César Tolosa, un juez de consenso que se siente cántabro

Lo que no se imaginaba el presidente de la Sala Tercera del Supremo es que llegaría a la cumbre de la judicatura española, al Tribunal Constitucional, en plena crisis institucional entre los poderes del Estado. Y no se lo esperaba, entre otras razones, porque «en ningún momento se ha postulado para el puesto, como tampoco lo hizo para el cargo que está apunto de abandonar tras tres años», según señala uno de sus mejores amigos.

¿Cómo ha llegado entonces al puesto deseado por cualquier juez? Pues gracias a su «prestigio», a que es un hombre de «consenso», y a una trayectoria profesional intachable que hace de él una «gran valedor de la carrera judicial». Como muestra de ese «consenso» que genera entre sus compañeros, está el hecho de que el Pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) lo ha designado para el cargo por unanimidad. Aunque había sido propuesto por el bloque conservador, el ala progresista también ha considerado que es apto para el puesto. Eso sí, en una segunda votación (en la primera no alcanzó los apoyos necesarios).

Tolosa accedió a la carrera judicial en 1982 y su primer destino fue en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Molina de Aragón (Guadalajara). En 1984 ascendió a magistrado y recaló en el Juzgado de Instrucción número 5 de Palma de Mallorca. Ese mismo año ingresó en el Cuerpo de Magistrados de Trabajo y ejerció en la Magistratura número 1 de Santander hasta 1990. Posteriormente fue magistrado de la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria y, desde 1993, presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de ese mismo órgano judicial. A finales de los años 90 le tocó instruir la causa por la que, años más tarde, se condenó el entonces presidente del Gobierno regional, Juan Hormaechea, por delitos de prevaricación y malversación de fondos públicos.

En 2004 fue elegido presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, cargo en el que permaneció hasta su nombramiento para el Tribunal Supremo en 2014 con el apoyo mayoritario del pleno del CGPJ. «Es todo un honor y la culminación de mi carrera, el lugar al que todo juez puede aspirar», aseguró entonces, sin saber que ocho años más tarde acabaría siendo nombrado para el TC.

Desde la Fiscalía, pasando por diferentes Salas y por otras dependencias del TSJC, todos destacan la gran profesionalidad y el trato humano de Tolosa. «Es una persona muy capaz, de amplios conocimientos y buen trato», dice uno de los fiscales más veteranos de Cantabria. «Es buen compañero, cercano y accesible», añade el presidente de una de las Salas. «Es un excelente profesional, que durante su etapa de presidente de la Sala de lo Contencioso, además de la calidad de sus resoluciones, logró reducir el retraso acumulado de causas. Como presidente del TSJC, destacaría su profesionalidad, sus excelentes relaciones con todas las instituciones y su carácter dialogante», apuntan desde la Fiscalía Superior de Cantabria.

En 2020, asumió la presidencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Supremo «en un momento muy complicado, con un problema interno grave por la sentencia del impuesto de trasmisiones en la hipotecas». «Supo aunar a todos los magistrados», resalta uno de sus amigos, que lo califica como un «buen gestor» y «austero». «La Sala que tuvimos aquí en Cantabria fue ejemplar y lo estaba siendo ahora en el Supremo. Seguro que en el Constitucional ocurre lo mismo, porque es un hombre muy accesible y fácil de llevar, y un gran profesional».

Más allá de su trayectoria como juez, es miembro de la Comisión Científica del Congreso Nacional de Derecho Sanitario; ha participado en el Fórum de Magistrados del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (Luxemburgo, 2016) y en la reunión del Consiglio di Stato de Italia-Tribunal Supremo de España Sala Tercera (2017). Está en posesión de la Cruz de primera Clase de San Raimundo de Peñafort y de las Medallas al mérito Policial y de la Guardia Civil.

En el ámbito docente, el nuevo miembro del Constitucional ha colaborado tanto con la Escuela de Práctica Jurídica como con la Facultad de Derecho de la Universidad de Cantabria y ha sido profesor de Máster y de diversos cursos de formación en materias relacionadas con las jurisdicciones social y contenciosa-administrativa. Además, es autor de numerosas publicaciones científicas y ha sido director y ponen en numerosos cursos del CGPJ, así como de otras instituciones.

Tras 30 años de carrera profesional en Cantabria, Tolosa se siente un cántabro más, a pesar de haber nacido en Segovia. De hecho tiene una casa en la región a la que acude cada vez que puede. Además, desde hace unos meses su hija mayor es juez en los Juzgados de Castro Urdiales (su otra hija, la menor es policía en Madrid). «Aquí tiene buenos amigos y le gusta venir periódicamente», comenta uno de esos íntimos, con los que durante años jugó al tenis y con los que ahora queda para tomar unas cervezas. «Es una magnifica persona, a la que le gusta pasarlo bien, ayudar a la gente y colaborar en todo lo que se le pida, como hace asiduamente con el Colegio de la Abogacía de Cantabria».

Aficionado a la tauromaquia y seguidor del Atlético de Madrid, a Tolosa le apasiona viajar y leer y es «muy familiar». «Su mujer y sus hijas son su pasión».

Uno de sus amigos cuenta que anoche, horas después de que el Pleno del CGPJ aprobara su nombramiento, Tolosa se mostraba «muy tranquilo». «Está muy contento, ilusionado y con ganas porque llega a la cumbre. Está deseando empezar y enfrentarse a una tarea que no sabe cómo es, pero que seguro que realizará de manera ejemplar».