pedimos que el Gobierno rehabilite Las Clarisas»
El tema del Cabildo fue el que se desarrolló con más sintonía. Hace un par de semanas se reactivó la comisión mixta (formada por los gobiernos de España y de Cantabria y el Ayuntamiento) para determinar el futuro del barrio y revivir el Plan Especial que se vio arrastrado en 2017 por la anulación del PGOU. «Con la nueva Ley del Suelo podrá recuperarse», coincidieron ambos. Eso sí, Igual dejó claro que el Ayuntamiento está haciendo mucho más por el barrio que el Gobierno: «Hemos arreglado calles, hemos construido las viviendas de protección oficial, el ascensor del Pasaje de Peña... Pedimos que el Gobierno haga también lo que está en su mano, rehabilitar Las Clarisas». Y en ello está, garantizó Revilla, quien revela que se han presentado varias empresas a la tercera licitación, que ronda los dos millones de euros (las dos anteriores quedaron desiertas), y que pronto se conocerá quien llevará a cabo las intervenciones.
En cuanto a la Residencia Cantabria, ambos coinciden en darle un uso sanitario, como puede ser alojar familiares de personas ingresadas en Valdecilla o a médicos en prácticas. «Pero lo primero, en lo que se trabaja ahora, es en conocer el estado de la estructura, porque me da la impresión de que habrá que derribarlo», reconoce Revilla. En cuestiones relacionadas con salud, servicios sociales, movilidad, empleo, turismo o medio ambiente, entre otras, el presidente pidió a Igual que se dirigiera a los consejeros del Gobierno. «Cuando yo voy a Madrid no le pido todo a Pedro Sánchez, se lo pido a los ministros de cada área», ejemplificó.
Otras inversiones que destacó Revilla fueron los 30 millones que irán al aeropuerto –«(Igual) dice que eso no es Santander, pero los beneficios redundan sobre todo en Santander»–, los 150 millones para el Puerto –con la misma premisa– y el avance de las obras de la línea de alta velocidad ferroviaria, con un nuevo tramo adjudicado, por 140 millones, entre Santander y Torrelavega.
Anécdotas
Lo cierto es que tras saludarse con un abrazo y dos besos, el primer tema que trataron fue de lo más cotidiano: mientras la alcaldesa, Gema Igual, a sus 49 años, usa gafas de cerca, el presidente, Miguel Ángel Revilla, con 30 más, ya no las necesita porque se «ha recuperado» de su presbicia. «Nunca había conocido a nadie que se curase de la vista», se sorprendió Igual. No fue la única anécdota de la tarde. Tras la intervención de la alcaldesa para la prensa, llegaba el turno del presidente, que estaba esperando en su despacho. Al terminar su conversación con los medios, Igual no sabía si irse o no. «¿Espero para despedirme? ¿O nos vamos directamente?», preguntó en alto, mientras empleados del gabinete del presidente iban a buscar a Revilla. Pasaron un par de minutos e Igual, junto a César Díaz, se acercaban cada vez más al ascensor. «No viene, ¿nos vamos?», cuestionó la alcaldesa a César Díaz, que tampoco se decidía entre pulsar el botón del ascensor o seguir esperando. «Si no sale es porque no me quiere», bromeó Igual para hacer tiempo. «Bueno, despedíos de nuestra parte», dijo un par de minutos después.
Pero no hizo falta porque justo en ese momento apareció Revilla en la esquina del pasillo. «Pocos hombres me han hecho esperar tanto», le recriminó, en tono irónico, la alcaldesa, que le dio dos besos y, esta vez sí, llamó al ascensor. Pero el presidente tenía una última palabra: «Oye, que en algunos sitios te he tenido que esperar yo a ti». Y así, Igual y Díaz salieron de la sede del Gobierno, en Peña Herbosa, mientras Revilla se dirigía a los medios.
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