El robot de la Guardia Civil no da con el pesquero hundido y el Ministerio traerá otro más avanzado

El día de la llegada del aparato de la Guardia Civil ya advertían que necesitaba buenas condiciones de mar. Que el barco desde el que se lanza estuviese parado y que la corriente no fuera tan fuerte como para moverlo mucho. Mal asunto en el Cantábrico. Este jueves los operarios de la Unidad de Actividades Subacuáticas operaron durante toda la mañana en la zona de búsqueda. El aparato tocó fondo y realizó varias inmersiones. Pero no dieron con el pecio. «Por ello, y a requerimiento judicial, se va a reforzar el dispositivo de búsqueda con el ROV Comanche de la sociedad de Salvamento Marítimo, Sasemar, entidad dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma)», trasmitieron desde la Delegación de Gobierno, que destacó que se había «informado a los familiares del tripulante desaparecido» de la incorporación del nuevo aparato.

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El Don Inda será la plataforma de operaciones desde donde se manejará el ROV para inspeccionar la zona del hundimiento del Vilaboa Uno, lo mismo que en la operación del Maremi. En la cubierta del barco se va a instalar una cabina de control y desde ella los técnicos supervisarán y controlarán las operaciones submarinas de búsqueda del maquinista desaparecido. Del mismo modo, se inspeccionará la zona para evaluar la posible contaminación tras el hundimiento.

Hay, de entrada, una gran diferencia entre los dos aparatos. Este pesa 1.200 kilos y «ofrece una alta capacidad de intervención en difíciles condiciones de mar y corriente». «En concreto –detallan desde Salvamento Marítimo–, está configurado para trabajar en unas condiciones meteorológicas que no superen los 25 nudos de viento y un estado de la mar de fuerza cuatro en la escala de Beaufort».

El Comanche dispone de siete propulsores, cuatro en el plano horizontal y tres verticales, con los que consigue una velocidad de tres nudos. «La carga útil alcanza los 250 kilogramos. Cuenta con cuatro cámaras (dos de ellas en soportes motorizados), un sónar de búsqueda con un alcance máximo de 300 metros, un sonar-altímetro con un alcance de 50 metros, un profundímetro y una baliza de destellos para su localización en superficie. Asimismo, cuenta con dos brazos hidráulicos y un cortacables de guillotina», enumeran. La energía y las órdenes se envían «mediante un mando a distancia a través del cable al ROV». «A través del cable se transmiten también los datos de las cámaras de vídeo, de los sensores y de los sónares al centro de control del buque en superficie».

Ahora queda por concretar cuándo llegará.