«El temor de algunos presos es que al volver, tras el permiso, no saben con quién los van a meter en la celda, si ese preso ha viajado o dónde ha estado y si es portador del Covid-19 y se va a contagiar», denunciaban a El Diario Montañés fuentes del entorno de uno de los reos de El Dueso que había trasladado ese temor.
El protocolo habitual en cárceles más modernas que la santoñesa, como las vecinas del País Vasco, es que los presos que ingresan, vuelven de permiso o han salido fuera por cualquier motivo guarden cuarentena en una «celda individual» a no ser que se dé otra circunstancia especial, como que tengan que estar acompañados por un preso de apoyo en protocolo de suicidio. No obstante, funcionarios de prisiones reconocen que, a veces, los edificios no guardan las condiciones y esto supone adaptarse de otra forma.
El penal admite que es un edificio antiguo y arquitectónicamente es complicada la cuarentena individual por el Covid-19
Eso es lo que pasa en El Dueso y lo que ha provocado que algunos reos hayan trasladado a sus amigos o familiares sus reservas hacia el protocolo de la cárcel santoñesa, ya que no se fían de que al regresar tras el permiso, el compañero con que les toque confinarse obligatoriamente «14 días» en una celda «doble» donde «no se puede guardar distancia» esté afectado por el coronavirus.
Desde Instituciones Penitenciarias se admitía este viernes a este periódico que «arquitectónicamente» no cabía otra posibilidad de hacerlo mejor en El Dueso. No obstante aclaraban que a los presos se les ha informado de todo hasta el punto de que «tienen que firmar un consentimiento» de que aceptan las condiciones.
Esas mismas fuentes oficiales afirmaron que el penal está ahora mismo «sin ningún caso de Covid-19» e insistieron en que los presos de ida y vuelta «no están obligados a salir», por lo que si tienen miedo al contagio en los permisos tienen la opción de quedarse en la cárcel un tiempo más hasta la fase tres del estado de alarma cuando todo esté más calmado. «Todos firman un papel en el que se les informa y se les explica al detalle las condiciones del aislamiento. De hecho se les pide consentimiento y, en el caso de estar de acuerdo, tienen claro que asumen los riesgos», aclaran.
Reconocen, no obstante, que en una celda es complicado guardar la distancia personal contra el Covid-19, pero afirman que el control sanitario es máximo a la vuelta para evitar riesgo al resto de la comunidad carcelaria. «Se les facilita mascarilla que se ha demostrado que es el método más eficaz para evitar el contagio», añaden. También se les hace un seguimiento médico «diario» durante el aislamiento y se les toma temperatura frecuentemente. Las familias de presos que se quejan indican, como contrapartida, que hay un módulo de la cárcel ya habilitado contra el Covid-19 «vacío» porque la misma institución reconoce que no hay casos.
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