En Laredo, Castro Urdiales, Noja o Ribamontán al Mar se ponen cada semana varias sanciones por esta causa y el temor de los alcaldes es que estas infracciones se disparen durante el puente de San José y las fiestas de Semana Santa. Por eso son varios regidores los que remitirán esta semana a Delegación de Gobierno una petición para que refuerce el control de la Guardia Civil. sobre todo en las salidas y accesos a estos núcleos de población.
«Estamos trabajando ya en un dispositivo para prevenir este tipo de infracciones que se presentará en los próximos días», advirtieron ayer fuentes del equipo que trabaja con Ainoa Quiñones, representante del Gobierno central en Cantabria.
En Laredo estas escapadas ilícitas se descubren en la playa, donde un vecino de la localidad afirmó haber escuchado ayer al menos a cinco surfistas que habían sorteado la restricción para cabalgar las olas en la villa pejina. En Noja, basta con ir por la calle para encontrar a alguien que no es de allí. «No es que sea una cosa descarada. No estamos llenos de gente de fuera, pero sí que ha habido desaprensivos y sinvergüenzas desde el principio de la pandemia, y por supuesto ahora continúa habiéndolos», sentencia el alcalde de la localidad, el regionalista Miguel Ángel Ruiz.
Escasez de personal
En la Policía Local de ese ayuntamiento hay doce agentes en activo, que divididos en turnos y contando los descansos, apenas dejan margen para que haya más de dos de ellos patrullando cada vez. Una cantidad a todas luces insuficiente para atajar el problema o para disuadir con una vigilancia fuerte. «Advertimos más que multamos porque tampoco tenemos muchos medios y no podemos estar continuamente estudiando si las excusas que nos da un vecino son ciertas o no. Si tuviésemos más agentes podríamos hacerlo, pero como estamos, no», explican.
En su caso esperarán a que Delegación de Gobierno disponga fuertes dispositivos a las entradas y las salidas de cada uno de estos municipios, donde hay centenares de segundas viviendas de propietarios madrileños, vallisoletanos, burgaleses o vascos.
«Esa colaboración es esencial, pero también necesitamos que se cubran las plazas disponibles que hay en nuestras comisarías», remarca un representante de la Asociación de Policía Local y Bomberos (APLB) de Laredo. «Si somos 19 agentes aquí, cuando deberíamos ser 30, no podemos abarcarlo todo», explica.
En otros casos, las apariencias pueden engañar. En Ribamontán al Mar, un simple paseo por el municipio deja claro que la población que vive durante todo el año se ha multiplicado. «Pero no se trata de personas que vengan a pasar un fin de semana o un puente. Es gente jubilada, profesionales que pueden teletrabajar o casos similares, y que se han empadronado aquí», cuenta Araceli Colina, primera teniente de alcalde. Desde que comenzó la pandemia, el registro municipal tiene dos centenares de vecinos más, cien de ellos inscritos desde el pasado enero.
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