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El titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Santander ha concluido la investigación de la causa que se sigue contra once jóvenes por los disturbios que tuvieron lugar las noches del 30 (viernes) y 31 (sábado) de octubre de 2020 en el centro ... de la capital cántabra contra el toque de queda acordado por las autoridades sanitarias por el covid.
En el auto que pone fin a la instrucción, el magistrado encausa a estas once personas por delitos de desórdenes públicos agravados y, en algunos casos, también de daños con incendio, resistencia a la autoridad, atentado a la autoridad y lesiones.
La resolución describe las acciones que tuvieron lugar esas dos noches -y también la actuación de cada una de esas once personas- y que se saldaron con varios detenidos, policías heridos y destrozos en el mobiliario urbano.
En concreto, apunta a un joven como líder de la masa concentrada frente al Consistorio ya que, según explica el auto, «en unión de otras personas y entidades, realizó a través de la red social Instagram una convocatoria para acudir a la plaza del Ayuntamiento de Santander a partir de las 23.00 horas»
En el vídeo, el cabecilla -que estuvo en prisión provisional durante tres meses después de los altercados- «aparecía embozado, empuñando una catana y un cuchillo de grandes dimensiones» y manifestaba: «Sacaremos las armas contra los cerdos bastardos de la élite, revolución o muerte».
Los incidentes más graves se produjeron el día 30 por la noche, poco después de inicrase el toque de queda que obligaba a los ciudadanos a estar en c asa a las 23.00 horas. 150 jóvenes se congregaron en la plaza del Ayuntamiento de Santander, bajo gritos de «¡libertad!» y se encararon contra la Policía Nacional. Estas personas habían acudido a una concentración convocada a las once de la noche en ese punto a través de las redes sociales contra las medidas impuestas a raíz del estado de alarma. Los incidentes se desencadenaron cuando la Policía les conminó a abandonar la zona y a dirigirse a sus domicilios, ya que se acercaba la hora en que daba comienzo el toque de queda.
El ambiente se caldeó de tal manera que algunos de los manifestantes arrojaron bengalas ardiendo a los agentes, piedras, botellas, adoquines que arrancaban del suelo... También cortaron la carretera tirando contenedores y causaron daños en mobiliario urbano y en algún vehículo. Llegaron a lanzar un monopatín contra una de las patrullas, que acabó con la luna reventada. Hubo carga policial contra los más violentos, provocando escenas que mantuvieron en vilo a los ciudadanos del centro.
Esa noche también se vieron arder contenedores de basura (en el entorno del Río de la Pila, en la calle Santa Clara...) y destrozos en el mobiliario urbano de varios puntos de la ciudad.
Según señala el juez, «la finalidad de esta llamada era atentar contra la paz pública, realizando destrozos y enfrentándose a la Policía, todo ello, en protesta por las medidas sanitarias que el Gobierno regional había acordado» por la pandemia del coronavirus.
Como consecuencia de esa llamada, unas 120 personas se concentraron en la Plaza del Ayuntamiento de Santander «desarrollando comportamientos tales como quema de contenedores y destrucción de papeleras y material urbano, lanzamiento de piedras y botellas contra los vehículos policiales, agresiones a los agentes y otras conductas consistentes en ejecutar actos de violencia sobre personas y cosas, siempre con la intención de alterar gravemente la paz pública». Esa noche, los daños en mobiliario urbano ascendieron a 10.793 euros.
Una noche después, se volvieron a convocar concentraciones en la ciudad «con menor afectación a la seguridad ciudadana gracias al dispositivo policial», si bien «se produjeron quema de contenedores y otros daños a propiedad privada y mobiliario urbano, actuando en todo momento los autores de los mismos con la finalidad de alterar la paz pública».
Las actuaciones descritas en el auto pueden responder, entre otros, a un delito de desórdenes públicos y es que los atestados policiales «narran conductas tales como quema de contenedores y destrucción de papeleras y material urbano, lanzamiento de piedras y botellas contra los vehículos policiales y los agentes».
«Es irrelevante la justificación que algunos pretenden ofrecer, relativa a la protesta contra las medidas sanitarias que se han adoptado por las autoridades, a raíz de la nueva declaración del estado de alarma», señala el auto.
Por el contrario, «la única finalidad posible de las conductas narradas en los atestados es crear un sentimiento de miedo y desasosiego entre la ciudadanía como 'respuesta' a las prohibiciones y limitaciones impuestas, especialmente las que se proyectan sobre el ocio nocturno».
Esta impresión del magistrado «se robustece tras ver el video que uno de los detenidos cuelga en Instagram, erigiéndose así en promotor de la pretendida protesta», donde aparece con una catana y un cuchillo de grandes dimensiones.
«Por tanto -continúa-, en relación a la posible colisión con el ejercicio de un derecho fundamental como es el de manifestación o reunión, que pudiera justificar en alguna medida estos hechos, tal causa de justificación no puede entenderse concurrente».
Finalizada la instrucción, se ha dado traslado a las partes para que presenten escritos de acusación. Si los hubiere, el juez acordará la apertura de juicio oral, paso previo para que las defensas de los encausados aporten sus escritos. Posteriormente, la causa sería elevada al órgano de enjuiciamiento.
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