![Inquietud entre los extractores de algas ante la falta de normativa de la campaña](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201906/22/media/cortadas/46143724-kuMF-U805841105498wG-624x385@Diario%20Montanes.jpg)
![Inquietud entre los extractores de algas ante la falta de normativa de la campaña](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201906/22/media/cortadas/46143724-kuMF-U805841105498wG-624x385@Diario%20Montanes.jpg)
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La incertidumbre y la preocupación reinan entre los implicados en la actividad de la extracción de algas del género gelidium en aguas de Cantabria. Y es que, en vísperas de que se inicie la campaña -otros años, aunque con algunas fluctuaciones en fechas, se ... suele abrir el 1 de julio-, aún desconocen cuándo podrán empezar a arrancar algas del fondo marino ni qué cantidad les permitirán sacar. Lo peor de todo es que, sin noticias oficiales por parte de la Consejería de Medio Rural, Pesca y Alimentación, cunde el malestar entre armadores y patrones de barco ante la posibilidad de que este año vean reducidas la duración de la campaña y la cuota de kilos. «Los patrones están nerviosos. Otros años conocen desde mayo cuándo empezarían y qué cupo se les permitía sacar. Este año, estamos a finales de junio y todavía no se sabe nada oficial», señala Karen Aristizábal, portavoz de armadores y patrones que se dedican a esta actividad durante el verano (habitualmente del 1 de julio al 30 de septiembre).
Y la intranquilidad se hace patente en el sector cuando, ante la falta de noticias oficiales a través de notificación o publicación en el boletín, la pasada semana en un contacto telefónico con la Consejería se les insinúa que la campaña «podría retrasarse hasta el 5 de agosto», señala Aristizábal. La portavoz hace hincapié en que, además de un mes perdido de actividad, «de antemano ya se ha realizado un desembolso importante con la contratación de buzos, alquileres de viviendas, de cámaras hiperbáricas, de revisiones técnicas, de poner el barco al día... ¿Cómo se suple ese coste?».
Pero aún hay otro problema añadido, explica Aristizábal. Se refiere a la propia extracción. «El año pasado tuvimos un cupo autorizado de 1.200.000 kilos. Y para este año nos llegan rumores de que esa cifra puede disminuir considerablemente, a más de la mitad», apunta, lo que implica una cifra aproximada de cuota de «unos cuatrocientos mil kilos». La regeneración de los campos de algas podría ser el motivo para ese recorte de tiempo y cantidades, pero Aristizábal rechaza que las praderas marinas se hallen en mal estado. «Nosotros somos los primeros interesados en que se cuide la actividad, en que sea sostenible, pues es parte de nuestro negocio, pero rechazamos que el gelidium no esté recuperado», y se remite a las autorizaciones para la extracción de algas que se están expidiendo en las comunidades vecinas. «Podemos entender que aquí se decida dejar descansar al gelidium, pero no que lo decidan dos semanas antes y sin pruebas, sin informes que lo justifique».
La portavoz del sector dice que «quizá» el propósito de esos recortes sea «desanimar, para que no compense salir a arrancar algas» y que, en el fondo, el objetivo último sea «rebajar el censo» de barcos autorizados a esta actividad. «Si es verdad lo que nos comentan de que pueden reducir a más de la mitad el cupo de extracción, hablamos de cifras que no compensan, de entrar en pérdidas».
En Cantabria son doce los barcos los que están autorizados por la Consejería para extraer el gelidium por el método de arranque realizado por buzos. Además del patrón, cada embarcación emplea a uno o dos tripulantes y a cuatro buceadores, lo que supone la dedicación de más de sesenta personas durante esos tres meses de campaña. Suele tratarse de pequeñas embarcaciones de artes menores, que habitualmente faenan la costera del verdel y que en estas fechas cambian la del bonito por la extracción de algas.
Su actividad se realiza principalmente en praderas submarinas de San Vicente de la Barquera (incluye las áreas de Pechón y Oyambre), Santander (Ajo) y Santoña (Trengandín y Noja), principalmente, campos de los que cada barco suele extraer entre 2.500 y 2.700 kilos. Una vez en la lonja, se puede llegar a pagar a 0,45 euros el kilo.
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