![«Lo importante es que el que no puede esperar cinco minutos, no los espere»](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2024/08/03/gonzalo-kAyD-U2208930165244YC-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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Hace unos meses, este verano se presentaba como tiempo propicio para la tormenta perfecta en las Urgencias de Valdecilla: la consabida invasión turística, mayor cada temporada, lleva aparejada un rosario de golpes, fracturas, cortes y quemaduras que se suman al trabajo de todo el año. ... Y eso mientras se busca una solución a la merma imparable de profesionales sanitarios en toda la región. Por si esto fuera poco, a la promoción de residentes que debería reforzar el servicio le tocó la china del covid, y terminan en octubre, más tarde de lo habitual. Sorprendentemente, el coordinador del área, Gonzalo Pérez Rojí, habla de una situación de «casi, casi, normalidad», mientras se atienden casi quinientos casos diarios –urgencias pediátricas y ginecológicas aparte–. ¿El secreto? Una buena planificación, una plantilla preparada, entregada y con medios y un sistema de atención ágil.
–¿Cómo va el verano?
–Pues, pese a que hay mucho volumen de trabajo, va bastante mejor de lo que esperábamos. Hay mucho volumen, pero los circuitos están funcionando con mucha fluidez y eso nos está dando bastante desahogo.
–¿Cuánto ha aumentado la demanda?
–Más o menos estamos viendo un 10% más que el año pasado; el año pasado llegar a cuatrocientos era ocasional, y éste, prácticamente, todos los días llevamos más de cuatrocientas personas y muchos estamos bordeando los quinientos.
–Y, pese a todo, no hay colapso.
–Nosotros podemos recibir muchos pacientes, pero, si luego el flujo de salida es rápido, bien altas, bien, sobre todo, los que ingresan a la planta, nosotros no estamos colapsados. De momento, eso está funcionando muy, muy bien. Todos los días me reúno con algún miembro del equipo directivo, y ellos saben un poco las necesidades, cómo está la situación del servicio, y están facilitando mucho los ingresos de la planta, lo cual nos ayuda bastante.
–¿Se nota en Urgencias que cada vez viene más gente?
–Sin duda, sin duda. Vemos mucha gente que es de fuera, gente que se pone mala. Era un verano que nos preocupaba mucho porque se juntaban muchos factores: la conocida falta de médicos; los residentes –que normalmente siempre tiras de ellos para contratarles en verano–, la promoción que acaba este año, es la promoción de la pandemia, con lo cual acaban en octubre. En los últimos años la población ha ido aumentando mucho y sí que estábamos un poco preocupados, pero de momento lo estamos capeando bastante aceptablemente.
–¿Cómo varía el trabajo respecto al resto del año?
–Hay un aumento importante durante el verano, que puede ser un 25% más que en invierno. Pero también es cierto que la patología cambia: en invierno, muchas veces, es gente mayor, infecciones respiratorias, gente que necesita muchos más cuidados, y ahora son pacientes más leves, y es más rápido el tratarles.
–¿Qué es lo que más se atiende?
–Pues, sobre todo, en el momento que hace bueno, patologías relacionadas con la actividad física: todo el mundo sale a la calle, bicicleta, patín... hay más traumatismos, evidentemente, y, sobre todo eso, hay muchísima patología traumatológica; hay mucha patología de ojos, mucha patología estacional. Sigue habiendo lo típico de invierno, las infecciones respiratorias, pero en mucho menor volumen. Y luego, la patología grave que vemos es la misma que todo el año: hay infartos en invierno y hay infartos en verano.
–¿Y la ola de covid?
–Estamos viendo bastantes casos, pero, probablemente porque la gente está vacunada, son casi todo casos leves. Ingresa alguno, pero la mayoría de la gente lo está llevando como si fuera una pequeña infección respiratoria, un cuadro catarral.
–¿Hay también más carga de trabajo por la falta de médicos en otros centros?
–Hablamos del tema de Laredo. Hemos tenido varias reuniones con ellos porque sí que es cierto que andan con bastante déficit de personal, y pensábamos que iban a mandar bastantes pacientes, pero al final no está siendo tanto. Creo que ha habido dos, tres días puntuales que han mandado algún paciente, pero tampoco mucho. Otra cosa son los pacientes críticos que nos mandan siempre, no por el déficit de personal. Cuando hay un paciente subsidiario de ingresar en coronarias, en intensivos, esos siempre se les ha trasladado aquí.
–¿Tiene la impresión de que Urgencias acaba cargando con los pacientes que no se atienden en Atención Primaria y con parte de la gente en lista de espera?
–Sin duda. Todos los servicios de urgencias de España, al final, sirven un poco como puerta de entrada al hospital. Si un paciente va a su médico de cabecera y, por lo que sea, no consigue una cita y le dicen que se la dan en una semana, aparecen aquí. Si un paciente tiene una cita con cualquier especialidad médica en el hospital y el hombre no puede esperar, pues, aparece aquí.
–¿Qué se puede hacer?
–Yo creo que es importante la educación poblacional, que históricamente no se ha hecho demasiado: es una sociedad que todo el mundo quiere la prueba ya, al día siguiente. Si tienes una patología leve, aquí vas a esperar, hay una demora relativamente importante en el servicio de Urgencias: vete a tu centro de salud de atención primaria que te van a atender mucho más rápido. Y sí que es cierto que la población de Santander siempre ha sido muy dependiente de Valdecilla.
–¿Es cierto que los casos leves pueden acabar perjudicando a los graves?
–Yo siempre digo que lo importante no es que un paciente espere tres horas para ser visto, sino que el paciente que no puede esperar cinco minutos no los espere. Tenemos un sistema de clasificación, al igual que el resto de hospitales de Cantabria, donde damos prioridad exclusivamente por criterios clínicos y de gravedad. Un paciente grave pasa, no espera.
–Tanto abuso de Urgencias implica también que la población confía en ustedes. No sé si eso le consuela.
–En general, yo creo que el nivel de aceptación del servicio es muy bueno. Sí que es cierto que vemos unas 120.000 personas al año, y al final, ¿cuántos reclaman? Es muy curioso que siempre reclama la gente que viene con patología más leve, porque son los que tienen que esperar más tiempo. Yo creo que la población, en general, es consciente de que tenemos un gran hospital y de que tenemos un gran servicio de urgencias al nivel del hospital.
–Ha insistido en todas las virtudes del servicio, pero, ¿qué le hace falta en este momento a Urgencias?
–El único problema que tiene es que, físicamente, es pequeño. Tenemos un muy buen servicio, tenemos buenos profesionales, una plantilla de gente joven muy implicada y preparada. Y, a nivel de material, estamos francamente bien, pero sí que es un servicio que, físicamente, es pequeño. Dependemos mucho de los ingresos que suban a las plantas. El servicio lleva veintitrés años abierto y se ha quedado pequeño.
–«La estructura física es la que es y no está preparada para aportar cuidados de calidad, pero, sobre todo, de calidez y de la confidencialidad que requieren los pacientes más frágiles». Esto lo dijo la gerente del hospital, María Dolores Acón, que también ha hablado de la necesidad de ampliar el espacio.
–Cuando esto está muy lleno, muy lleno, no nos queda más remedio a veces que sacar pacientes a un pasillo o tener dos donde tendría que haber uno. Es un servicio que ahora mismo es un poco difícil en el tema de confort y de discrecionalidad del paciente, en momentos puntuales, aunque tampoco es que sea tan malo. Pero, vamos, como digo, el mayor problema que tenemos nosotros ahora es el espacio.
–¿Qué opina de la reciente creación de la especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias en el plan de estudios de la carrera?
–Evidentemente, para nosotros es cerrar una pretensión, que llevábamos muchos años detrás de ella, aunque yo creo que los más beneficiados no vamos a ser nosotros. Yo llevo veintipico años trabajando en Urgencias, así que a mí, que me den ahora el título, no me aporta demasiado, y yo creo que los beneficiados van a ser la población, la sociedad en general. Esto va a permitir que los nuevos médicos tengan una formación reglada, que sea la misma para todos, y que realmente esté en Urgencias el que quiere estar; va a aportar muchísimas cosas. Yo creo que el día que tengamos residentes de Urgencias y que tengamos adjuntos jóvenes formados específicamente en Urgencias, la calidad asistencial se tiene que notar bastante.
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