«Al intubar en la UCI a una persona de muchos años lo más fácil es que muera», dice el consejero

Sólo uno de los 78 pacientes que han ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) por las complicaciones del coronavirus tenía más de 80 años. En este rango de edad han sido hospitalizados 603 personas y 137 han fallecido, el 73,5% del total de muertes. Son los datos que aporta el Servicio Cántabro de Salud a raíz de la polémica generada por la carta de la patronal del sector de la dependencia en la que acusaba a Sanidad de negarles ayuda para «aliviar la tragedia» de las muertes entre residentes.

Reclamaban un pronunciamiento sobre la cifra de pacientes que han sido intubados y tratados con un respirador. A esa interpretación se sumó en el Parlamento Vox. «Ni uno ha recibido asistencia sanitaria correcta», apuntó su portavoz, Cristóbal Palacio, que incluso habló de un posible «delito de negación de auxilio». Para el consejero Miguel Rodríguez, la explicación es mucho más simple que todo eso: «Clínicamente, cuando se intuba a una persona de muchos años, lo más fácil es que se muera porque ese proceso tiene muchas complicaciones añadidas».

El titular de Sanidad detalla que es un procedimiento «muy invasivo» que implica muchos riesgos en personas débiles o con bajas defensas, dos características que habitualmente reúnen los enfermos de coronavirus de edad más avanzada. Eso en términos generales, porque la edad no es un criterio limitante para entrar en la UCI y los profesionales sanitarios tienen en cuenta el pronóstico del paciente y si hay alternativas terapéuticas que pueden beneficiarle más: «Hay una valoración caso por caso. Persona a persona. En función de eso, el médico decide cuál es la mejor alternativa».

De hecho, Rodríguez defiende que en casos de Covid-19, pero también en otras neumonías, los pacientes de edad avanzada responden mejor a otro tipo de tratamientos como una ventilación no invasiva y la aplicación de oxígeno de alto flujo. Y esto se puede hacer en planta, sin necesidad de estar en Cuidados Intensivos. El estado previo y el pronóstico, «y no la edad» es lo que el profesional analiza para tomar una decisión o la contraria. Frente a ese delito de denegación de auxilio del que habla Vox, apunta que lo que atentaría contra a la deontología médica sería ingresar en la UCI a una persona que no se va a beneficiar del tratamiento y que, en cambio, le va a suponer un sufrimiento añadido. «Estaríamos haciendo lo que en medicina llamamos un encarnizamiento terapéutico. Eso sí es una barbaridad».

Además, Rodríguez recuerda que es absurdo pensar que se ha discriminado a ningún perfil concreto en la atención sanitaria porque en Cantabria, al contrario que en otras comunidades autónomas, nunca ha habido una saturación de las UCI y siempre ha existido margen suficiente de camas disponibles. «El único criterio que se aplica es el estrictamente profesional. Esto es un daño que se está haciendo a los profesionales, que no se lo merecen porque han trabajado con una rigurosidad exquisita. No voy a consentir que se ponga en duda su profesionalidad, porque no es así», apunta el consejero. Y concluye que quien quiera sembrar dudas sobre la gestión sanitaria se equivoca en el tiro: «Los sanitarios nunca permitirían una injerencia de este tipo».

Con los datos pormenorizados de ingresos fallecimientos e ingresos en UCI por rango de edad (aparecen en la tabla superior) en la mano, Vox calificó el pasado viernes al Ejecutivo autonómico como «Gobierno de mierda que ha masacrado a tres cuartas partes de los fallecidos», y le negó «legitimidad» para seguir ejerciendo como tal. El domingo le respondió Revilla tachando su discurso de «impresentable», aunque también opinó que el bipartito no piensa querellarse porque «judicialmente no tiene recorrido ni merece la pena». El presidente regional no ve recorrido judicial a una posible querella por estas palabras «tan terribles» porque «en sede parlamentaria las personas son inviolables, pueden decir lo que quieran».

Frente a la acusación de la patronal de las residencias de falta de explicaciones sobre los tratamientos que reciben sus residentes, Rodríguez respondió ayer que estas las reciben quienes tienen que recibirlas, las familias: «No vamos a responder a la patronal de las residencias porque ellos no están legitimados para preguntar sobre lo que hacemos con los residentes. Con la familia sí lo hacemos. Les decimos qué es lo que creemos que es más beneficioso».

Por otra parte, desde el SCS indican que, después de un cambio en los protocolos establecidos para tratar de frenar en la mayor medida la expansión del Covid-19, ya se permite que al menos un allegado pueda acompañar al paciente cuando existen posibilidades de que no sobreviva a la enfermedad. Hasta ahora, ante el riesgo de contagio, el contacto directo estaba totalmente prohibido, una situación que generaba situaciones familiares dramáticas.

Esta reivindicación, una de las que aparecía en el documento con una veintena de iniciativas que entregó Ciudadanos al Gobierno regional, también fue defendida por Revilla. Aunque subrayaba que se trataba de una medida básica de «humanidad», advertía de que no era tan fácil de aplicar porque la normativa al respecto la marcaba el Estado. Ahora sí es posible, pero con estrictas medidas de seguridad y con equipos de protección similares a los que utilizan los sanitarios.