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La huelga del transporte comienza a dejar damnificados también en el sector hostelero. Los restaurantes temen que el paro se perpetúe y los condene a restringir las comidas por falta de productos. O algo peor, que la única manera de cuadrar cuentas ante la escasez ... de género y el incremento de costes sea subir el precio de los menús. «Pero es que, si lo hacemos, corremos el peligro de meter a la gente en casa», lamenta Rafael Ordóñez, responsable de La Casa del Indiano, en el Mercado del Este de Santander.
En la Taberna del Herrero no les ha quedado más remedio que hacerlo. El menú cuesta desde el sábado un euro más. Con los camiones parados, los proveedores se las ven y se las desean para llevar el alimento fresco a los negocios. Faltan verduras frescas, pescado de temporada, aceite de girasol... Y lo que hay, es más caro. «Si no lo subíamos, no podíamos seguir trabajando con la misma estructura», confiesa Enrique Pérez, jefe de cocina y de compras de esta cadena de tres restaurantes en la capital cántabra. «Porque no ha subido sólo la materia prima, sino que nos pasa como a todo el mundo con la luz y el precio de la vida», razona.
Lo peor es que el futuro no es nada halagüeño: «A nosotros el cliente nos paga para que le demos de comer; pero si seguimos en esta situación, con esta huelga del transporte, no vamos a poder». La sentencia es de Enrique Pérez, pero a la postre es una visión compartida por muchos otros empresarios del sector hostelero.
Enrique Pérez | La Taberna del Herrero
Maite Rodríguez | La Flor de Tetuán
Ignacio del Corral | La Voladora y Daria
Rafael Ordóñez | La Casa del Indiano
Muchos se han pertrechado de producto por temor a lo que esté por venir, pero los almacenes tienen un espacio finito, y no evitan la caducidad del alimento fresco. «Nosotros hemos aprovechado y hemos llenado bien las despensas de las tres tabernas que tenemos», cuenta Pérez. Los no perecederos son el menor problema, «pero el pescado fresco llega el que llega, y luego no podemos cargar mucha cantidad porque evidentemente se pierde, incluso el que está congelado».
Pescado de temporada Como la flota regional está parada, no hay bocarte en ninguna lonja.
Verdura Faltan tomates, acelgas, zanahorias, pimientos, puerros, espinacas, calabacines, etc.
Aceite de girasol Es el combustible de muchos de estos negocios, alimento de las freidoras, y queda muy poco.
El marisco está presentando menor problema porque se carga en contenedores grandes y aguanta bien en los viveros. «Las verduras que vienen de fuera van a tener problemas para llegar, especialmente a partir de este miércoles», señala el responsable de compras de La Taberna del Herrero. Por eso lo esperado por muchos empresarios del sector es que el Gobierno central vuelva a sentarse con los transportistas para tratar de encontrar una solución. Una mejor que la planteada este pasado lunes, con el anuncio de un paquete de ayudas directas de 500 millones que comenzarían a llegar en abril, pero que no ha satisfecho para nada las demandas de los camioneros. «Necesitamos darle una solución a esto ya; porque estamos sufriendo nosotros pero también la industria, el Puerto y otros muchos sectores», teme Pérez.
En La Casa del Indiano Rafael Ordóñez se sienta frente a las facturas de la luz y no da crédito. «Han subido un 100%. Hemos pasado de pagar 3.000 euros al mes a los 6.000 de ahora. ¿Entendemos lo que supone esto en el balance del negocio?», critica. Otro gasto, el aceite: «Es el combustible del negocio y ahora estamos notando un incremento de precios desbocado», expone. «Y hay que tener en cuenta que al final, si tienes freidoras funcionando toda la jornada, lo que tienes que hacer es cambiarlo cada dos o tres días. No puedes alargarlo si quieres trabajar bien y con calidad».
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Se afana Ordóñez por tapar una lista interminable de fugas monetarias, pero no hay forma. «No estamos dispuestos a bajar la calidad del producto ni del servicio y por eso no nos va a quedar más remedio que subir el precio de los menús; aunque todavía no lo hemos hecho, porque tengo miedo de que la gente se quede en casa», advierte. El desánimo del consumidor es algo ya palpable, sobre todo entre semana. «Antes la gente estaba saliendo más. Ahora, lunes, martes y miércoles ya no ves a casi nadie, y es normal porque no hay dinero. A todo el mundo le suben las facturas y se quita del ocio», reflexiona.
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Pese a todo, hay excepciones en el sector. Profesionales con suerte que han sabido rodearse de proveedores locales, como Ignacio del Corral, al frente de los restaurantes Daria y La Voladora: «No he notado falta de nada que sea reseñable, salvo el pescado. En los lácteos faltan las marcas que gastamos nosotros, pero nos han podido traer otras, así que tampoco hay problema». Por suerte, los precios tampoco han variado mucho.
Mientras, en La Flor de Tetuán lo que preocupa son los complementos de los platos principales: mayonesa, tomate, verdura fina... «Tenemos muy poco pescado de aquí, de temporada, pero podemos arreglarnos con lo que nos llega», cuenta Maite Rodríguez, su responsable. Ayer recibieron algo de rape, san martín, lubina, y para de contar. «El miedo que tengo es que esto se prolongue mucho en el tiempo. Si es así, no podremos aguantar mucho más y creo que lo idóneo sería que la semana que viene, si todo está igual, cerremos todos», lamenta.
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