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Poco o nada se sabe de la investigación en torno a las causas que condujeron al naufragio del Vilaboa Uno a seis millas al norte de Cabo Mayor. Por eso en el Barrio Pesquero crecen las especulaciones. Lo que sí se sabe es que tan ... pronto como llegaron a puerto, los marinos rescatados con vida del naufragio declararon ante la Guardia Civil en la Comandancia de Marina. Lo hicieron con testimonios dispares, según explicó la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones. El mismo Ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, de visita a Santander el pasado martes, aseguró que «antes de contar nada de lo sucedido, hay que dejar trabajar a la Guardia Civil»;pero nada de eso convence a las familias, que demandan saber qué ocurrió. Para arrojar algo de luz, El Diario Montañés se ha puesto en contacto con tres expertos –dos académicos y el representante de los pescadores en Santander–, que barajan al menos dos teorías.
La primera, compartida por dos de ellos, es que la vía de agua comenzó mucho antes de haber dado el aviso de socorro. «Es muy improbable que un barco de esas características se hunda en siete minutos, o en diez, como dicen los pesqueros que acudieron en su ayuda», remarca el presidente de la Cofradía de Pescadores de Santander, Agustín Trueba. Lo confirma un profesor de la Escuela de Náutica de la Universidad de Cantabria(UC) que prefiere omitir su nombre y que está especializado en peritajes de este tipo. «Es un barco que tiene 28 metros de eslora, ocho metros de manga y tres de calado. Para hundirlo hace falta llenarlo al menos con 500 metros cúbicos de agua y eso no se hace en siete minutos, ni en diez».
Agustín Trueba
Presidente Cofradía de Pescadores de Santander
El barco detuvo motores a las 03.30 horas cuando se encontraba seis millas al norte de Cabo Mayor, tal y como acredita el registro de los datos del sistema de identificación automática (AIS), que geolocaliza la ruta de todos los barcos en tiempo real. A esa hora comenzó a estar a merced de la deriva.
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«Eso es porque fallaron las máquinas, y si sucede eso es que están estropeadas porque ha entrado agua». Lo que suele hacerse en estos casos es poner en marcha las bombas de achique y tratar de controlar la situación. Lo confirma el presidente de los pescadores de Santander:«Estuvieron a la deriva unas dos horas. No es lógico que un arrastrero pare motores. Tampoco para pescar, porque lo que hace es tirar la red y andar precisamente para arrastrar».
Antonio Crucelaegui
Director de la Escuela Ingenieros Navales UPM
El profesor insiste:«Todo apunta a que estuvieron intentando achicar hasta que vieron que era imposible». Y a las 04.10 horas, cuando dieron el aviso de SOS, era ya demasiado tarde. En esas dos horas son muchos los barcos que podrían haberlos socorrido.
La otra teoría es la de la entrada sigilosa de agua por la llamada tolva de desperdicios, una abertura en la popa del barco por la que se expulsa la basura de la pesca. «Normalmente siempre está abierta porque cuesta cerrarla. Lo que pasa es que puede entrar agua en la noche y no te das cuenta hasta que el problema es ya gordo», argumenta Antonio Crucelaegui, director de la Escuela de Ingenieros Navales de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). «El barco estaba sin pesca pero lleno de combustible y eso pudo hacer que fuera ligeramente inclinado, lo que pudo favorecer que bajara la línea de flotación y entrara el agua». En esas circunstancias –añade– la inundación es lenta pero mantenida, hasta que alcanza un peso determinado que «descompensa» el barco y conduce a un naufragio en cuestión de minutos. «Es algo que ha pasado ya otras veces y por eso no es nada descabellado».
Experto de la UC
Todo, mientras ayer continuó la búsqueda en superficie del tripulante desaparecido. Lo hicieron el buque María de Maeztu, dos helicópteros y la patrullera Rio Aller.
El barco Don Inda con el robot ROV Comanche de Salvamento Marítimo partió ayer de Ferrol y llegará a la zona de búsqueda del Vilaboa Uno, en principio, este domingo al mediodía. Según fuentes de la Delegación del Gobierno, el buque embarcó el robot y partió de Ferrol a media tarde, tras los resultados satisfactorios de las pruebas realizadas en puerto y en mar del aparato. Se continuará así con la búsqueda, por séptima jornada consecutiva, del tripulante desaparecido, Walter Jhon Ferreyros, después de que el robot de la Guardia Civil usado días atrás tocara fondo a 130 metros el jueves, pero no diera con el pecio.
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