Secciones
Servicios
Destacamos
El lunes ocurrió algo parecido a un milagro en la playa de Oyambre. Dos bomberos lograron sacar del agua a un joven de quince años que llevaba más de veinte minutos luchando por su vida a contracorriente y a 300 metros de la orilla. El ... chico sobrevivió contra todo pronóstico y el sábado se reunirá con sus salvadores para darles las gracias. Pero lo asombroso de esta historia es que aquella soleada tarde se dieron en el arenal de Valdáliga varias circunstancias que encajaron entre sí como el engranaje de un reloj y propiciaron el poco esperado final feliz. Hubo un poco de suerte y mucho mérito, aunque ni Eduardo González ni Jaime Herrera, los dos bomberos del parque del 112 de Valdáliga que se echaron a la mar al rescate del joven, se atreven a asegurar qué influyó más, si la fortuna, su propia capacidad de tomar decisiones acertadas en poco tiempo, la fuerza del joven que no se dejó vencer por el agotamiento o la diligencia de los servicios de emergencia que conformaban el operativo.
«Se juntaron muchos factores», explicaba ayer Eduardo, camino de Avilés, su lugar de residencia, tras haber pasado una noche agitada por el recuerdo de las corrientes del mar Cantábrico. La alerta entró en el parque de bomberos a las 19.55 horas. El mensaje decía: «Chico de 15 años en el agua con problemas». No especificaba más. Al parecer una niña que también estaba bañándose logró llegar a la orilla por su propio pie y dar el aviso a la madre del accidentado, quien llamó al 112.
«Nos pusimos los neoprenos y fuimos recabando información por el camino con el fin de valorar el equipamiento que necesitábamos para realizar el rescate», cuenta Eduardo. Solicitaron la ayuda del helicóptero del Gobierno de Cantabria y entraron con el todoterreno directamente hasta la orilla. Dos agentes de la Guardia Civil, que fueron los primeros en llegar, habían intentado sin éxito localizar al chaval. El mar no estaba especialmente revuelto, pero había bastante corriente. Tampoco los testigos que se encontraban en la zona sabían precisar dónde podía estar el joven. Doscientos metros lineales de orilla, 300 metros mar adentro y ninguna indicación clara. «Fue angustioso», recordaba ayer su compañero Jaime.
Eduardo González - Bombero
Jaime Herrera- Bombero
Eduardo, que ha hecho surf y buceo, conoce bien el comportamiento del mar. Sabe que donde hay corriente no suele haber olas. «Los bañistas piensan que es más seguro bañarse en las zonas donde no hay olas, pero ese es precisamente el lugar más peligroso por las corrientes». Esta misma lógica utilizó el bombero para lanzarse a nadar en un mar a ciegas. «Decidí entrar y dejarme llevar». Tomó la decisión en medio segundo. Ahora parecen horas. La estrategia de Eduardo dio resultado. Encontró al chico al límite de sus fuerzas, semiahogado y semiinconsciente. «Le puse el flotador y empecé a sacarlo».
Mientras le hablaba, intentaba tranquilizarle, a contratiempo y a contracorriente. Eduardo no sabe calcular cuándo llegó Jaime porque solo pensaba en sacarlo rápido, en que aguantase un poco más, pero fue más o menos a mitad del recorrido. «Le pregunté y me dijo su nombre y eso me animó mucho porque vi que aún conservaba un atisbo de consciencia», cuenta Jaime. Entre los dos lo remolcaron hasta la arena. Había estado 25 minutos en el agua.
«Se salvó porque luchó como un jabato», asegura Jaime. «Estaba en muy buena forma física y aguantó muchísimo -explica el bombero-, incluso mientras le estábamos sacando intentaba ayudarnos moviendo las pierna». Una heroicidad compartida, la de estos tres vencedores de la mar. Una vez en el arenal, la UVI móvil de Torrelavega se encargó de la reanimación del joven, que fue trasladado en helicóptero hasta el aeropuerto de Santander y de ahí al hospital de Valdecilla.
Los dos bomberos, ahora héroes, se quitan importancia. «Solamente somos un eslabón de la cadena que conforman todos los servicios de emergencia», decían ayer e incidían en la importancia de realizar labores de prevención y formación «porque esta historia sucede todos los veranos». Y no siempre con final feliz. «Esta vez fue el joven, que lo dio todo por salvarse». El chaval resistió, como dice esa canción que tanto se ha escuchado desde los balcones.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.