Adriana Diloy

Creadora del juego de cartas 'Trastolillo'

«Hay jóvenes que aún se reúnenen una mesa para jugar en analógico»

«He creído que era la mejor manera de recuperar toda esta mitología para la gente de mi edad, porque muchos no saben ni siquiera qué es un ojáncano, una anjana o un trastolillo», afirma. Este último personaje, precisamente, es el duende doméstico protector del hogar, que da nombre a la baraja. Una caja que contiene 69 cartas que recogen una ilustración y una descripción de cada uno de los personajes. «Lo que he pretendido es que todo el mundo pueda identificar cada ser mítico con su nombre, su forma, sus poderes y sus formas de relacionarse con la naturaleza», comenta la creadora. Una cántabra que tiene una gran tradición familiar de ilustradores, de donde le viene la vocación artística.

«Voy a seguir estudiando diseño gráfico porque definitivamente es lo que me gusta y lo que me llena profesionalmente». Este primer paso parece estar aprobado con nota. «Todo comenzó hace un año», cuenta, cuando decidió poner en marcha la idea con el apoyo del micromecenazgo.

Adriana había participado con anterioridad en diferentes campañas de mecenazgo en web. «He comprado varios juegos de mesa porque soy muy aficionada y conocía cómo funcionaban estas plataformas», explica. Así que le fue fácil poner en marcha su idea. A los pocos días ya contaba con cerca de 50 apoyos con los que ha podido sufragar los gastos de impresión de las primeras cien copias que venderá de su juego de cartas.

«Los 50 primeros ya están vendidos porque son para la gente que ha participado en el micromecenazgo, y los demás se pueden adquirir por pedido en Instagram (@trastolillo_juego_de_cartas) o en otros establecimientos. «Estará también próximamente en la librería Molaguero de la calle Alta y en otras ferias y mercados de mitología que se organizarán en verano, como el que hacen todos los años en Barriopalacio (Anievas)».

La forma de juego es bien sencilla. Consiste en agrupar lo que ha dado en llamar familias mitológicas. «Hay personajes que tienen cosas en común, como por ejemplo el hombre pez de Liérganes y Lantarón, que es algo así como el dios del Mar Cantábrico. Los dos son acuáticos y por eso decidió agruparlos por familias».

En el estilo tradicional del juego se pueden ir agrupando a todos los miembros para descartarlos después, una vez se completan los diferentes grupos. Los participantes pueden preguntar a los demás por los personajes que les quedan hasta reunirlos a todos.

Otra forma de jugar consiste en usar las cartas de interacción para robar, pasar o mirar las que tiene el contrincante. En este caso se utilizan naipes que ponen en juego las características de cada personaje. «Por ejemplo, si te toca el basilisco, puede dejar petrificado a un jugador con su mirada. Si usas la ijana, puede encandilar a un participante para dejarle fuera de juego», cuenta entre risas su creadora.

El diseño y los colores están muy cuidados. «Las ilustraciones son muy amables. Todos son representados como seres con rasgos muy redondos y fáciles para los niños, porque la intención es que sirvan también como forma de popularizar de nuevo la mitología». Los colores tienen un papel crucial. «Los personajes más malos, como el ojáncano, están rodeados de colores rojos. Los traviesos tienen un halo de naranja, los bondadosos azul y los verdes son los mitos».

La duda es si funcionará de cara a las ventas. «Parece que los jóvenes sólo consumimos ocio en digital y no es así.Conozco muchos jóvenes que aún se reúnen en una mesa para jugar en analógico». Por eso no piensa parar aquí. Adriana ha diseñado ya plantillas para colorear y hasta llaveros. «Son proyectos que están diseñados y sólo falta lanzarlos». Si todo va bien, esta baraja de cartas será sólo el principio.