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La declaración de este lunes de Jacobo Vidal, el hasta ahora único investigado por la presunta estafa de 50 millones de euros a cerca de 80 clientes en la sucursal que Novo Banco tenía hasta el pasado diciembre en Santander, no arrojó grandes ... sorpresas sobre una investigación ya muy consolidada, pero aun así puede ser fundamental para el avance del procedimiento y concretar las responsabilidades penales de todas las partes. El financiero reconoció todos los hechos de los que este periódico ha venido dando cuenta desde que él mismo se presentó ante la Fiscalía de Cantabria para confesar, hace ya nueve meses. De lo que no hay dudas es de que una parte importante del dinero, el que ya no figura en las cuentas de las víctimas, se ha esfumado. Según su testimonio, no de forma intencionada, sino producto de «malas inversiones».
Llegaba al complejo judicial de Las Salesas con la intención de «colaborar, como ha hecho desde el principio» y cumplió con las expectativas. En casi cuatro horas y media de declaración en la que respondió a las preguntas de todas las partes –le interpelaron la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Santander, el Ministerio Público, los abogados de la entidad y de los afectados, además de su propia defensa–, reconoció su responsabilidad, pero también que la entidad «estaba al tanto de todo y miró para otro lado». A su entender, por los ingentes beneficios que le reportaban las operaciones de Vidal.
El imputado estima, «siendo conservador», que los ingresos en concepto de comisiones e intereses fueron bastante superiores a los diez millones de euros durante los 16 años en los que funcionó esta actividad presuntamente delictiva. «Ninguna oficina era tan rentable como la de Santander», llegó a afirmar el protagonista de la jornada, que se mostró incómodo y agobiado, pero seguro en sus palabras. Así, de paso, dejó claro que no existe ningún tipo de acuerdo entre Vidal y su antigua empresa para que ambas partes salgan lo mejor paradas del envite.
«Estos años han sido un auténtico infierno», llegó a decir Vidal en referencia al peso de la culpa, conocedor de que los extractos que entregaba a la gente que había depositado en él su confianza y su dinero eran falsos. Porque señaló que las malas prácticas, si la entidad hubiera querido, habrían durado «16 meses y no 16 años». Una bola que no se paró cuando todavía era pequeña y se podía y que, después, era demasiado grande para frenar.
Esa es la principal novedad. Que Novo Banco, según el exempleado, no era ajeno o que, al menos, no cumplió su obligación de tener un control suficiente sobre su tarea. Como ejemplo, Vidal recordó que en los tres lustros en los que trabajó con este producto financiero sólo hubo dos auditorías, y no una anual como es costumbre. Y esa parte de la declaración es también a la que se aferran los afectados como a un clavo ardiendo. Porque si los instructores dan credibilidad a Vidal es más que probable que la posición de Novo Banco en este caso cambie. Actualmente está personado como parte afectada, pero los presentes en la cita dan por hecho que las nuevas aportaciones pueden inclinar la balanza hacia el lado contrario.
Tendrá que pronunciarse la juez y también la Audiencia de Cantabria, que además tiene pendiente de resolver la petición de los abogados de las víctimas –además de los afectados individuales, la mayoría se ha aglutinado en torno a dos bufetes de Santander– de exigir a Novo Banco que entregue una fianza a la Justicia que sirva, a futuro, para resarcir el daño económico. «La declaración es demoledora respecto a la responsabilidad penal de la entidad», apunta uno de los representantes de los inversores.
Más dudas que han quedado resueltas al menos hasta que haya avances en la investigación que apunten en otra dirección. ¿Tuvo colaboradores? No. El investigado, al que además del delito de estafa también se le atribuyen los de falsedad documental continuada y la administración desleal, no involucró a ningún otro empleado de la sucursal. En la querella que presentó Novo Banco, aunque dejó abierta esta puerta, tampoco se apuntaba con nombre y apellido a ningún otro integrante de la sucursal.
Vidal no tuvo que responder a ninguna cuestión sobre su supuesto enriquecimiento como consecuencia de esta presunta estafa, algo que no descartan algunos de los afectados. No respondió porque no le preguntaron, pero es que además, de manera indirecta, tiró balones fuera y rechazó esta posibilidad al afirmar que el dinero en cuestión «se ha perdido». Este lunes, la finalidad de la declaración era otra, pero eso no quiere decir que no se haya hecho nada para aclarar este extremo. Cabe recordar que la anterior responsable del juzgado, que como estaba previsto fue sustituida a principios de verano, realizó peticiones de documentación y abrió distintas vías para comprobar si había indicios de blanqueo de capitales o dinero escondido dentro o fuera de España. Eso es aún secreto de sumario.
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