Investigan si la variante del brote de Quijas escapa a la protección que brinda la vacuna

«Ha sido una sorpresa, no nos lo esperábamos», reconoce el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann. «Se ha roto la buena racha que llevábamos con los contagios en residencias, y de hecho este brote ha elevado la incidencia acumulada en la población mayor de 65 años», que precisamente se había logrado rebajar en esta cuarta ola gracias al impacto de la vacunación, siendo mayoría los infectados por debajo de esa edad. Pero el propio Wallmann recuerda que «sabemos que esto se puede producir, la vacuna tiene una alta efectividad a la hora de evitar una enfermedad grave, pero no garantiza ser nautralizante, y menos cuando se trata de personas muy mayores cuyo sistema inmune ya no aprende con tanta facilidad».

No obstante, «vamos a estudiar si se trata de una variante de escape de inmunidad», apunta. Aunque ve «poco probable» esa posibilidad, admite que «es algo que puede ocurrir». De entrada, los resultados del laboratorio de Microbiología indican que la causante de las infecciones respiratorias de Quijas es la cepa británica, también conocida como B.1.1.7, que ya era la hegemónica en Cantabria antes de que los contagios volvieran a repuntar en esta última oleada. Los laboratorios Pfizer, Moderna y AstraZeneca aseguran que sus vacunas mantienen la protección frente a esta variante, aunque la duda gira en torno a una de sus mutaciones (484k), también presente en la cepa sudafricana.

El primer caso de Quijas se detectó la semana pasada en la prueba PCR realizada en el hospital a una paciente de 79 años que acudió a Urgencias procedente de la residencia, con fiebre, malestar y sospecha de infección urinaria. Confirmado el positivo, Salud Pública ordenó el cribado a todos los usuarios del centro, lo que permitió diagnosticar los otros trece casos, entre ellos un trabajador. Tres de los residentes fueron derivados al hospital Sierrallana, donde están ingresados en la planta de aislamiento para covid; el resto permanece sin sintomatología. Siguiendo con el protocolo, Salud Pública repetirá el cribiado este martes o mañana, miércoles.

La explicación de este contagio, que aporta el director de Salud Pública, es que «los anticuerpos generados por la vacuna no se encuentran tan fácilmente en la mucosa, que es la primera línea donde impacta el virus», de ahí que pueda «transmitirse al toser». De hecho, aunque tengan los anticuerpos específicos de la vacuna (IgG-S), necesitarían también los que frenan al virus en la mucosa (IgA), que «tienen capacidad neutralizante, aunque generar eso cuesta un poco más», añade. Los estudios de seroprevalencia realizados en la red de residencias de la región tras finalizar la campaña de inmunización sitúan el nivel de protección en el 98%, que es el porcentaje de usuarios que ha generado respuesta inmune frente al covid tras recibir las dosis de la vacuna.

Salud Pública descarta que el brote de Quijas pueda responder a un fallo de protocolo en el proceso de vacunación: «No se ha registrado ninguna incidencia en el control de calidad de la cadena de frío», aclara Wallmann. Desde el centro de salud encargado de la vacunación de Quijas confirman que las dosis de los viales se prepararon en la propia residencia sobre la marcha, de seis en seis, y protegidas en todo momento de la luz, tanto en el traslado como durante la preparación.

El respiro durante la pandemia llegó a las residencias de mayores en forma de vacuna anticovid. La curva de contagios cayó en picado tras el despliegue de pinchazos entre usuarios y trabajadores, los primeros en la lista, según la estrategia de vacunación del Ministerio, aunque en la práctica se solaparon con la campaña de protección del personal sanitario público. Un blindaje que frenó en seco la aparición de brotes y, con ello, la tasa de hospitalizados y fallecidos en el ámbito de la dependencia. Hasta un 64% descendieron las muertes en la tercera ola (enero-febrero) respecto a la segunda (noviembre), coincidiendo con el avance de la campaña.

Hasta la fecha, suman 276 los residentes que han fallecido por complicaciones del coronavirus desde el comienzo de la pandemia, la mitad del total de víctimas mortales que acumula la región (561). Hasta que la semana pasada se detectó que el virus se había colado en la residencia de Quijas, el último foco llamativo se había registrado en el centro de discapacidad Fernando Arce, en Torrelavega. Aunque hubo otros, ya con la vacunación iniciada, como el de Vega de Pas o Puente Viesgo. La favorable evolución en las instalaciones con la población más vulnerable permitió cerrar el centro covid de Suances, un hito que marcó el paso a una nueva etapa, y llevó la tranquilidad al sector, que poco a poco ha ido recuperando sus rutinas, consciente de que no se puede bajar la guardia. Y la situación vivida en Quijas sirve de recordatorio.