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La producción de las industrias alimentarias cántabras también se enfrenta a los estragos causados por la huelga de transportes, que está poniendo en jaque la distribución de los productos, sobre todo los frescos. La falta de espacio de almacenaje y la condición perecedera de esos ... alimentos están dificultando la producción, no tanto porque no lleguen las materias primas, sino porque no hay forma de sacar de la planta lo producido.
Empieza a haber tapón, y mientras las estanterías de los supermercados muestran sus primeras calvas, las fábricas empiezan a tomar medidas. Es el caso de Quesería Lafuente, que la pasada semana tuvo que parar tres días su producción en la planta de Heras por la imposibilidad de distribuir a los clientes. Y si la cosa no cambia, esta semana podrían volver a parar.
«Llevamos desde la pasada semana veinte camiones de retraso, todo lo que no hemos podido sacar lo tenemos en la misma cámara», explica Raquel Pérez, directora de Operaciones de la empresa: «Hemos dejado de envasar y no podemos sacar pedidos; como no empecemos a cargarlo, no sé qué va a pasar porque es un producto perecedero, y aunque hay algunos que duran tres meses, los hay también de veinte días, a lo que hay que sumar que los clientes te exigen un mínimo de vida útil». En su caso, la empresa no cuenta con una plataforma logística propia, de forma que el producto final viaja a una plataforma en el municipio de Penagos donde se guarda en una cámara y desde allí se distribuye. «Tenemos servicio continuo para sacarlo día a día y cargar camiones, pero nos falló ese transporte y en la fábrica no tenemos un espacio para almacenar producto final. Como los camiones no venían a recogerlo porque no les permitían entrar, hemos tenido que parar casi tres días la fabricación y el envasado porque no había manera de mover mercancía. Y todo lo que no hemos podido sacar, lo tenemos en la misma cámara», dice la responsable de Operaciones de una empresa con 250 trabajadores solo en Heras y que el último año produjo 15.000 toneladas de queso en esa planta.
Otro producto fresco que se está viendo afectado son los huevos. La Granja Pontana y Anero, la más grande cuanto a distribución y producción, con 144.500 docenas mensuales, se está encontrando con «problemas de logística», dice su responsable, Carlos Martín. «La producción local de Cantabria la sacamos adelante», pero «la materia prima que nos tiene que llegar, esa no nos llega», dice en alusión a los huevos que ellos se encargan de distribuir. En su caso sí que tiene espacio de almacenaje, pero la situación «preocupa», confiesa el avicultor. La semana pasada ya hubo problemas y esta se mantiene esa «incertidumbre», porque no saben si podrán «atender la demanda de nuestros clientes». Además, se enfrentan a otro riesgo: «Tenemos animales. La comida para las gallinas viene de fuera y no nos está llegando», advierte Martín, para quien el paro es un «problema añadido» a la situación que vive el sector, marcada por los precios de las materias primas y la gripe aviar.
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Más pequeña es la empresa de hortalizas La Colina, en Bárcena de Cicero, que tampoco se salva de driblar problemas estos días: «Nos hemos visto afectados, como todos, en la distribución, pero nuestro ámbito de trabajo es Cantabria, en este momento del año el consumo es bajo y la distribución no es muy voluminosa. No encontramos problemas a fecha de hoy», explica Ignacio Parraza, gerente de la compañía. «En Mercasantander no ha habido problemas de piquetes y por ahora la distribución está siendo fluida». Aún así, «hemos cambiado de vehículos de reparto a otros más pequeños para no llamar la atención. Todos tenemos que trabajar y subsistir y que el que hace paro y huelga tiene sus derechos».
¿Hay riesgo de perder la cosecha? «Por ahora, y de momento, no hemos tenido ese problema, al ser hortaliza no tenemos estocaje, ni almacenaje, lo tenemos en vivo», es decir, que si hay pedido y posibilidad de suministro, «la manufacturación se hace el día antes». Ahora el producto cántabro de temporada es de largo recorrido, «repollo, acelga, berza, que aguantan más que un tomate, judía o pimiento, y eso hay que recolectarlo sí o sí. Los de hoja los dejas un poco más en el campo y no pasa nada», dice. Sin embargo, puede haber problema con los fertilizantes. «El ciclo de plantación va de marzo a agosto, así que cualquier parón o fallo se traduce a los dos o tres meses en falta de producción», dice. Ahora están al 50% del volumen de la finca por la época y por las variedades, y de las tres hectáreas y media que ocupa, una y media está cultivada bajo plástico. «El problema es que estamos entrando en campaña de plantación del tomate, pimiento y judía, y sin fertilizante nos quedaríamos sin cosecha».
Otra de las grandes industrias de alimentación de Cantabria es Nestlé en su planta de La Penilla de Cayón. A la pregunta de si están teniendo problemas para distribuir su producción, la compañía elude una respuesta concreta y se limita a afirmar que su «deseo es evitar que su actividad productiva quede afectada y garantizar el abastecimiento de sus productos en la distribución». Sin embargo, matiza, en la actualidad «las fábricas de lácteos de la compañía ubicadas en la cornisa cantábrica están teniendo dificultades en la recepción de mercancías, como materias primas y envases, así como en la expedición de producto terminado».
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